Borrar
¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Sergio Galán clava un par de banderillas al sexto toro de la tarde. :: efe
Orejas de lluvia y barro

Orejas de lluvia y barro

Bajo la tormenta, Sergio Galán, Hermoso de Mendoza y Lea Vicens cortan una oreja cada uno, aunque de muy distinto valor

EFE

MADRID.

Domingo, 3 de junio 2018, 10:32

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Un total de tres orejas, aunque de muy distinto valor, se repartieron los tres rejoneadores que actuaron ayer en Las Ventas, que contaron con el buen juego de los toros de Carmen Lorenzo pero también con la dificultad añadida de tener que lidiarlos bajo la tormenta y sobre un peligroso lodazal.

La imagen de un toro y un torero enfrentándose en medio de un aguacero ya se ha convertido en el recurrente icono de este San Isidro, hasta el punto de que tal circunstancia ha sido suficiente para que el público, en reconocimiento al esfuerzo, haya premiado generosamente alguna de esas mojadas faenas.

FICHA DEL FESTEJO

  • uToros Seis toros de Carmen Lorenzo (5º y 6º con el hierro de El Capea), despuntados para rejones, dispares de volúmenes y de encornaduras, y de muy buen juego en general, aunque algunos mansearon de salida.

  • uToreros. Hermoso de Mendoza, con casaca negra y plata pinchazo y rejonazo trasero contrario (silencio); rejonazo contrario (oreja). Sergio Galán, con chaquetilla gris marengo: rejonazo trasero contrario (oreja); pinchazo y rejonazo delantero contrario (ovación tras petición de oreja). Lea Vicens, con chaquetilla negra y azabache: tres pinchazos y rejonazo trasero (palmas tras leve petición).

  • uPlaza Vigésimo sexto festejo de abono de la feria de San Isidro, con lleno en los tendidos (23.181 espectadores, según la empresa), en tarde de tormenta y con lluvia constante desde la lidia del tercero. El festejo comenzó con varios minutos de retraso para que se acondicionase el ruedo.

Pero, hasta el festejo de ayer, la imagen no se había producido con los rejoneadores, para los que el barro que se genera en el ruedo supone asimismo un hándicap y, aún más, un grave riesgo para sus cabalgaduras, más susceptibles de resbalarse en el suelo mojado.

Ese fue el verdadero mérito de la terna de jinetes de esta tercera corrida de rejones de la feria, pues justo a la salida del tercer toro comenzó a descargar sobre Las Ventas una fuerte tormenta que fue convirtiendo el escenario en una auténtica pista de patinaje.

Afortunadamente, no hubo que lamentar ni caídas ni desgracias, sino que incluso se cortaron hasta tres orejas, aunque, eso sí, de muy distinto peso específico. Y alguna de ellas, como la que paseó Lea Vicens del sexto, sin ninguno.

El trofeo de mayor valor y autenticidad lo cortó Pablo Hermoso de Mendoza del segundo de su lote, después de que ante el bravo primero, todavía con el ruedo en condiciones aceptables, luciera mejor toreando de costado que clavando banderillas.

Pero con el cuarto, ya con la plaza totalmente embarrada, el maestro navarro hizo un alarde de dominio y de valor, llevando prendidas las embestidas del encastado ejemplar a centímetros de la grupa de su caballo 'Disparate', siempre con una notable exposición y clavando banderillas por delante y con verdad.

Sergio Galán, que también expuso sobre el barro con el quinto en una faena muy similar salvo en su remate, fue el primero en abrir el 'marcador' tras recrearse en embroques muy templados y frontales con el toro que salió en segundo lugar, justo antes de que se desatara la tormenta.

Lo mejor de su actuación, tanto con uno como con otro, fueron los pares de banderillas a dos manos sobre 'Apolo', un caballo de capa isabela con el que así logra llegar al cenit de sus faenas.

A Lea Vicens sí que le tocó lidiar sobre el lodo a sus dos toros, aunque con el bravo tercero el ruedo aún no estaba en las pésimas condiciones que lucía en el turno del noble toro que cerró plaza.

Con todo, ni con uno ni con otro se centró la francesa, muy despegada y destemplada al torear y aún más desacertada al clavar, por mucho que se le premiara al final con una barata oreja de consolación, absolutamente intrascendente en comparación con las que se ganaron sus compañeros de cartel.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios