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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
El diestro Paco Ramos en su faena con la muleta. :: efe
Notable corrida de Adolfo Martín

Notable corrida de Adolfo Martín

Gran ambiente de toros en la apertura del abono de la Magdalena, corrida en la que tres toreros de la tierra tuvieron suerte dispar

BARQUERITO

CASTELLÓN.

Lunes, 25 de marzo 2019, 09:04

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Nunca había lidiado Adolfo Martín en Castellón. Ni en los años en que el abono de la Magdalena se repartía a medias entre hierros toristas y hierros que no. Tampoco a partir del momento en que los encastes Domecq vinieron al copo excluyente. El retorno de Victorino hace solo un año -homenaje póstumo al ganadero, que estaba muy vinculado con Castellón- se saldó con un desencanto mayúsculo. El encaste Saltillo-Albaserrada, sin embargo, se salvó de la quema y, en la llamada Corrida de la Provincia -patrocinada y sufragada por la Diputación Provincial- se apostó por Adolfo, que tuvo el detalle de corresponder y trajo para la ocasión ocho toros. Una corrida impecable. Entraron en sorteo seis. Un sobrero de propina,

La corrida -dos cinqueños jugados de tercero y quinto- fue de espléndidas hechuras. No engañaron las fotos. En tipo y en peso, muy bien rematados -dos negros, dos entrepelados con cincha cárdena y dos cárdenos-, los seis lucieron serias caras. Los dos menos ofensivos, cuarto y quinto, tuvieron cuajo mayor. El más sacudido, segundo de corrida, fue de una particular movilidad a pesar de ser duro de manos y hasta de apoyarse en ellas. Los tres más armados se abrieron en lotes separados. Primero y sexto, nobles y bravos, sacaron antes o después el son privativo que distingue al encaste. El que completaba el terceto de nota, quinto de corrida, se estiró felinamente pero claudicó varias veces. Pese a su agresividad natural, esos tres toros dejaron estar, y aguantaron y resistieron enteros trasteos larguísimos. El más duro de roer fue el listo segundo. El menos lucido, el cuarto, que, mirón, se frenó y acabó pegando topetazos a la defensiva, no aculado en la puerta de toriles, pero a un palmo de la primera raya.

FICHA DE LA CORRIDA

  • Toros Seis toros de Adolfo Martín.

  • Toreros Paco Ramos, una oreja y saludos tras aviso. Abel Valls, silencio y silencio tras aviso. Vicente Soler, saludos y saludos tras aviso. Curro Robles y Domingo Siro hicieron valer con quinto y sexto su oficio de largos peones de brega. Josele Ibáñez lidió bien al primero.

  • Plaza Castellón. Corrida de la Provincia. 1ª de feria. Primaveral. 6.500 almas. Dos horas y cuarenta minutos de función.

Lo que de partida marcó la fiesta fue no tanto el reclamo del toro como el hecho de que el cartel se compusiera de tres toreros del país. Paco Ramos, de Onda; Abel Valls, de Castellón capital; y Vicente Soler, de Burriana. El ambiente -un festejo matinal de anillas- era, a la hora de comer, de gran tarde de toros. Tres cuartos de plaza, lo que no sucedía en Castellón hacía mucho tiempo. Se sintió el apoyo de los socios, sobre todo en el caso de Soler y su gente de Burriana, que obligó a arrancarse a la Banda Municipal, que suena de maravilla pero no regala pasodobles.

Con Paco Ramos pareció más frío el personal. Probablemente porque le tocó partir plaza y, aunque firmó una faena de hermoso concepto -ni gritos, ni pisotones, engaños bien blandidos, buena colocación-, se pasó de metraje. El toro, que le puso los pitones en el chaleco pero sin hacer por Ramos -y ni afligirse ni inmutarse-, se puso andarín a partir de la quinta tanda.

No hubo toro que se librara de las tandas apiladas en monótona montonera. Ni siquiera las dos de Vicente Soler, que sometió a tercero y sexto a tratamiento severo: muleta al hocico, muleta de tapar, muletazos muy despegados pero poderosos. Tanto Ramos como Soler lidiaron de salida para fijar sus toros a la manera de Octavio Chacón, que ha empezado a hacer escuela. Solo que Chacón se las gasta de ese modo con toros de otro calibre y otra condición. Abel Valls anduvo desbordado en sus dos bazas, pero se empeñó también en faenas de nunca acabar.

El palco perdonó avisos. Árbitro casero. Los tres de terna anduvieron desafortunados con la espada, con la excepción de la estocada tendida pero letal con que Paco Ramos despenó al primero. Paco firmó los dos quites más breves y logrados de la tarde: por mandiles y media. Soler, los más aparatosos. De parte de Soler, además, la firma de dos tercios de banderillas sin mayor fortuna. No es sencillo cuadrar en la cara un toro de Saltillo. Porque corta, espera y persigue.

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