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EFE
Viernes, 16 de agosto 2019, 09:51
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Los diestros Álvaro Lorenzo y Antonio Ferrera salieron ayer a hombros en Gijón, con dos triunfos de distinto valor y peso, pues mientras que el del primero fue logrado a base de buen toreo, el del otro, mucho más barato, llegó gracias a dos faenas manieristas y de poco contenido. Pero supo conectar Ferrera con la gente gracias a su habitual puesta en escena y tremenda personalidad. Lo hizo ya con el capote, tanto en las mecidas verónicas de recibo a su primero como en un quite por chicuelinas; con la muleta mantuvo el ritmo con una faena que aunó arrebato y esa afectación en las formas tan característicos en él.
Pero, a decir verdad, en lo fundamental faltó reposo y sobraron brusquedades en una labor perfilera y lineal, sobre todo al natural, por donde le pegó los pases siempre para fuera y agarrando la muleta por el extremo del palillo para soplarle al noble «montalvo» unos latigazos de aquí te espero. Estocada contraria, descabello y primera oreja de la tarde. Un guión similar llevó a cabo frente al flojito cuarto, donde el manierismo fue más patente para llegar a los tendidos, que disfrutaron de esa manera de componer y acompasar tan peculiar, que pegó muchos pases, algunos mirando al tendido, pero solo algunos sueltos tuvieron su aquel, pues la mayoría salieron tropezados o incompletos. Otra oreja para él.
uToros Toros de Montalvo, el segundo como sobrero, bien presentados, noblotes pero flojos y bajitos también de raza, de esos que se dejan pero dicen poco. Segundo y quinto fueron los que más complicaciones desarrollaron.
Toreros. Antonio Ferrera estocada contraria y descabello (oreja); estocada baja con derrame (oreja tras aviso). Paco Ureña: estocada caída (ovación tras aviso); pinchazo, estocada desprendida y tres descabello (ovación tras dos avisos). Álvaro Lorenzo, que sustituía al Fandi: estocada desprendida (oreja tras aviso); estocada trasera y descabello (oreja tras aviso).
uPlaza La plaza registró dos tercios de entrada (unos 6.000 espectadores) en tarde espléndida.
Álvaro Lorenzo volvió dejar buena imagen en el Bibio. Con su apagadito primero exhibió un muy buen sentido del temple en el cadencioso trazo de los muletazos sobre ambas manos. No fue faena compacta, pues el toro iba cada vez más a menos, pero sí de ver la evolución de un torero que cerró su quehacer con alardes en la distancia corta como varios circulares invertidos y unas ceñidas bernadinas. Estocada a la primera y oreja. Con el sexto volvió a rayar a buen nivel Lorenzo a lo largo de una faena en la que tuvo que poner todo de su parte para mantener el diapasón ante un toro que se apagó muy rápido y al que, así y todo, le pegó pases de muy buen corte por los dos pitones. Cortó la oreja que le hacía falta para repetir salida a hombros.
El toro del debut de Ureña en Gijón fue devuelto por su invalidez. En su lugar salió un sobrero del mismo hierro más recogido de pitones, más feo también y, peor aún, con poca raza, sin emplearse. Pero Ureña mostró su gran capacidad para ir desengañándolo y meterlo en las telas, primero al natural, por donde lo dominó en dos series de mucha autoridad, de las de «aquí estoy yo». A derechas también anduvo muy resolutivo el de Lorca, que acabó imponiéndose también por ese pitón para acabar pegándole pases también de buena factura dentro de una labor muy meritoria. La tardanza del toro en doblar tras la estocada hizo que el ambiente se enfriara, esfumándose así una más que posible oreja. Con el quinto tampoco le acompañó la suerte.
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