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El diestro Ángel Téllez durante la corrida de toros de la Feria de San Isidro, este martes en Las Ventas de Madrid. EFE
Una faena bellísima de Ángel Téllez para una tarde primaveral en Madrid

Una faena bellísima de Ángel Téllez para una tarde primaveral en Madrid

Serio percance de Joselito Adame, volteado por el cuarto de corrida, mientras Téllez se proclama de momento como el torero revelación de la feria de San Isidro

BARQUERITO

Martes, 17 de mayo 2022, 23:32

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En el ecuador de una corrida de casi tres horas, con un tercer toro de Arauz de Robles apagadito pero noble, se pudo ver este martes una faena espléndida de Ángel Téllez en las tardes primaverales de Madrid. Impecable, rigurosa, de muy cara categoría, modelo del bien torear. Elegante, breve y precisa. Ejemplo de toreo templado. Toda una revelación. No para quienes estuvieran en la pista del torero, parado a la fuerza durante el paréntesis de la pandemia. Sí para la inmensa mayoría. La vuelta al ruedo, parvo premio para tan rico trabajo, fue clamorosa. De las que anuncian la llegada de un torero nuevo.

Siendo la faena de Téllez el acontecimiento de la tarde, pasó que, recién cruzado el ecuador, al abrir con una estatuario pegado a tablas, Joselito Adame sufrió una espantosa voltereta. El toro, grandullón, en viaje a querencia, se venció por la mano izquierda y en un violento zigzag prendió al torero de Aguascalientes, lo encampanó y arrojó contra tablas y estribo. Luego, salió en huida.

Joselito pareció quedar inconsciente. Encogido en postura fetal, del todo desvalido. Llegaron compañeros de terna y banderilleros a protegerlo con descuido del toro, que estaba suelto y podía todavía ser una amenaza. Fue Fernando Sánchez, el gran rehiletero toledano, quien acertó a llevarse al toro de la zona de peligro. Al final de la corrida, el parte médico dio fe de una contusión en cervicales que podría haber sido fatal. En la memoria de muchos estaba fresca la grave lesión de vértebras que aquí mismo sufrió Emilio de Justo en la tarde del Domingo de Ramos. No fue tanto.

Lo que vino después fue que, apenas repuesto, pálido y quebrado, Joselito se empeñó con el toro, se llegó hasta los medios, le dio distancia y se lo trajo por la mano derecha, y eso lo hizo en dos tandas limpias, ligadas y abrochadas. Brusco, crudo tal vez por poco picado, el toro protestó por la mano izquierda y Adame tuvo que abrirlo. Retomó la faena por la mano clara -embestidas entregada- y antes de la igualada abrochó con una tanda abierta con el pase de las flores y cerrada con otra muestra del repertorio amexicanado de Victoriano de la Serna: las valencianas frontales, laserninas, según el catálogo del toreo de muleta.

Las Ventas. 10ª de feria. Primaveral. 13.602 almas. Dos horas y cuarenta minutos de función. Un minuto de silencio en memoria de Javier Arauz de Robles, fallecido el pasado invierno. Los toros, con divisa negra en señal de duelo por el ganadero.

Cinco toros de Arauz de Robles y un sobrero -1º tris- de Chamaco (Hermanos Borrero).

Joselito Adame, ovación y vuelta tras un aviso. Pepe Moral, silencio tras dos avisos y silencio. Ángel Téllez, vuelta y ovación tras un aviso.

Un par extraordinario de Fernando Sánchez al cuarto toro.

Joselito Adame, cogido por el cuarto, atendido de una contusión cérvico-dorsal con erosiones en el cuero cabelludo. Pendiente de estudio radiológico. Pronóstico reservado.

A pesar del esfuerzo -sin gestos de más, con parte del cuero cabelludo arrancado y sangrante- Joselito se encontró con la intransigente exigencia de quienes se negaron a valorar lo heroico del trabajo. La mayoría se rompió a aplaudir las manos en una vuelta al ruedo memorable. Adame caminaba como ido, flotando sobre la arena. Y, luego, pasó a la enfermería.

El sesgo tan alarmante que tomó de pronto la corrida no hizo olvidar la faena tan bella de Téllez que acababa de verse y saborearse. El toreo con la izquierda fue de una lentitud increíble. Dos tandas de antología, subrayadas con olés secos. Detalle final: dos naturales de frente, ligados con una trinchera y el pase de pecho a pies juntos mirando al tendido. Un gesto de suficiencia y seguridad. En quites en ese tercer toro rivalizaron Joselito y Téllez. Adame, por gaoneras, en los medios, con larga al revuelo de remate y el capote al hombro en el desplante. Téllez, por chicuelinas y larga sedosa.

Torero sabio

La corrida empezó muy tropezada. Por tullidos se devolvieron el primero de sorteo y el primer sobrero, de los hermanos Borrero. El segundo sobrero, del hierro de los Borrero que se anuncia Chamaco -el apodo de su progenitor-, se movió mucho y bien, humilló y repitió. Fue de rebote el toro con el que Joselito Adame vino desde México a celebrar los quince años de su alternativa. Una faena de torero sabio para elegir distancias, darle al toro cuerda y bajarle la mano porque en la mano tuvo siempre al toro. En los remates de tanda, que fueron muchas, Joselito remató con molinetes de muy variada forma. El molinete de adorno y recurso, y alarde.

Pepe Moral, en tarde sin fortuna, se llevó el más manso del sorteo -el segundo- y un quinto con el que porfió sin fe y pegando demasiadas voces. A pesar de llevarse dos horas y pico en la plaza, la gente esperó a Téllez. Pero con el sexto toro, parado, incierto por distraído, suelto de todos los viajes, fue del todo imposible repetir. La faena fue seria y de mérito. No brillante.

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