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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?

El ambiente ganó a los resultados en el festival de Sevilla

El extremeño Miguel Ángel Perera, que sustituía a Manzanares, fue junto a Diego Ventura, lo más destacado

ÁLVARO R. DEL MORAL

SEVILLA.

Domingo, 13 de octubre 2019, 12:37

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El festival benéfico celebrado ayer en Sevilla logró su principal objetivo: llenar hasta los topes la plaza de la Maestranza, aunque el resultado final del festejo no estuvo a la altura de la expectación levantada y del gran ambiente que se vivió en los tendidos. El festejo se había organizado al poderoso reclamo de dos cofradías de referencia: las de la Esperanza de Triana y El Baratillo, definitivas protagonistas junto a los toreros participantes de un evento que logró llenar hasta la bandera los tendidos de la plaza de la Maestranza y llenar las respectivas bolsas de caridad de las hermandades. Ese ambiente se reforzó con una discreta decoración a base de enseres cofrades, el pasacalles de la banda de Tejera y hasta el regalo de estampitas con las imágenes titulares de las cofradías beneficiarias. Los tendidos estaban repletos de un público inusual, algo desubicado, que tributó la ovación más fuerte de la tarde a la interpretación de la Marcha Real antes de que se rompiera el paseíllo. Pero en el aspecto meramente taurino, el festejo no alcanzó las cotas esperadas. Gran parte de culpa la tuvo el juego de algunas reses, aunque también hay que reconocer que otros de los toracos cinqueños enviados por los Núñez del Cuvillo no fueron aprovechados en la medida de sus posibilidades.

Lo más destacado del festejo llegó de la mano de Diego Ventura y Miguel Ángel Perera. El jinete de La Puebla se mostró simplemente magistral, brillando muy por encima del escaso fondo del ejemplar de María Guiomar de Moura que se había preparado para la ocasión. La actuación del rejoneador cigarrero fue apabullante en todas sus fases, aunque a su grandiosa exhibición de toreo a caballo le faltó mejor refrendo con el acero definitivo.

FICHA DEL FESTEJO

  • uToros Un novillo de María Guiomar de Moura para rejones, soso y remiso. Los matadores de toros despacharon sendos ejemplares de Núñez del Cuvillo, de dispar presentación y pasados de edad. Fue flojo y soso el segundo; noble pero a menos el tercero; más que potable el basto cuarto y algo mansito el quinto. El sexto fue un utrero de López Gibaja, bruto y descompuesto.

  • uToreros El rejoneador Diego Ventura, oreja. Morante de la Puebla, ovación. Miguel Ángel Perera, que sustituía a José María Manzanares, dos orejas. Cayetano, ovación. Pablo Aguado, vuelta al ruedo tras petición. El novillero Jaime González-Écija, vuelta al ruedo tras petición.

  • uPlaza Se llenó hasta la bandera en tarde muy calurosa. La banda de Tejera, que realizó un pasacalles por el ruedo antes del comienzo del festejo, tocó la Marcha Real antes de deshacerse el paseíllo para conmemorar la Fiesta Nacional de España.

Los tendidos rugieron

Perera, que había entrado sustituyendo al anunciado Manzanares, formó el primer lío con el percal. Los capotazos a una mano, cambiando el engaño por la espalda hicieron rugir a los tendidos, que vivieron entregados por completo la intensa faena del extremeño desde los tersos y templados muletazos de rodillas con los que abrió fuego hasta la estocada final. Su labor había roto por completo en un circular invertido que prolongó con un cambio de mano. Fue el preludio de una maciza y honda serie diestra que se acabó convirtiendo en un impresionante arrimón en el que tuvo que sortear los pitones rozándole las rodillas. Las luquecinas, muy jaleadas, sirvieron de epílogo de una labor rematada con una estocada trasera. Cortó dos orejas que marcaron la diferencia.

A partir de ahí no hay mucho más que contar. Morante, una vez más, se estrelló con un novillo flojo y soso con el que sólo pudo dejar detalles, algún natural suelto y ganas de agradar. Mucho más potable fue el feísimo y basto cuarto, que obedeció siempre en la muleta de Cayetano sin que éste lograra acoplarse por completo.

Aguado, que fue obligado a saludar antes de que soltaran a su toro, tampoco logró reeditar el faenón de la pasada Feria. Sí cuajó algunos lances de primor que fueron jaleados. Con la muleta en la mano hilvanó una faena llena de detalles de buen gusto y retazos de temple que no terminó de coger vuelo. Al toro, mansito, también le faltó un punto más en la embestida.

Cerraba el cartel el novillero ecijano Jaime González-Écija, triunfador del ciclo de promoción celebrado en la propia plaza de la Maestranza el pasado mes de julio. El chaval estrelló sus muchas ganas con un novillo bruto y rebrincado que brindó a todos sus compañeros. Le pidieron una oreja como premio a su indeclinable voluntad que el palco denegó.

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