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Sabina bromea con el bombín que legó al Instituto Cervantes y que depositó en la Caja de las Letras. EFE

Joaquín Sabina: «Volveré a los escenarios para decir hola y adiós»

El Cervantes homenajea al cantautor, que depositó en la Caja de las Letras un bombín y varios manuscritos de canciones y sonetos

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Martes, 5 de octubre 2021, 19:10

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Tras medio siglo en la carretera, Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 72 años), no ha logrado vencer su miedo escénico. «Siempre creo que voy a defraudar al público», confesó ante el respetable que le aplaudía con ganas en el Instituto Cervantes, en cuya acorazada Caja de las Letras depositó ayer un legado. La institución homenajeó al legendario cantante, poeta de seductora voz quebrada, juglar simpático y querido, con alma de maldito, que departió sobre lo divino y lo humano con otros poetas y amigos: el director del Cervantes, Luis García Montero, Benjamín Prado y la periodista Nativel Preciado.

Sabina confesó que nunca se sintió cantante, que si es algo es un bibliófilo y lector empedernido, que el dinero jamás le preocupó, o que hacer sonetos es muy distinto de hacer canciones, «a las que les conviene ser un poco cursis». Contó como se gastó en un pub las cinco libras que le dio George Harrison tras oírle cantar rancheras en 'Lupita', un garito de Londres, o que no se tiene por buen padre, marido ni amante, y sí por un amigo leal.

«No he superado jamás el miedo escénico y siempre creo que voy a defraudar al público»

Escritor de sonetos y de un puñado de canciones ancladas en la memoria colectiva de varias generaciones, ha vendido millones de discos y aún llena pabellones, plazas de toros y salas de conciertos en multitud de países. Pero no piensa volver de inmediato a los escenarios. «Me encuentro bien», dijo feliz y libre de acoso del covid. «Me he portado como un ciudadano ejemplar, no he salido, he llevado mi mascarilla, he seguido fumando y bebiendo, pero no pienso volver a los escenarios mientras la gente ande con mascarillas, no pueda levantarse, fumar o tomar una copa». «Y me temo que eso, en Latinoamérica sobre todo, no será hasta dentro de un año y medio, por lo menos. Entonces volveré para decir hola y adiós», aseguró.

No recuerda Sabina «un solo momento» de su vida en el que pensara en ser cantante. «Tengo una guitarra desde los 14 años, pero mi principal pasión era y es leer. En casa apenas se escucha música, y menos mía. Se escucha buena música», ironizó alguien que no le pide ni le reprocha nada a la vida. «He escrito un libro, he tenido dos hijas y he replantado un olivo. No me falta nada. Estoy moderadamente en paz conmigo mismo», dijo. «Pensamos de jóvenes que nunca seríamos adultos, porque todos los adultos eran unos hijos de puta. He llegado a los 72 años y aún no me considero un hijo de puta, y con eso me basta» agregó risueño. «Nunca me he creído ni un gran poeta ni un gran cantante, soy un pintor de brocha fina y creo que no he sido nunca ni un marido, ni un padre, ni un amante ejemplar, pero he sido y soy un amigo leal», se ufanó.

Bibliófilo irredento, depositó Sabina en la caja número 1.237 de la cámara acorazada del Cervantes la colección completa de la revista literaria argentina 'Sur', una publicación de referencia entre 1931, cuando la fundó la escritora Victoria Ocampo, y 1992. La impagable colección cuenta con los 371 números publicados y se encuentra en perfecto estado, lo que añade más valor a «una revista mítica, con más de medio siglo de creación literaria y con el legado de los exiliados españoles».

Bombines y sonetos

También depositó uno de sus icónicos bombines, el manuscrito de su canción 'Que se llama soledad' y el de 'Puntos suspensivos' -«mi soneto favorito»- junto a una primera edición de 'Ciento volando de catorce' con todos sus sonetos. Incluyó varios dibujos, -«cuatro gallos de pelea y una pareja asturiana»- y media docena de fotografías de amigos como Ángel González, Javier Ruibal o Almudena Grandes, además de Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.

«No he sido nunca ni un marido, ni un padre ni un amante ejemplar, pero he sido y soy un amigo leal»

«Es la primera vez en mi vida que una institución de tanta prosapia y alcance me invita, y me siento en mi casa», dijo con su voz áspera y vestido de riguroso negro un agradecido Sabina. «Ahora que se dicen tantas tonterías sobre la marca España, sabemos que nuestra mayor riqueza, y no solo cultural, es el idioma, y estoy muy orgulloso de estar en la casa del idioma, llevada magistralmente bien por su actual director», regaló lo oídos de su buen amigo García Montero. «Me hubiera gustado sacarle la primera edición del 'Ulises' de Joyce pero no he podido», bromeó el director del Cervantes.

Un Luis García Montero que le devolvió los halagos a «mi hermano Sabina» junto a la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxell Batet, quien les acompañó en el acto de entrega de una donación perpetua que pasará a formar parte de la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes. «Su generosidad ha sido tal, que es Sabina quién hace un homenaje al Instituto Cervantes y su a su biblioteca», aseguró muy agradecido Luis García Montero.

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