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Pablo Milanés.
El renacimiento de Pablo Milanés

El renacimiento de Pablo Milanés

El músico cubano, recuperado de un trasplante de riñón, celebra medio siglo de carrera con 'Renacimiento', un nuevo disco donde confluye la influencia de la música barroca con el sonido cubano y el jazz

Rosario González

Sábado, 21 de febrero 2015, 01:30

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Con medio siglo de carrera a sus espaldas, 54 discos editados, un trasplante de riñón y más de una veintena de operaciones de cadera, sorprende la ilusión y la vitalidad intelectual que se desprende de una charla con PabloMilanés. El músico cubano regresa a los escenarios tras seis años de «vacío creativo» con nuevo disco y muchas ganas de compartir con el público la pasión que sigue imprimiendo a la música con 71 años recién cumplidos.

El título de su nuevo trabajo, 'Renacimiento', es toda una declaración de intenciones para un artista formado musicalmente con influencias renacentistas y barrocas, pero sobre todo para un hombre que superó con éxito hace unos meses una operación de trasplante de riñón, donado por su mujer, la historiadora Nancy Pérez, en un «acto de amor indiscutible». «Ha sido un renacer en todos los sentidos; de creatividad, después de seis años sin hacer un disco por el vacío de creatividad; y también un renacer físico, me siento muy bien y muy capacitado físicamente, como nunca, como hacía muchos años, y eso también me da muchas fuerzas para crear», explica Milanés acomodado en una silla alta del lobby del hotel madrileño donde se aloja desde hace años en cada una de sus visitas.

Músico de la vieja escuela, Milanés sigue concibiendo la música como el motor de su vida; alimentado por la pasión y el ansia por trabajar, por dar a conocer sus creaciones y, sobre todo, por que el público entienda su mensaje en ese acto de fe y de «magia» que se produce cuando el artista sube al escenario para ofrecer su forma de ver la vida. «Lo que está aconteciendo en el mundo es digno de cantarse, como el trovador que ejerce de cronista desde los tiempos medievales», evoca Milanés, un revolucionario confeso para quien «la música no es un fusil ni una bala, pero sí un elemento positivo para pensar, reflexionar y hacer cambiar también».

Su munición en este caso es una mezcolanza entre esas influencias renacentistas y barrocas que reivindica, junto a otros muchos géneros de la música cubana. De la conga que reina en los carnavales cubanos al guagancó que forma parte de la rumba cubana, pasando por los aires populares «que baila el pueblo llano» como el danzón, la guajira y el propio son, este último como «síntesis» de todos esos elementos. Y aderezado con el jazz que tanto influenció la juventud del artista. «Algunas son obras más desconocidas internacionalmente y sirven para acercar sonidos, mostrar cómo son una gran fuente de inspiración y lo que ha aportado la música cubana a la música del mundo».

El 'maquillaje' cubano

Comprometido con la revolución cubana, Milanés nunca ha tenido reparos en pronunciarse sobre la actualidad social o política de su país de origen, en el punto de mira por el histórico restablecimiento de relaciones con Estados Unidos. «Es un acercamiento válido; en primer lugar por la liberación de presos que estaban en prisiones norteamericanas tras un juicio que fue amañado y, en segundo lugar, porque creo que la reunificación definitiva de la familia cubana se va a realizar con las relaciones entre Cuba y EE UU», resume el artista. «Lo demás está por ver; si Cuba flexibiliza y da libertades al pueblo para ejecutar su talento en tareas que lleven al país hacia adelante y EE UU intenta no forzar demasiado ni penetrar pretendiendo que se convierta nuevamente en una colonia».

Mantiene sin embargo su escepticismo sobre las medidas aperturistas de las que Cuba hace gala desde hace años, un mero «maquillaje» que, a su juicio, no resuelve «la situación que vive el pueblo llano». «Hay que ir al fondo de la cuestión y dar participación absoluta al pueblo de Cuba para decidir su futuro en todas las facetas», reclama Milanés, que desde hace un cuarto de siglo viene reclamando al Gobierno cubano restañar la herida que infligió a miles de ciudadanos, a quienes confinó en los campos de trabajo de la UMAP que existieron en Cuba entre 1965 y 1968, y donde el propio Milanés fue enviado en el año 1966. «Hace 25 años que lo denuncio y 25 años que espero el perdón».

Mientras tanto, Pablo Milanés se bebe la vida a sorbos gigantes, inspirándose en lo cotidiano. «Y en la musa, cuando baja», bromea el artista, que observa con ojo clínico la cultura de lo efímero que parece imperar en las artes. «Hay una crisis de talento formada en parte por los medios de comunicación, que manejan un talento mediocre, superficial», lamenta Milanés. «En el pueblo, en la base, hay talento, pero no se utiliza; los medios utilizan estrellas inventadas que explotan a los dos años y se inventan otra. Así vamos de estrella en estrella que se opacan a sí mismas porque no tienen ningún valor estético, social, de calidad musical o poético, y no le dan valor a los verdaderos talentos que quizá tiene menos valor comercial».

La receta contra la mediocridad, continúa, reside en su creencia en «lo cíclico». «Los pueblos se cansan de las cosas y esta etapa pasará porque agotará el gusto de la población. Este ciclo va a pasar, es la única ley que se impone».

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