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Horacio Castellanos. EFE
Horacio Castellanos Moya, un perro viejo tras los cristales de la lucidez

Horacio Castellanos Moya, un perro viejo tras los cristales de la lucidez

El escritor salvadoreño relata sus pensamientos más íntimos sobre el deseo y el sexo, pero con distanciamiento «para observar así mejor la propia locura»

Álvaro Soto

Madrid

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Sábado, 8 de junio 2019, 19:05

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«Cuando uno es impúdico, poco importan ciertas reacciones y pensamientos de los demás», afirma el escritor Horacio Castellanos Moya (San Salvador, 1957), que se lanza a la prospección interior en 'Envejece un perro tras los cristales' (Literatura Random House). Este libro, a su vez reúne, dos volúmenes de Castellanos, 'Cuaderno de Tokio' y 'Cuaderno de Iowa', escritos durante dos estancias universitarias y que reúnen aforismos en los que el lector se acerca a una de las voces más sobresalientes de la literatura hispanoamericana contemporánea.

«Tanto en Tokio como en Iowa tuve la sensación de estar solo, una soledad cósmica que el ser humano siente al alejarse de su propia cultura, y escribir sirve para sobrellevar la soledad y la ansiedad, para permanecer conectado con la razón de la existencia, si es que ésta existe», explica Castellanos, que se ha desnudado en estas notas para, de algún modo, encontrarse a sí mismo. «Lo que se revela en los cuadernos es que el escritor envejece y padece una contradicción entre su propio deseo y su lejanía generacional de los grupos más jóvenes. El perro envejece tras los cristales, pero no deja de tener ganas de lo que ve», asegura el autor, que relata en sus cuadernos sus pensamientos más íntimos sobre el deseo y el sexo, pero siempre con distanciamiento «para observar así mejor la propia locura».

«La edad nos hace más viejos, nada más. La sabiduría no es la acumulación de años», dice Castellanos, autor de obras tan relevantes como 'La diáspora', 'El asco' o la más reciente, 'Moronga'. En 'Envejece un perro tras los cristales' sobresale su genio para pensamientos certeros escritos en «momentos de lucidez» («no se puede vivir siempre en la locura», apunta), que unidos forman un retrato completo del creador y de su visión del mundo.

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