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Camilo José Cela.
Cela y su «pelea» por el garbanzo

Cela y su «pelea» por el garbanzo

'La forja de un escritor' desentraña la ambición del Nobel en sus artículos tempranos

Miguel Lorenci

Sábado, 23 de enero 2016, 07:31

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Camilo José Cela (1916-2002) fue un ser poliédrico y complejo. Armó un personaje con muchas capas alternando su insondable y ambicioso lado oscuro con luminosos destellos de generosidad. El primer Cela es el periodista con ínfulas de escritor, empeñado en una ardua pelea para buscarse los garbanzos con las letras en un oficio incierto. En el año del centenario del premio Nobel de Literatura, la Fundación Banco Santander se adelanta y explora esos años seminales en 'La forja de un escritor', dentro de la colección Obra Fundamental. Reúne cincuenta de los más de seiscientos artículos que el autor de 'Familia de Pascual Duarte' o 'La colmena' publicó entre 1943 y 1952. Años convulsos y de penurias en los que el futuro premio Nobel y Cervantes llegó a ofrecerse como delator a la dictadura franquista y fraguó una peculiar ambición literaria y crematística que le acompañó toda su vida.

"La relación de Cela con el dinero daría para una tesis doctoral", dice con toda su retranca gallega Adolfo Sotelo Vázquez, catedrático de Literatura, excelso conocedor de la obra y la vida de Cela y encargado de la selección y edición de los textos. Se retrotrae a un Cela "primigenio e íntimo que batalla día a día y escribe cómo 'resulta muy cruel esta dura pelea por el garbanzo'". Una batalla que libra armado con los artículos que coloca aquí y allá, casi siempre en diarios de la Falange, "en los que se revela como un prosista luminoso y total". "A lo mejor son otras cosas que artículos de periódicos y yo no lo sé; mis ignorancias son muchas", escribe el propio Cela.

Rescata Sotelo artículos publicados desde mayo de 1943, cuando el franquista Juan Aparicio, su primer benefactor, concede a Cela el carné de prensa, hasta 1952, un año después de la publicación de 'La Colmena' por Losada en Buenos Aires. "La mayoría estaban en unas obras completas que son muy incompletas", acota el catedrático que los distribuye en tres apartados: 'Experiencias vitales', 'El escritor y la escritura' y 'La pintura y otras artes'.

A su través se va revelando lo que Darío Villanueva definió como "El otro Cela". El autor "de potencia descomunal" que llegaría a ser este personaje "complejo, conservador y muy próximo al régimen, capaz de ofrecerse como delator, pero que intercede luego ante Millán Astray para rescatar a Rafael Sánchez Ferlosio del servicio militar en África, ampara a escritores como León Felipe, Cernuda o Alberti en 'Papeles de son Armadans' y acoge a Ana María Matute cuando huía con su crío del maltrato de su marido", evoca Sotelo.

La memoria y la mirada son los pilares de unos artículos desiguales, "ora deslumbrantes, ora banales", que anticipan al futuro gran escritor. "Todo un Nobel, autor de una obra también desigual y que entraría en declive en sus últimos años", dice Sotelo. Los artículos se reunieron por primera vez en libros como 'Mesa revuelta', 'Cajón de Sastre' y 'La rueda de los ocios'.

"Usted es cada día más peligroso; conoce mi vida mejor que yo", le espetó el propio Cela a Sotelo, que habla de sus virtudes y defectos. De la generosidad, el egoísmo y la ambición que convivieron en el personaje. Un Cela enamorado incestuosamente de su madre, con vocación de torero, pintor, y viajero, poeta inseguro y luego pródigo articulista capaz de autoplagiarse con descaro y emular al Josep Pla que se jactaba de cobrar hasta cuatro veces el mismo artículo.

Tras leer más de 70.000 cartas, asegura Sotelo que "la relación de Cela con el dinero daría para una tesis doctoral". "Quiso siempre tener un editor al estilo británico y lo negociaba absolutamente todo". "Quería vivir de la escritura y para lograrlo fue más que tozudo. Fue un gran activista cultural, no un mecenas, y buscaba rentabilidad económica en todo cuanto hacía, poniendo siempre una vela a dios y otra al diablo, como buen gallego", resume el catedrático.

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