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Ludmila Ulítskaya. Basso Cannarsa
La disidente rusa Ludmila Ulítskaya, Premio Formentor de las Letras

La disidente rusa Ludmila Ulítskaya, Premio Formentor de las Letras

Símbolo de la oposición contra Putin y heredera de la gran tradición literaria rusa, es judía de ascendencia ucraniana / Habitual en las quinielas de Nobel y acosada por el Kremlin, vive exiliada en Berlín

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Jueves, 28 de abril 2022, 11:39

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La escritora rusa Ludmila Ulítskaya (Dablekánovo, 79 años), símbolo de la disidencia contra Putin y heredera de la gran tradición literaria de su país, es la ganadora del Premio Formentor de las Letras 2022. Dotado con 50.000 euros, el galardón se falló en Lanzarote. Descendiente de judíos ucranianos, residente en Berlín y habitual en las quinielas del Nobel de Literatura, Ulítskaya, es una de las escritoras «más profundas y de mayor alcance de la literatura rusa contemporánea».

Heredera de Chéjov, Dostoievski, Pasternak y Bulgákov, la escritora rusa aseguró recientemente que «Putin se ha vuelto loco» y que la invasión de Ucrania prueba «que ha perdido la razón».

Se premia a Ulítskaya por «el poderoso aliento narrativo con que registra las más sutiles emociones del alma humana», y «por la sensibilidad con que cuenta la epopeya de las personas arrojadas al laberinto del mundo», según destacó el jurado. También «por la delicadeza con que rehabilita la dignidad de los hombres y mujeres sometidos al despótico azar de la desdicha».

Exiliada en Berlín desde que empezó la segunda etapa de la presidencia de Putin, ha sido descalificada y acosada por el Kremlin y sus medios afines desde que encabezó una campaña de oposición a Putin en 2011. En 'La carpa verde', una novela de esa época, Ulítskaya advirtió de la nueva estalinización de Rusia.

Científica

Nacida en en los Urales, Ulítskaya se graduó en Bilogía la Universidad de Moscú. Trabajó en el Instituto de Genética como científica, pero antes de la Perestroika se convirtió en guionista y directora de repertorio del Teatro Hebreo de Moscú (1979-1982). Emergió el escenario literario en la década de 1990 con varias colecciones de cuentos «colorista y plenos y detalles psicológicos». Es autora de quince libros de ficción de los que ha vendido más de 4,5 millones de ejemplares en todo el mundo, de tres colecciones de cuentos para niños y de seis obras de teatro. Sus obra se ha traducidos a más de quince idiomas.

Heredera de la gran tradición narrativa rusa, Ulítskaya «ha actualizado con su enérgica prosa el legado de una formidable destreza novelesca», según el jurado, que destaca también «la admirable maestría» para asimilar lo mejor el panteón literario ruso». Una influencia «que elabora, expande y recrea como parte de la literatura europea».

Destaca el jurado como Ulítskaya «hace florecer en sus polifonías históricas, el coraje y el abatimiento, el entusiasmo y la defección», y su «empecinado recelo ante los dogmas, axiomas, paradigmas, sistemas y aparatos de cualquier procedencia».

Sus novelas «plantean preguntas incómodas que conciernen por igual a vencedores y vencidos, héroes y traidores, asesinos y víctimas». Con un alto contenido moral y religioso -cuyas fuentes encuentra en el judaísmo y el cristianismo- su ora «explora las ambiguas y complejas relaciones entre el bien y el mal».

Su formación como bióloga y genetista «dota a su voz narrativa de una singular penetración, una modalidad literaria precisa y detallista». Con un lenguaje conmovedor, «atenta a los aspectos inadvertidos de la vida cotidiana, escribe y describe con exquisita ironía y ternura la complejidad de la vida en Rusia antes, durante y después del periodo soviético». «Aborda en su extensa obra, sin complejos, subterfugios ni reticencias, la personalidad, rasgos y cualidades de la mujer que resiste, esquiva y desmiente la vulgaridad de los tópicos», destacaba el fallo.

Con pocos títulos en español, en las librerías están 'La carpa verde'( 2010), 'Trilogía para niños', (2004-2005), 'Sinceramente suyo, Shúrik', (2003), 'Mentiras de mujeres', (2003), o 'Los alegres funerales de Alik, (1997).

Basilio Baltasar presidió el jurado del Formentor, reunido en la casa de José Saramago en Lanzarote y del que formaron parte Elide Pittarello, Marta Rebón, Gustavo Guerrero, Enric Bou.

El primer Formentor lo compartieron en 1961 Samuel Beckett y Jorge Luis Borges. Cuando en 1963 el galardón dejó España por la presión de Franco, se entregó en Corfú, en un castillo de Salzburgo, y en la playa tunecina de Gammarth, que acogió en 1967 la última edición de su etapa inicial y a la que volverá ahora como Prix Formentor. En el palmarés de su primera época están Saul Bellow, Jorge Semprún y Witold Gombrowicz. Recuperado en 2011 recayó en Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Javier Marías, Enrique Vila-Matas, Ricardo Piglia, Roberto Calasso, Alberto Manguel, Mircea Cartarescu, Annie Ernaux, Cees Nooteboom o César Aira.

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