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Juan Mayorga, en el Teatro Palacio Valdés de Ávila. MARIETA
«Hay que ser muy ambicioso con los errores y los fracasos»
Juan Mayorga | Dramaturgo

«Hay que ser muy ambicioso con los errores y los fracasos»

«Insurrectos, disidentes, radicales y subversivos abren el camino a los demás» dice el dramaturgo, que rescata 'La lengua en pedazos'

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Miércoles, 10 de noviembre 2021, 00:04

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Juan Mayorga (Madrid, 1965) es quizá el dramaturgo más brillante de su generación. Filósofo, matemático, académico, docente y director de escena además de autor, rescata 'La lengua hecha pedazos' en el Teatro del Barrio de Madrid. Teresa de Jesús y el Inquisidor frente a frente en una obra crucial para este poliédrico creador que con cuarenta estrenos en su haber en medio mundo está convencido de que «hay que ser muy ambicioso en los errores y los fracasos para poder seguir adelante».

–¿Qué sensación tiene al confrontar de nuevo esta pieza que le dio su primer Premio Nacional?

–Fue mi entrada en la dirección de escena y tengo con ella una relación muy íntima. No he dejado de reescribirla y ni yo ni los actores, Clara Sanchis y Daniel Albadalejo, pretendemos reconstruir la puesta en escena original. Buscamos otra propuesta poética aprovechando la maduración del tiempo y los actores, que han crecido como los personajes.

–¿Dice la pieza que la singularidad, como la de Santa Teresa, es subversiva?

–Sí. Es subversiva y asusta. En Teresa de Jesús hay algo que enamora y atemoriza. Tiene algo de monstruoso y enamorante al tiempo. El Inquisidor es su doble, su enemigo íntimo y el representante del espectador, que se verá reconocido en él. Su mirada racionalista quiere arrinconar a Teresa y mostrarle que su aventura es pura fantasía.

–Con 40 piezas escritas ¿tiene el síndrome de la página en blanco?

–Tengo enormes dudas sobre cualquier página que haya escrito. A veces no encuentro el camino, pero eso no me atemoriza. Puedo dejar una pieza a medias y continuarla gracias a cualquier cosa que me ocurra en la vida.

–Con tanto éxito y reconocimiento internacional, ¿cuáles son sus desafíos?

–Un personaje de Bertolt Brecht al que le preguntan qué está haciendo dice estar preparando su próximo error. A mí me toca seguir preparando grandes errores. Intentando siempre que sean ambiciosos. El fracaso es inevitable, pero ha de ser ambicioso. Además de dirigir 'La lengua en pedazos', preparo con Blanca Portillo 'El silencio', un espectáculo que parte de mi discurso de ingreso en la RAE.

Acallar a los desobedientes

–¿Vivimos hoy en un tiempo de inquisidores?

–La pieza habla de los límites del decir. Sin duda el Inquisidor es un censor. Quiere corregir y acallar a una desobediente, a una disidente radical que convierte su apartamiento de la norma en un acto subversivo refundando la regla. El espectador verá en ese antagonismo del siglo XVI otros que se están dando ahora.

 

«Una sociedad con un teatro fuerte es más capaz para la crítica y la utopía»

 

 

–¿Son los insurrectos, disidentes, radicales y subversivos los que hacen avanzar el mundo?

–Sí. Teresa es una heroína de la imaginación. Pensó que otro mundo era posible. No aceptó lo que había. Imaginó otras formas de vivir y las propuso. Hay en ella algo radicalmente crítico y utópico. Y son personajes así los que abren camino a los demás.

–Tras lo peor de la pandemia, ¿está el teatro más vivo que nunca?

–En lo peor del confinamiento muchas personas redescubrieron la importancia de muchas cosas. Entre ellas el teatro. Incluso quiénes no van al teatro. Una sociedad con un teatro fuerte es más fuerte. Más capaz para la crítica y la utopía. Para examinarse y para resistir. En el teatro encontramos algunas de las cosas por las que la vida merece vivirse. Entre ellas, la posibilidad de reunirnos con otros, escuchar sus razones y encontrarnos con el silencio.

–¿Cómo define hoy el teatro?

–El arte de la imaginación y la reunión. Nos permite examinar la vida a través de los actores. Lo que ocurre es mentira pero revela verdades. Es un pacto entre fingidores. Como decía Borges, hay alguien que finge lo que no es y otro que finge que se lo cree. El teatro no sucede en el escenario. Sucede en la imaginación del espectador. Por eso es el arte de la reunión y la imaginación. Y por tanto de la crítica y la utopía.

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