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leticia gallego
Sábado, 25 de junio 2016, 10:18
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Inma Pastor Cuesta es una contrabajista de 28 años que se marchó hace 11 a Madrid para cumplir su sueño, que era llegar a ser como aquella mujer que vio en la televisión tocando el violín cuando ella tenía cinco años.
Actualmente forma parte del grupo Stradivarias, que está llevando por España, Europa y Asia un espectáculo musical formado por un cuarteto de cuerda: violín, viola, violonchelo y contrabajo. En él, cuatro divas conviven con los celos, la seducción, la astucia, el glamour y el humor interpretando temas clásicos, modernos y hasta copla. El día 25 de junio actuará en Badajoz.
-El López de Ayala será el primer escenario en el que mostrarás a los pacenses lo que sabes hacer con este espectáculo.
-Es un honor actuar en Badajoz. Estoy encantada porque, por fin, voy a poder ver a mi familia y amigos disfrutar de mis actuaciones. Como es algo que llevaba esperando mucho tiempo, y soy de lágrima fácil, seguro que se me escapa alguna lagrimilla. Todavía estoy asimilándolo porque parece que no me lo creo. Esta es mi tierra, y aquí está mi gente, así que estoy encantada.
-Danos una pista de lo que podremos ver el día 25.
-Cada una de nosotras interpreta a una "diva" diferente que pelea para ganar una lucha. Todo esto mezclado con interpretación, música y baile. Entre las cuatro "divas", hay una muy especial que sorprenderá al público... y ya no puedo desvelar nada más.
-¿Cómo surje Stradivarias?
Stradivarias nace hace diez años de la mano de Irene Rouco, encargada del violín, que decide hacer teatro de humor y gestual con instrumentos musicales. Con la ayuda del actual director musical del grupo, echó a rodar el grupo tal y como es ahora. Yo me incorporé al proyecto hace cinco años y, desde entonces, no concibo mi vida sin estas divas del humor.
-¿Qué destacarías de vuestras actuaciones?
-Nuestro objetivo es, sobre todo, acercar la música a todos los públicos. Creemos que nuestra actuación elimina esa visión de que los clásicos son aburridos. Tocamos muchos géneros musicales como rock, soul, pop, barroco y hasta copla, que se fusionan en un espectáculo lleno de humor. Es bonito conseguir sacar sonrisas y que el público repita. También hacemos versiones de temas muy conocidos dirigidos a los niños y nos encanta.
-Usted es también profesora de contrabajo en Madrid ¿Es fácil compaginar el trabajo de docencia con su papel en Stradivarias?
-Antes ensayábamos más, pero ahora lo llevamos bastante mejor porque cada una se prepara por separado y luego nos juntamos para comprobar el resultado final. Ensayamos durante tres horas antes de cada concierto y así nos va bien. Al principio ensayábamos casi diez horas al día y era una burrada. Eso no se puede compaginar con ninguna vida.
Actualmente estamos viajando mucho y eso también nos quita tiempo. Hemos actuado en escenarios de Cataluña, País Vasco, Andalucía, Castilla y León y Madrid. También hemos estado en Francia, Inglaterra, Dinamarca, Suiza, Alemania, Polonia...
-¿Cuándo empezaste en el mundo de la música?
Con diez años comencé mi andadura en este mundo de la mano de Miguel Ángel Rodríguez, solista de la Orquesta de Extremadura, a quien le debo mucho. Él me dio la base de contrabajo que necesitaba por entonces y le estoy muy agradecida. Fue el primer profesor que me marcó como artista.
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