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Soldados japoneses en la plaza de Tsingao
El campo de batalla de Extremo Oriente

El campo de batalla de Extremo Oriente

Japón atacó en 1914 la base naval alemana de Tsingtao, en China, episodio que marcó el inicio de su expansión por Asia y Oceanía hasta Hiroshima

JAVIER MUÑOZ

Sábado, 26 de julio 2014, 02:39

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La Gran Guerra también se libró en Extremo Oriente y en el Pacífico, aunque el contexto fue diferente del europeo. En aquella región, el Imperio británico y Japón, unidos por un tratado defensivo firmado en 1902, se lanzaron a una carrera para apoderarse de los territorios de Alemania. Ya a finales de agosto de 1914, barcos británicos atacaron la base naval alemana de Tsingtao (la actual Qingdao), situada en península de Shandong, en la recién creada República de China. Casi de inmediato, Tokio, que también había declarado la guerra al káiser Guillermo II, envió una división de infantería a conquistar la fortaleza, desde la cual Berlín había controlado sus posesiones en Oceanía.

Tsingtao (que da nombre a la cerveza más popular de China, introducida por los alemanes) fue escenario de la batalla más importante de la PGM en Extremo Oriente. Desde el 2 de septiembre de 1914, el enclave fue cercado por 23.000 soldados japoneses y 1.500 combatientes británicos, un contingente este último más bien simbólico movilizado por Londres debido al recelo que le inspiraba su aliado circunstancial. Para enfrentarse a esa alianza enemiga, el gobernador de Tsingtao, Alfred Meyer-Waldeck, apenas disponía de tres mil soldados alemanes, unos cientos de combatientes locales y la tripulación del crucero austrohúngaro Kaiserin Elizabeth (la famosa emperatriz Sissi), que estaba anclado en el puerto.

Meyer-Waldeck capituló el 7 de noviembre y permaneció recluido en campos japoneses hasta el final de la contienda. No había podido recibir ayuda de la escuadra de Von Spee, el brazo armado de Alemania en el Pacífico. Antes de que Tsingtao fuera atacada, sus naves habían zarpado para defender las islas Marianas. Ese archipiélago vendido por España a Berlín en 1899 caería en manos niponas durante la guerra. Y también corrieron la misma suerte las Palaos y las Carolinas, otros dos grupos de islas que la Corona española había traspasado a Alemania en la misma operación. Los japoneses ocuparon, además, las Marshall, protectorado alemán desde 1885.

Ímpetu expansionista

El ímpetu expansionista de Tokio venía de atrás. Había derrotado a Rusia en 1905 y después había conquistado Corea y la isla de Taiwán. Como era de esperar, la inquietud del Imperio británico se acrecentó en cuanto estalló la PGM. Por si acaso, tropas de Nueva Zelanda se apresuraron a ocupar la Samoa alemana; y unas semanas después los australianos desembarcaron en la Tierra del káiser Guillermo (en Nueva Guinea) y en las islas Bismarck y Salomón, que entonces estaban bajo la órbita germana.

Japón se quedó, sin embargo, con la valiosa base de Tsingtao y la utilizó para aumentar su poder en el continente asiático. En enero de 1915, el Gobierno japonés remitió a Pekín Las Veintiuna Demandas, un draconiano llamamiento que convertía la República china la dinastía Quing había caído en un virtual protectorado nipón. Una vez afianzada su posición en la región, Tokio dejó de interesarse en la PGM, aunque mantuvo el estatus de beligerante que le permitiría acudir a las negociaciones de Versalles. Su implicación en el conflicto se limitó al envío de unos buques a la isla de Malta, en el Mediterráneo.

La caída de Tsingtao y su control por los japoneses tuvo consecuencias importantes. No sólo reforzó la presencia nipona en el continente asiático. Marcó el inicio de su expansión por el Pacífico, proceso que continuó con el ataque a Pearl Harbor en 1941 y concluyó en 1945 con el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.

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