Visitar la parte antigua de Cáceres sin salir de casa
Un equipo de investigadores de la UEx aplica nuevas herramientas tecnológicas para documentar el patrimonio en 3D y acercarlo al gran público
Parece magia. Desde un aula de la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura, situada en el campus cacereño, es posible recorrer el interior ... del Palacio de los Golfines de Abajo sin moverse de la silla. Con unas gafas de realidad virtual y dos mandos, el paseo regala al visitante la impresión de estar dentro de una de las construcciones más imponentes de la parte antigua. Ahí están sus escudos, sus pinturas originales, su claustro... Tal cual.
Esta visita virtual es uno de los proyectos en los que trabaja el Laboratorio TAD3, surgido en el seno de la UEx y capitaneado por los arquitectos Pablo Cruz y Alicia Rueda. Es el mismo equipo que ha hallado recientemente un tramo de muralla que se creía perdido. Son más de 60 metros de lienzo almohade localizados en las inmediaciones de la Plaza del Socorro, entre las calles Hornillos y Obras Pías de Roco.
El laboratorio lleva a cabo, además, otros trabajos que tienen como nexo común la aplicación de las nuevas herramientas tecnológicas para documentar, digitalizar y dibujar desde otra dimensión el patrimonio cacereño. «La tecnología ha cambiado mucho y la estamos implementando, tanto en el ámbito profesional como dentro de la Universidad, en realidad virtual, en modelos tridimensionales (para que los pueda ver el público a través de internet) y en modelos físicos para que la gente los pueda tocar», describe Pablo Cruz.
Otro de los proyectos que firma el equipo se centra en la ermita del Vaquero, situada en la calle Caleros. El laboratorio ha hecho un levantamiento tridimensional de este templo, por encargo de la Junta de Extremadura. «Estos modelos tridimensionales se han puesto a disposición de todo el público. Desde casa puedes ver la cáscara del edificio, acceder a sus altares, ver la casa del ermitaño e, incluso, salir al patio que da a la muralla», describe el arquitecto.
«Intentamos acercar el patrimonio arquitectónico, el más recóndito, al público general», añade Adela Rueda. Hasta ahora habían venido desarrollando trabajos disgregados, sin un nexo común. Hasta que el confinamiento les hizo plantearse dar forma a los proyectos que desarrollaban bajo el paraguas de un laboratorio. «Nos dimos cuenta de que muchas ciudades y muchos museos están documentando su patrimonio y nosotros no queríamos quedarnos atrás. Teníamos mucho trabajo desarrollado y nos propusimos dar el salto para que, por ejemplo, los colegios de Wisconsin conozcan la cultura europea a través de lo que nosotros hacemos aquí. Se trata de crear una ventana 4.0», agrega Adela. El laboratorio dota a sus proyectos de códigos QR para hacer aún más accesibles sus interiores.
Hasta ahora el equipo, del que también forma parte Jesús Cruz y al que se suman temporalmente alumnos de la Politécnica, ha desarrollado sus proyectos bajo encargo de instituciones pública, como la ermita del Vaquero (financiado por la Junta), o de entes privados, como la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, propietaria del Palacio de los Golfines de Abajo. El laboratorio lleva a cabo para esta fundación un estudio más exhaustivo sobre el desarrollo constructivo a través del tiempo de este palacio, que custodia en su interior cartas de Isabel la Católica.
Maquetas para invidentes
Uno de los últimos retos en los que se ha embarcado el equipo, en colaboración con el 'Smart Open Lab' de la Politécnica, ha sido la creación de modelos físicos en tres dimensiones adaptados a invidentes. Se trata de maquetas realizadas en madera que permite a las personas ciegas 'visitar' un monumento con su mano. A finales de mayo un equipo de la ONCE de Cáceres se trasladó hasta el campus para conocer de cerca este trabajo y asesorar a los arquitectos sobre este nuevo proyecto.
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