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Josefa Bargón es la presidenta de la asociación de vecinos de la calle Pizarro. Armando Méndez
Los vecinos de Pizarro en Cáceres pierden la paciencia

Los vecinos de Pizarro en Cáceres pierden la paciencia

El ocio nocturno en esta zona genera problemas de conviviencia entre los usuarios de los bares y los residentes

Cristina Núñez

Cáceres

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Sábado, 26 de enero 2019, 08:52

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La Navidad, época de diversión generalizada, no fue un momento grato para los residentes de la calle Pizarro, en Cáceres, y todo el entorno. El ocio sigue siendo una piedra en el zapato para muchos barrios. «Lo estamos pasando fatal, es una situación que se ha ido agudizando poco a poco, desde que la calle Pizarro ha ido teniendo cierto auge», relata una vecina. Las pasadas Navidades llegó con sus dos hijos pequeños a casa después del teatro y «no podía entrar porque en el umbral de la puerta habían orinado», explica con indignación esta mujer que prefiere no dar su nombre ni aparecer físicamente en esta información. «Este fin de semana ha vuelto a pasar».

Durante este periodo navideño no han sido pocos los vecinos de la zona (calle Pizarro, Fuente Nueva o Sierpes) que han decidido poner carteles para instar a las personas que están de marcha a que se comporten de una manera cívica. A esta mujer se lo llegaron a arrancar. «Yo escribí que por favor respetaran a los vecinos y que usaran los baños de los bares, pero el día de Nochebuena pasó alguien y lo quitó, y además se orinaron a mala leche», explica. Subraya que la edad de los que protagonizan estas molestias ya haría esperar algo de madurez. «No son quinceañeros».

Buzón destrozado

Pero sin duda lo peor llegó cuando a las siete de la mañana de la que se supone que es la mayor de las noches de paz les despertó un enorme ruido: un petardo les había destrozado el buzón de correos de su casa en Fuente Nueva, junto al Mastropiero. No es raro tampoco que gente pasada de copas toque a su portero automático y les despierten a las dos o las tres de la mañana. «Las personas que hacen eso no saben el daño que están haciendo».

«Yo no quiero perjudicar a ningún negocio, pero sí que hay que intentar que a través del Ayuntamiento o a través de quien sea que se pongan las medidas necesarias para que los vecinos no se vean afectados por el ocio de los demás, tenemos derecho al descanso». Teme la llegada del buen tiempo, en el que en ocasiones se sienten encerrados al no poder abrir ni las ventanas.

Describe la calle Sierpes, por la que pasa cuando lleva a sus hijos al colegio todas las mañanas. «Es un estercolero, hay días que hay cristales rotos, la sensación es de total impotencia, yo muchas veces he llorado por no saber qué hacer, no puedes luchar ni hacer nada». A falta de otras soluciones ha llegado a plantearse colocar una cámara o mover la puerta para hacer desaparecer el hueco existente, que tiene, según esta mujer un «efecto llamada».

Los vecinos han recurrido a los carteles de protesta.
Los vecinos han recurrido a los carteles de protesta. Jorge Rey

Víctor Mayor Leiva vive desde hace seis meses, desde el verano pasado, en una casa alquilada de la calle Sierpes. Él mantiene todavía un cartel en el que insta a las personas a que se comporten. «Las puertas no son lavabos, no son su sitio para tomar su droga, no son su sitio para dar voces, es propiedad privada, respeten». Otro cartel, situado más abajo, reza: «Esto es propiedad privada, no es sitio para sentarse de buena mañana y dar voces. Respete nuestro descanso».

Víctor trabaja de teleoperador. «He cambiado turnos y todo por esto», explica. «Me impide descansar, los días que tengo que madrugar los domingos y los sábados lo paso mal, y no puedo ni echarme la siesta porque también hay molestias».

Por la noche escucha desde el interior de su casa como «jóvenes que no tienen cabeza se ponen a hablar alto entre ellos» y también perciben como preparan e ingieren drogas. Lo de las orinas también es cotidiano. «Estoy en una zona que sé que algo tengo que aguantar, pero es una falta de respeto». En su caso, a pesar de estar muy contento con la casa en la que vive, al estar de alquiler sí que se plantean cambiar de casa. Evaristo Galeano vive también la calle Fuente Nueva. «Aquí se hartan de mear pero nadie hace nada», explica.

«Muchas veces he llorado por no saber qué hacer,no podemos descansar»

«Las puertas no son lavabos, me parece una falta de respeto hacia los que vivimos aquí»

«No se cumple la ley»

Josefa Bargón es la presidenta de la Asociación de Vecinos de Pizarro. Ella considera que «no se cumple la legalidad» en materia de ruido y de ocio nocturno. Los vecinos de este entorno, en donde hay 13 locales, tienen que lidiar constantemente con la situación generada por estos negocios.

Actualmente se encuentra en obras uno de los bares icónicos de la zona, que cambia de dueños, 'La Habana'. Esta situación preocupa a la Asociación de Vecinos de de Pizarro, por no saber cómo funcionará este local en su nueva etapa.

Por ahora esperan que la mesa contra el ruido, un órgano técnico que pretende encontrar soluciones para conciliar el derecho al ocio y al descanso de los vecinos en las zonas de copas, tome alguna medida.

Para la presidenta vecinal los hosteleros no afrontan seriamente la obligación de acotar el tema del ruido nocturno por culpa del ocio y de alguna forma le parece que el código ético que firmaron los hosteleros de esta zona era solamente un gesto de cara a la galería sin una especial repercusión en la vida cotidiana de la zona. Algunos han puesto carteles instando a su público a comportarse correctamente. «No ha cambiado nada, es algo muy hipócrita por todas las partes». Lamenta, por ejemplo, que el día de Nochebuena se permitiera la celebración de una fiesta en la calle Donoso Cortés «con la música a tope y por la calle no se podía pasar, y al parecer esta fiesta estaba autorizada por el Ayuntamiento».

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