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Los vecinos de Llopis en Cáceres, hartos del abandono

Los vecinos de Llopis en Cáceres, hartos del abandono

La asociación vecinal presenta un escrito al Ayuntamiento en el que enumera las deficiencias del barrio y pide soluciones Deben ocuparse de atender las plantas ante la falta de jardineros, denuncian

JUDITH J. BOLÉ

CÁCERES.

Domingo, 5 de agosto 2018, 09:22

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Calles con socavones, árboles que ocupan toda la acera, vías de doble sentido por las que no pueden circular dos coches a la vez... Así es el día a día de los vecinos de los barrios Llopis-Ivorra y Espíritu Santo. Estos y otros muchos son los motivos que llevaron el presidente de la asociación de vecinos, José Antonio Ayuso, a presentar el pasado 23 de julio un escrito dirigido al concejal de Obras, Víctor Bazo, con una batería de peticiones y posibles soluciones a sus problemas. Sus quejas van dirigidas, sobre todo, a los encargados de tráfico, accesibilidad y parques y jardines, por los que se sienten completamente ignorados.

Uno de los asuntos más urgentes es la dificultad que presenta la circulación, algo que los vecinos han denunciado en anteriores ocasiones. Automóviles y peatones sufren las consecuencias del olvido por parte de las autoridades. «A las aceras les faltan baldosas», señala Juani Ramos, residente en el Espíritu Santo. Las calles se han convertido en trampas, sobre todo para los mayores. «Mi madre se ha caído muchas veces por la calle, y yo también», denuncia Isidora González, que vive en Llopis Ivorra. A esto se suma el deplorable asfaltado de algunas vías, de entre las que sobresale la calle Nicaragua. Está llena de grietas y desniveles. Se encuentra en tan mal estado que un técnico municipal la calificó como «la peor que había visto», recuerda José Antonio Ayuso. «Pagamos impuestos del siglo XXI pero tenemos calles del siglo XX», lamentan.

LO QUE REIVINDICA EL BARRIO AL AYUNTAMIENTO

  • Saneamiento Renovación de la red actual, de más de medio siglo de antigüedad.

  • Accesibilidad Reacondicionamiento del barrio, eliminación de objetos que dificulten el tránsito e instalación de cubos de basura adaptados para los ancianos.

  • Cueva y parque de Maltravieso Grave situación de abandono del parque y sus instalaciones y deficiencia de la red de saneamiento, que afecta al centro de interpretación y al interior de la cueva, inundada por aguas fecales.

  • Asfaltado de calles Incorporación de la avenida de la Hispanidad a la próxima campaña de asfaltado.

  • Control del agua potable Realización de un análisis del agua ante la posibilidad de que contenga partículas de plomo.

  • Zonas de parques y jardines Mantenimiento adecuado de las zonas verdes del barrio.

  • Sedes vecinales Instalación de un nuevo espacio de reunión debido a que los antiguos pertenecen ahora a la Casa de Cultura.

  • Uso de parcelas Sacar provecho a espacios sin utilizar y adaptarlos a la ley vigente.

  • Vallado Colocación de pivotes y vallas para evitar aparcamientos ilegales y proteger a los viandantes del tráfico.

La deficiente situación del pavimento no es el único de los problemas que aflige a la barriada en cuestiones de tráfico. La creación de plazas de aparcamiento ha contribuido a la falta de visibilidad en algunos cruces, como ocurre en la calle Colombia, aumentando así la posibilidad de accidentes.

«Aquí he vivido muy bien durante 30 años, pero ahora necesitamos que las cosas mejoren»

José Antonio Ayuso Presidente vecinal

En otras vías no existen señales que indiquen el modo de estacionamiento. Muchos coches no están aparcados en la misma dirección, lo que resulta problemático en las vías de doble sentido. Los vecinos señalan que la policía no interviene en estos problemas. «Parece una ciudad sin ley», protesta un afectado.

Al igual que el tráfico, la vegetación crece sin ningún tipo de control por parte del Ayuntamiento, engullendo todo poco a poco. Árboles enfermos que levantan con sus raíces el asfalto y se cuelan en las casas con sus ramas decoran las calles. Incluso algunos, como el situado en la calle Costa Rica, han permanecido derribados durante meses sin que nadie se preocupara por solucionarlo, informa el representante vecinal. No es solo una cuestión de estética, también afecta a la seguridad. Poco a poco, las hojas han cubierto por completo las farolas, sumiendo el barrio cada noche en una oscuridad impenetrable. Desde que se jubiló el anterior jardinero, los vecinos aún no se han encontrado con su sustituto.

Secarral

El descuido de la flora en las calles, poco transitadas por los barrenderos, también se repite en los parques. El lugar predilecto por las familias para pasar las tardes sería a día de hoy un secarral convertido en basurero si no fuera por la iniciativa de los residentes de Llopis. Las flores que cubren los márgenes de la parcela son su bien más preciado. Cada día, un grupo de vecinas acude a cuidarlas. «Dos horas y media nos tiramos regando», comenta Isidora, que también se encargó de plantarlas en su día. Con una garrafa de ocho litros en cada mano, inician la ruta de la fuente a las flores y viceversa, así varias veces. Todo por no perder su lugar de descanso.

Isidora González, una de las encargadas del parque,
regando las plantas
Isidora González, una de las encargadas del parque,
regando las plantas

Sin embargo, la existencia de una única fuente y el esfuerzo que supone cargar con tal peso expuestas a las altas temperaturas del verano les trae multitud de problemas. «El otro día me tuvieron que llevar a urgencias porque me dio vértigo de tanto ir y venir», denuncia Isidora. Esta es la razón principal por la que reclaman a las autoridades la apertura de una de las bocas de riego que hay en el suelo del parque. «Si nos dejan abrir esa llave, nosotros compramos una manguera», continúa la vecina de Llopis. Esta concesión permitiría un riego mucho más cómodo y rápido. Desde el Ayuntamiento han denegado su petición.

Salvo las flores, el parque proyecta una imagen descuidada. «Ya nos gustaría ser una de las 28 zonas que la concesionaria Talher atiende. Estas zonas sí que tienen parques en estado inmejorable», han recordado al Consistorio.

No es difícil apreciar la falta de capas de pintura y las hojas y basura que dejan muchos jóvenes en el suelo por la noche. Los vecinos opinan que el barrendero podría encargarse de arreglos básicos como el cuidado del césped, pero desde la Administración han dictaminado que ese tipo de tareas no se encuentra entre sus funciones. Aparecen insectos y serpientes que han llegado a colarse dentro de las casas, como ha ocurrido en los edificios colindantes con el bloque de la Asociación Síndrome de Down Cáceres. «Aquello es una selva, nadie viene a cortarlo», responde una de las vecinas al preguntarle por el estado del patio del colegio.

Vecino señalando el mal estado de la calle Nicaragua
Vecino señalando el mal estado de la calle Nicaragua

Ayuso incide en que sus quejas no están motivadas por la falta de inversión en el barrio, sino por el olvido al que se ven sometidos por parte de ciertas concejalías. El Ayuntamiento destinó una partida de 600.000 euros, pero únicamente 200.000 fueron directamente al vecindario. De los 400.000 restantes se benefició la Casa de Cultura.

«Aquí he vivido muy bien durante 30 años, pero ahora necesitamos que las cosas mejoren», añade Ayuso. Los residentes se encuentran al límite de su paciencia. Su enfado se palpa en el ambiente. Están «en pie de guerra» y piden que no se les margine mientras otras partes de la ciudad reciben toda la atención. «¿Qué espera la alcaldesa, a que le votemos?», protesta Isidora, «pues no».

Agradecen la dedicación del presidente de la Asociación, a quien atribuyen las leves mejoras. Si no reciben respuesta en septiembre, amenazan con manifestarse y cortar las calles. «Como no nos atiendan, vamos a ir a la puerta del Ayuntamiento con lo que sea», advierten.

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