Los últimos días de Mario Vargas Llosa contados por su hijo Álvaro en la Bienal de Cáceres
Los viajes a los lugares de sus novelas, la poesía y los cuentos pespuntearon los últimos momentos del Nobel peruano
«Mi padre no está aquí en Cáceres, pero estará su fantasma». Álvaro Vargas Llosa, el hijo del Nobel peruano Mario Vargas Llosa fue el ... encargado este miércoles de abrir oficialmente la VI Bienal de novela que lleva el nombre del recién fallecido autor de obras como 'Lituma en los Andes' o 'La fiesta del chivo'. «A mi padre le gustaba curiosear, indagar en quien podría ganar», dijo Álvaro, «y ahora lo hará su fantasma».
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Esa idea, la de que de alguna forma algo de Mario Vargas Llosa revoloteará por los actos de este certamen, fluyó por el Gran Teatro, en el que este miércoles se celebró la inauguración de una cita que por primera vez tiene lugar en España, tras cinco ediciones en América Latina y que contará con más de 30 actos (la mayoría de ellos en Cáceres, aunque también en Trujillo y Badajoz). La Cátedra Vargas Llosa, que dirige Raúl Tola, organiza este acontecimiento cultural que llena Cáceres de rostros y firmas conocidas, de ambiente literario y también de la unión entre dos continentes que conoció muy bien el autor que da nombre a esta cita.
Álvaro describió cómo fueron los últimos días de su padre antes de morir el pasado 13 de abril. «Fueron días difíciles, sus defensas estaban debilitadas», explicó. «Estaba limitado». Pero el automóvil se alió en esa antecámara de la muerte y visitó junto a su familia escenarios de sus novelas en Lima. Querían, tal y como detalló su hijo mayor, que reviviera la experiencia o incluso que pudiera sentirse como alguno de sus propios personajes. Ese fue el ritual que llevaron a cabo durante los tres últimos meses, pero los tres últimos días Mario, que falleció con 89 años, su estado de salud no le permitió salir a la calle. Los hijos le leyeron en ese tránsito a la muerte cuentos y poemas, entre otros del poeta francés Rimbaud. El Nobel peruano dijo acordarse del ritmo, «no de las palabras». «Lo último que se pierde antes de fallecer es el oído, la sensibilidad musical», señaló Álvaro, por lo que Vargas Llosa murió gozando de esa musicalidad.
Esa idea de que el alma de Vargas Llosa circulará entre los corrillos de los autores fue repetida también por los autores que aspiran a conseguir el premio de la Bienal. También la consejera de Cultura extremeña, Victoria Bazaga, dijo que Mario, de una forma u otra, «estará» estos días.
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