Las Trinitarias reparan su edificio del casco viejo de Cáceres sin despejar su futuro
La congregación alquiló el inmueble a Acisjf, que lo ocupó durante 16 años; Cáritas mostró su interés por comprarlo aunque la operación no se cerró
Un gran esqueleto de metal se alza en la zona de la judería vieja. Los andamios envuelven el inmueble que la congregación de las Hermanas ... Trinitarias conserva en el casco histórico cacereño, a pesar de que las religiosas dejaron la ciudad hace tiempo.
Las obras van dirigidas a reparar la cubierta del edificio, situado justo en la esquina de la calle Pereros con el Barrio de San Antonio. Está, además, pegado al antiguo colegio mayor Francisco de Sande, que la Diputación Provincial acaba de rehabilitar.
«Vamos a quitar las goteras», aseguran desde la casa central que las Hermanas Trinitarias tienen en la calle Marqués de Urquijo de Madrid. «Todavía no hemos decidido lo que haremos con el edificio», indican cuando se les pregunta por el futuro del inmueble, que permanece sin uso desde el año 2017.
La congregación religiosa destinó el edificio a residencia femenina y lavandería antes de marcharse de la ciudad
Las últimas inquilinas de la construcción han sido las voluntarias de Acisjf (Asociación Católica Española de Servicios a la Juventud Femenina) y sus usuarias del programa destinado a mujeres inmigrantes con niños. Aunque el contrato de alquiler expiraba en 2020, la salida de Acisjf se precipitó y se produjo tres años antes por deseo de las religiosas.
Sin valor histórico
En este inmueble, que carece de valor histórico, se fijó Cáritas. Hubo un tiempo en el que la organización buscó un edificio en la parte antigua que estuviera vacío para trasladar su centro de acogida para personas sin hogar desde su ubicación actual, junto a la estación de ferrocarril, además de ampliar los servicios que presta.
Cáritas barajó, además, instalarse en el Palacio del Duque de Abrantes, en la Plaza del Duque, pero finalmente descartó esta opción por el elevado coste del inmueble, que salió a la venta por dos millones de euros.
En ninguno de los dos casos se llegó a materializar acuerdo alguno. En estos momentos, Cáritas no tiene interés en el edificio de las Trinitarias, según informa la Diócesis. Y el Palacio del Duque de Abrantes se vendió en 2019 a un grupo inversor de la capital cacereña.
Durante su estancia en la ciudad, las Trinitarias destinaron el edificio de la calle Pereros a brindar acogida a madres solteras que carecían de recursos y una red familiar. Además, montaron una lavandería con la que conseguir recursos. Más tarde, las instalaciones se dedicaron a residencia universitaria femenina, un campo en el que la congregación tiene experiencia en otras ciudades del país.
El punto de inflexión se produjo en el año 2001, cuando Acisjf alquiló el inmueble, que consta de tres plantas y un amplio patio. Corazón Rosado, responsable de la organización, recuerda que Ciriaco Benavente, entonces obispo de Coria-Cáceres, le encomendó la misión de poner en marcha un programa de acogida para mujeres inmigrantes con hijos. 22 usuarias estrenaron el proyecto.
Durante algunos años, detalla Rosado, las monjas convivieron en el mismo inmueble con este programa de Acisjf, aunque se levantó un tabique para separar estancias. Antes de instalarse aquí, Acisjf llevó a cabo una intensa reforma. «Nos gastamos, por lo menos, 50 millones de pesetas», calcula Corazón Rosado. La Fundación Valhondo y varias cajas de ahorro, a través de sus respectivas obras sociales, ayudaron a sufragar los trabajos. Dos décadas después, los andamios han regresado al inmueble, que suma ya casi cuatro años sin actividad en su interior.
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