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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Hermanos del Cristo Negro decoran el paso para la procesión.
Lleno en el centro para ver los desfiles

Lleno en el centro para ver los desfiles

: MARÍA JOSÉ TORREJÓN LORENZO CORDERO

Jueves, 24 de marzo 2016, 17:19

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Hubo que esperar ayer hasta las nueve y diez minutos de la noche para ver a la Virgen de la Esperanza en la calle. Salió entre aplausos, con el himno nacional de fondo y acompañada por el repique de campanas de la iglesia de San Juan. La cofradía de los Ramos sacó su tercera procesión de esta Semana Santa. 92 hermanos, repartidos en dos turnos, se encargaron de llevar a hombros un paso, el de la Esperanza (la imagen es de 1949), cuyo peso asciende a 2.000 kilos. Pedro Canelo, el mayordomo de la cofradía, ejerció de jefe de paso. Antonio Grajera, por su parte, se encargó de guiar a los 76 hermanos, también repartidos en dos turnos, que cargaron con el Cristo de la Buena Muerte (del siglo XVII), la otra imagen que salió en procesión desde San Juan.

Las mantillas nunca faltan a este desfile. Antonia Román lleva cinco años acompañando a la Virgen de la Esperanza. Hoy se desplazará, también vestida de negro, al barrio del Espíritu Santo para estar junto a la imagen de María Santísima Corredentora. «Lo hacemos por promesas y porque nos gusta», responde pizpireta cuando se le pregunta por los motivos que le llevan a lucir la mantilla.

El Espíritu Santo, precisamente, celebró ayer la primera de sus dos procesiones. El Cristo de la Preciosa Sangre recorrió las calles del barrio, que hoy tendrá una nueva cita con la Pasión.

Y a medianoche la expectación volvió a apoderarse de la Plaza de Santa María, en la Ciudad Monumental, para contemplar la salida de la procesión del Cristo Negro. Hace 30 años que este desfile de orígenes medievales se reincorporó a la Semana Santa. Al cierre de esta edición, la cofradía tenía previsto realizar un recorrido especial, con visita incluida al convento de clausura de las Jerónimas. El paso estrenó llamador y la hermandad utilizó un incienso procedente de Jerusalén. El Miércoles Santo volvió a llenar el centro de la ciudad de público para seguir sus procesiones.

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