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En la casa de Carlos Fernández Marcos el nivel de plomo es ocho veces superior a lo permitido. :: J.REY

«Estamos muy preocupados por nosotros y, sobre todo, por nuestro hijo»

maría josé torrejón

Martes, 5 de junio 2018, 07:43

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Carlos Fernández Marcos reside en una vivienda rehabilitada situada en la calle Obispo Álvarez de Castro, muy cerca del Palacio de Moctezuma, en plena Ciudad Monumental. Hace algo más de un mes tuvo que cambiar el contador del agua y fue el fontanero quien le alertó de que una de las tuberías que llegaban a su casa era de plomo.

«Decidimos hacer análisis de agua. Y la sorpresa desagradable fue que el contenido de plomo era muy alto, ocho veces más que el máximo permitido», narra Carlos, profesor universitario de Química.

«Fui a hablar con Canal de Isabel II y cuando me explicaron la situación me quedé todavía más preocupado. Los materiales de los que están hechos los elementos de la red de distribución están catalogados como estimados. No saben seguro de qué materiales son. En mi casa el material estimado para la acometida era el PVC», narra.

«Vino el Canal de Isabel II, hizo una zanja en mi puerta y vio que la tubería era de plomo», describe Carlos en referencia a la acometida mientras aclara que cambió todas las tuberías del interior de su vivienda cuando la rehabilitó.

La primera medición del nivel de plomo en agua del grifo se hizo en esta vivienda. Después llegaron todas las demás. En casa de Carlos se consume agua embotellada. La compran desde hace tiempo porque el agua del grifo suele salir de color marrón debido, posiblemente, a la presencia de hierro. Pero sí utilizaban esta agua para hacer café o cocinar. «Ahora tenemos más cuidado. Dejamos correr mucho rato el agua antes de cogerla. Y hay algunos vecinos que están mirando filtros especiales para metales pesados», dice.

«Nosotros queremos que este problema se solucione lo más rápido posible y que el Ayuntamiento dé medios para que esto se arregle. Y se cambien las acometidas», insiste este residente mientras se queja de que el barrio está abandonado. «Somos los últimos para todo».

«Estamos muy preocupados por las consecuencias que esto puede tener para la salud. Tengo un hijo pequeño, de ocho años, que nació cuando ya vivíamos en esta casa. Y mi mujer bebió agua del grifo estando embarazada. Estamos muy preocupados por nosotros y, sobre todo, por nuestro hijo. Hemos pedido un análisis para el niño para ver el nivel de plomo en sangre. Ahora estamos esperando a ver los resultados. El problema del plomo es la acumulación. Es un metal pesado que se va a acumulando en el organismo. Se acumula en determinados órganos, en los huesos o en los dientes», concluye.

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