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Los 130 agentes que conforman actualmente el cuerpo de la Policía Local en Cáceres visten ya el nuevo uniforme de servicio, que se ajusta al decreto de uniformidad, acreditación y equipamiento de policías locales de Extremadura que entró en vigor el pasado mes de marzo. La normativa regula, entre otros aspectos, los uniformes de motorista, ciclista, canino, de trabajo y de representación de toda la plantilla. Sin embargo, deja al criterio de cada Ayuntamiento la elección del traje de Gran Gala, en consonancia con la historia y costumbres del cuerpo de cada localidad.
Una de sus novedades es la regulación del uniforme femenino en las agentes embarazadas, que no tendrán que vestirlo en estado de gestación. «Es un avance importante», subrayó el Jefe de la Policía, Benedicto Cacho, «porque la policía durante muchos años ha sido un cuerpo más masculino y se adapta bastante bien a las circunstancias de la mujer en ese período», precisó.
A diferencia de la equipación antigua, que presentaba una franja amarilla flourescente en la prenda superior, la nueva está confeccionado en un único color, azul marino, muy similar al de los efectivos de la Policía Nacional. No obstante, los agentes locales dispondrán de cinchas y chalecos reflectantes para usarlos en situaciones especiales de seguridad que demandan visibilidad, como la regulación del tráfico.
El traje actual tampoco lleva grabado el nombre de la ciudad, ya que la normativa aprobada pretende propiciar la homogeneización de los distintos cuerpos locales de la región, tanto en materia de medios técnicos como en vestimenta. Según el jefe de la Policía, uno de los objetivos es incentivar la movilidad de agentes entre localidades, una medida que, a su juicio, supone un «ahorro importante» a la administración municipal, ya que en caso de que policías de otras ciudades ocupen alguna de las 12 plazas de movilidad que hay, no se les tendría que dotar del uniforme rotulado de la ciudad.
El modelo renovado luce como novedad dos pequeñas insignias con la bandera extremeña, una en la manga izquierda del polo y otra en la parte alta de la espalda. También la cartelería oficial de las comisarías de la región ha sido unificada, presentando ahora la misma imagen corporativa, que puede verse ya en la de Cáceres, con un cartel blanco con letras negras.
Los agentes locales han ganado en seguridad con la adquisición de chalecos antibalas para todos los miembros del cuerpo, que estarán en su poder en los próximos días, y también con armamento «más seguro» para prescindir del revólver, un arma «peligrosa» que «no tiene elementos de seguridad».
En cuanto a los chalecos, ya han llegado los 75 que faltaban. Meses atrás la Policía se los entregó a 60 agentes, a los que seleccionó del más joven al más antiguo, ya que muchos de estos últimos están a punto de dejar el cuerpo -acogiéndose al reciente decreto de jubilación- y la prenda tiene una duración de diez años. «Entendíamos que estos compañeros no les iban a dar uso», puntualizó Cacho. El chaleco está adaptado a la fisonomía, talla y sexo de cada agente y es antipunzante.
El alcalde, Luis Salaya, acudió ayer a las dependencias policiales junto al concejal de Seguridad, Andrés Licerán, donde se reunieron con los responsables del cuerpo. «Que esto sea -dijo- el primer paso de una modernización de la policía que nos haga, con sus buenos profesionales, dar un trato más cercano en la calle, con los medios adecuados y el personal suficiente que permita que la policía funcione mejor», manifestó.
De los asuntos prioritarios que Salaya llevó en cartera destaca, por un lado, la convocatoria de exámenes de las 25 plazas publicadas, «que esperamos sea cuanto antes -indicó- para que los futuros agentes puedan ir a la academia en septiembre». Y, por otro, la reapertura del cuartelillo de Aldea Moret una vez que estos agentes accedan al cuerpo. La Policía mantiene ahora a una serie de efectivos regulares prestando servicio allí y la intención municipal es adecuar las instalaciones del antiguo cuartelillo para que los agentes «estén en las mejores condiciones posibles y eso lo conseguiremos durante el próximo año», concretó Salaya.
Será también tras esta incorporación de personal, cuando Jefatura plantee al concejal de Seguridad la necesidad de una unidad motorizada, dotada con entre seis y diez agentes, cuyo cometido será controlar el tráfico en el centro y en las barriadas. «Está en la relación de puestos de trabajo pero no en funcionamiento, y vamos a valorar los efectivos que hay en la calle y a estudiarlo», señaló Benedicto Cacho.
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