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El teniente coronel Antonio Núñez en la Comandancia. :: ARMANDO MÉNDEZ

«Ojalá tuviéramos más mujeres en la Guardia Civil de Cáceres, son 68 de los 1.330 agentes»

Antonio Núñez Berrocal Teniente coronel de la Comandancia de Cáceres ·

«Nuestra prioridad es acabar con la violencia de género. Perder una mujer de esa manera es un disparate»

Sergio Lorenzo

Cáceres

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Domingo, 31 de diciembre 2017, 08:52

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El nuevo jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, el teniente coronel Antonio Núñez Berrocal, sonríe cuando se le pregunta si tiene algún guardia civil en la familia. «Toda: mi padre era guardia civil; dos hermanos son guardia civiles, una hermana es guardia civil y mis dos hijos también. De siete hermanos, cuatro estamos en la Guardia Civil. Y porque cuando se aprobó el que hubiera mujeres guardia civiles dos hermanas ya eran mayores para ingresar, y no pudieron; y un hermano mayor no es guardia porque no le admitieron al no dar la talla. De no ser así, hubiéramos estado los siete». Nacido en Valencia de Alcántara hace 59 años, desde el pasado 19 de diciembre está al frente de la Comandancia de Cáceres, en donde han estado destinados su padre, su hermana, uno de sus hijos y él. Aquí terminará su carrera, ya que pasará a la reserva dentro de año y medio.

-¿Cómo es su relación con Valencia de Alcántara?

-Muy estrecha

-¿Hablará portugués?

-Por supuesto, y creo que con muchísima corrección. Yo soy de Las Casiñas, que es una de las pedanías que tiene Valencia de Alcántara. Allí la relación con Portugal es muy estrecha. En Valencia de Alcántara me crié y allí ejercí de capitán tres años.

-Hay una encuesta reciente en la que se afirma que el 65% de los portugueses están de acuerdo en unirse a España y formar una única nación. ¿Qué opina?

-Sería fantástico. Me apuntaría a eso mañana mismo.

-De los 40 años que lleva en la Guardia Civil, 20 estuvo en el País Vasco. Cuando llegó usted, en 1980, era uno de los peores momentos en la lucha contra ETA.

- Sí. A los cuatro o cinco meses de estar allí me pasaron a ser agregado al Servicio de Información, que entonces era el que llevaba el peso de la lucha antiterrorista y ahí estuve 20 años.

-¿Le influyó mucho esa experiencia?

-Fue una experiencia traumática. Yo era muy joven y tuvimos muchísimas bajas. Entonces la sociedad no era como ahora. La verdad es que hubo un antes y un después desde Miguel Ángel Blanco. No era el primer secuestrado que mataba ETA, pero sí fue el primero que sacudió las conciencias de la población. Antes fue el caso de José María Ryan, un ingeniero de la central nuclear de Lemóniz, y el caso del capitán de Farmacia Alberto Martín Barrios.

-Víctimas extremeñas, por desgracia, hubo bastantes.

-Hubo muchísimas. Cuando estuve de profesor en la Academia de Oficiales en El Escorial, yo fui el primero en llegar cuando pegaron un tiro en la cabeza al padre de un alumno, en Santurce, en el año 84. Tuve un compañero, que perdió a un hijo con una bomba lapa...

-¿Participó en la desarticulación de muchos comandos?

-Sí, pasaron de las 400 detenciones. Fueron 20 años muy duros y tuve la suerte de trabajar con lo mejorcito.

«Fueron 20 años muy duros en el País Vasco, pero tuve la suerte de trabajar con lo mejorcito»

-Ahora parece que se habla de aquella época con menos miedo. ¿No sé si ha leído el libro 'Patria', de Fernando Aramburu, que está arrasando en ventas?

-Tengo referencias, porque el coronel Ruiz fue mi teniente en el Servicio de Información. El libro es un análisis más. Es bueno porque está muy asesorado por el coronel; pero, para mí, el libro que mejor define esa etapa en el País Vasco es 'El árbol y las nueces', de Isabel San Sebastián y Carmen Gurruchaga, que explicaba cómo el nacionalismo moderado se beneficiaba de la lucha de ETA. Lo recomiendo. Es un libro muy bueno.

-Conoce muy bien Extremadura, porque además de haber nacido aquí, ha trabajado en esta comunidad autónoma.

-Vine de Colombia y pedí, de manera voluntaria, ir a la Siberia Extremeña. Estuve en Talarrubias, donde hay una gente magnífica, muy buena, allí estuve como en mi casa. Tuve un gran apoyo del alcalde, que era un hombre magnífico. Luego estuve mandando la brigada de policía judicial en Badajoz y a los tres años salió la vacante de mi pueblo, y cumplí el sueño de mi padre: mandar el puesto de Valencia de Alcántara. De los cuarenta años de servicio, nueve he estado en Extremadura.

-¿Cuántos guardias civiles hay en la provincia de Cáceres?

-Unos 1.330 agentes. Tenemos un porcentaje de vacantes cubiertas del 82%. Podíamos estar mejor, pero después de los años de crisis las vacantes poco a poco las vamos cubriendo.

-¿Cómo ha cambiado la vida de la guardia civil en los 40 años que lleva usted en el Cuerpo?

-Ha evolucionado mucho. Hemos logrado conciliar la vida familiar. Se ha avanzado mucho en los derechos de la gente. Tenemos mujeres. Que son pocas, en mi opinión. Sería bueno que tuviéramos más mujeres. Aportan a la Institución lo mismo que un hombre, más un plus de sensibilidad y de sentido común. Ojalá tuviéramos más. Tenemos una comandante, que es la segunda en el mando, y tres suboficiales. Hay 68 mujeres.

-¿Las estadísticas siguen siendo buenas en la disminución de la delincuencia en Cáceres?

-Sí. Del año pasado a este hemos experimentado un descenso del 5% en general. En los robos en vivienda tenemos un descenso del 20%. En el total de investigados hemos subido un 15%, y en delitos esclarecidos hemos subido un 0,6%. Nuestra prioridad ahora mismo es la violencia de genero. Aquí no hay estadística. No podemos ampararnos en que estamos mejor que Francia o los países nórdicos. Perder una mujer de esa manera es un disparate. Tenemos que echar el resto.

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