Los cinco tesoros que guarda el Museo de Cáceres

El de Serradilla fue encontrado en los años sesenta y tiene una historia de ocultación en un primer momento. Estaba en casa de un particular que no lo quería entregar, pero con el esfuerzo de Carlos Callejo, que era conservador del Museo de Cáceres y delegado provincial de excavaciones, se consiguió traerlo a Cáceres. «No tuvimos la misma suerte con los torques de Berzocana – señala Juan Valadés –, que también se encontró en los años 60 y Martín Almagro, que era comisario nacional de excavaciones y director del Museo Arqueológico Nacional, se llevó los torques a Madrid, supuestamente para estudiarlos mientras se reorganizaba el Museo de Cáceres, que en aquella época estaba la Casa de Las Veletas en unas condiciones muy malas, ya que era necesario una reforma que se hizo en el año 1972; pero para aquella época el tesoro ya se quedó en Madrid y allí sigue». El tesoro se encontró en 1961. Era una pátera de bronce con tres torques de oro, uno de los cuales lo fundió un joyero.

El que está en el Museo de Cáceres es el tesoro de Valdeobispo, «que se llama así pero no hay ninguna garantía de que sea de Valdeobispo, ni siquiera de que sea de Extremadura», explica Valadés, quien detalla que tienen un aspecto que parece que sean más bien piezas portuguesas o gallegas, pero como proceden de un hallazgo irregular en Valdeobispo por eso tiene su nombre, ya que quienes lo tenían eran de allí. Se consiguió gracias a una actuación de la Junta de Extremadura en los años 90. Se logró recuperar estas piezas que estaban a punto se salir a subasta. Durante un tiempo estuvieron en una caja fuerte en Mérida, hasta que se consiguió traerlas al Museo. «Es un tesoro excepcional y corresponden a una época anterior al tesoro de Aliseda. Estamos en un bronce final y materialmente tendrían un valor mayor; además, sus piezas tienen más oro que las de Aliseda o de Serradilla, que son piezas de una gran maestría, con mucha filigrana, pero tienen menos metal. Las piezas de Valdeobispo (cinco brazaletes y torques) son macizas», indica.

En el Museo de Cáceres también se exponen un brazalete hallado en Monroy y el tesoro de Talavera la Vieja, que fue recuperado gracias a una actuación de la Guardia Civil. También el tesoro de Villanueva de la Vera.

En Cáceres se pueden ver cinco tesoros de la provincia y en Madrid dos: el de Aliseda y el de Berzocana, que según asegura Valadés, si esos dos tesoros se descubrieran ahora, «sin duda estarían en el Museo de Cáceres, que está bien preparado para tener estas piezas». Lo que ocurre, explica, es que cuando se descubrió el tesoro de Aliseda el Museo de Cáceres ni siquiera tenía un local propio, y era lógico que se fuera al Museo Arqueológico Nacional, aunque en Cáceres la comisión provincial de monumentos intentó que se quedara aquí y el propio director del Museo, primero Sanguino Michel y luego Orti Belmonte, intentaron que se quedara. No pudo ser. Con el caso de Berzocana ya existía el Museo, pero tenía muchas deficiencias en materia de seguridad.

Hablamos de siete tesoros hallados en esta provincia, pero para Valadés es muy probable que aún haya más ocultos. «La provincia es muy extensa y tiene mucho patrimonio conocido y por conocer. Puede haber muchos tesoros ocultos, pero hay que tener claro que lo que hay es de todos. La gente piensa que lo que me encuentro es mío y eso hace mucho tiempo que ya no es así, desde la Ley de Excavaciones de 1911 y pueden cometer un delito al no comunicarlo e intentar venderlo». La ley dice que en un plazo de 48 horas tienen que comunicar el hallazgo. Luego los objetos son tasados y la mitad del valor es para el dueño del terreno y para quien encontró las piezas.