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Antonio Floriano, en el vestíbulo del asilo de las Hermanitas de los Pobres, donde pasa consulta de forma voluntaria . :: jorge rey
«A los mayores hay que hacerles ver que siguen valiendo y son útiles»

«A los mayores hay que hacerles ver que siguen valiendo y son útiles»

Antonio Floriano, médico jubilado, será homenajeado el próximo día 26 en la Gala del Mayor por su labor altruista, y aprovechará la ocasión para pedir un asilo en el hospital Virgen de la Montaña

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Lunes, 9 de octubre 2017, 08:29

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Antonio Floriano Corbacho (Cáceres, 1949) suma un nuevo reconocimiento a su labor altruista. Esta vez el galardón llega de la mano del colectivo de la tercera edad. El próximo día 26 será homenajeado en el Gran Teatro en el transcurso de la Gala del Mayor. Jubilado desde el año pasado, dedica parte de su tiempo libre a los mayores de la residencia de las Hermanitas de los Pobres, donde pasa consulta tres veces por semana como voluntario. Durante 23 años ejerció como médico de cabecera en Aldea Moret, donde su compromiso con el barrio fue mucho más allá de la consulta. Dirige, además, el centro de escucha San Camilo. Y forma parte del Teléfono de la Esperanza y de la oenegé 'Qué bonita es la vida'.

Avanza que aprovechará la entrega del galardón para hacer dos reivindicaciones vinculadas a la apertura del nuevo hospital y los edificios que dejará vacantes: que el Virgen de la Montaña se convierta en un asilo de ancianos y que el San Pedro de Alcántara se dedique íntegramente a los enfermos mentales. - Un nuevo premio. ¿Qué hace para ser tan querido por la ciudadanía?

-No creo que haga nada del otro mundo. No sé por qué me dan este premio, la verdad, pero yo siempre aprovecho los premios para decir lo que yo quiera.

«Me basta con que me reconozcan mi labor mis ancianitos, recibo mucho cariño»

-¿Y en este caso qué quiere decir?

-En este caso quiero decir que hay que escuchar a la gente, que hay que hacer lo mejor que se pueda en esta vida por los que sufren, por los necesitados y, sobre todo, por los enfermos.

-Desde el punto de vista médico, ¿qué consejo se puede dar a los mayores?

-A los mayores hay que hacerles ver que siguen valiendo y que son útiles para todo. Hay que tratarlos como personas que están en una etapa de su vida en la que pueden decir mucho a los demás. Tienen mucho que aportar. Ellos, además, necesitan el reconocimiento por lo que están haciendo.

-¿Y qué hay de la soledad?

-Hay mucha soledad entre los mayores. A la gente le llega la comunicación a través de la vista, el oído y del tacto. Yo aprovecho para dar masajes en los pies, para dar masajes en las manos y en la espalda mientras los escucho. Es muy importante que se sientan queridos.

-¿De dónde le viene esta faceta suya de dedicar tanto tiempo a los demás?

-No lo sé... A veces me entran ganas de tirarme todo el día en la cama o de disfrutar viajando por ahí, pero la verdad es que los mayores me aportan mucho. Ahora también estoy volcado con la enfermedad mental. Estoy muy en contacto con estos enfermos a través del centro de escucha. Y aprovecho, además, para dar charlas, conferencias...

-¿Conoce a todos los residentes de las Hermanitas de los Pobres?

-Ya sí porque llevo un año. Desde el mismo día que me jubilaron, me vine aquí (dice en referencia al asilo de las Hermanitas).

-¿Cuándo se jubiló?

-En septiembre de 2016.

-¿Echa de menos el centro de salud?

-La verdad es que no. Aquí estoy más a gusto porque vengo cuando quiero.

-Su último destino fue el centro de salud Zona Centro...

-Sí. Estuve cinco años. Y en Aldea Moret estuve 23. Me acuerdo mucho de aquel barrio. Sigo en contacto con ellos. Cada vez que me necesitan, voy.

-¿Qué va a decir cuando salga a recoger el premio?

-Que agradezco mucho los homenajes que me están haciendo, pero lo agradecería más si algún día, cuando muriera, pudiera contar que el Hospital Virgen de la Montaña se ha convertido en un asilo de ancianos y que el San Pedro se ha dedicado a los enfermos mentales. Lo voy a lanzar. Creo que es mejor decir esto que otras tonterías. También voy a decir que no necesito reconocimientos. Me basta con que me reconozcan mi labor mis ancianitos. Recibo mucho cariño.

-¿En qué barrio se crió?

-En las casas baratas. Luego me pasé a la Plaza de Italia. De ahí me fui a Diego María Crehuet. Después a San Juan y, por último, a la Cruz, que es donde vivo ahora.

-¿Y en qué colegio estudió?

-En el San Antonio de Padua.

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