Ángel Luis Hoya, fundador de la asociación 'Nadie sin techo Cáceres'
«Llegué a estudiar en la universidad y hace once años acabé en la calle»Trata de mejorar la vida de las personas que no tienen casa y romper el silencio del colectivo
«En el 2011 perdí el trabajo y pude aguantar con los dos años del paro, en el 2013 me tuve que ir a la ... calle porque soy divorciado y con tres hijos», explica Ángel Luis Hoya, el presidente de la asociación 'Nadie sin techo' que se ha fundado en Cáceres. «Me embargaron el piso, perdí 100.000 euros». Aunque llegó a ir a la universidad, donde estudió ingeniería industrial, no terminó. Tuvo varios empleos: de repartidor en una farmacia y en distintos hoteles de la ciudad. «He trabajado en Castellón, Cádiz, Valladolid, Galicia, Salamanca».
El círculo vicioso de la calle termina rodeando a las personas. «Iba en búsqueda de trabajo, pero como el trabajo estaba en la calle era un poco complicado estar presentable para acudir a una entrevista de trabajo», explica. «Cuando estás en la calle no sabes ni por dónde tirar, tienes como una venda puesta en los ojos, no ves más allá».
En el camino a su inserción de nuevo a la vida influyó para bien que le concedieran un piso de protección social en Aldea Moret, en el que, explica, ha llegado a acoger «a más de 30 personas». Su casa se ha convertido también en un refugio para personas que han estado como él en algún momento de su vida. «Ha habido días que he prestado mi cama a personas que lo necesitaban y yo he dormido en el suelo, o les he dejado utilizar mi ducha».
Cuenta que trabaja desde el pasado mes de agosto en la Facultad de Derecho de la UEx como auxiliar de un profesor con discapacidad. «He hecho muchos cursos, sobre todo de limpieza, he estado en el hospital San Pedro de Alcántara, he limpiado ópticas, los centros de interpretación de la Junta de Extremadura, terminé el contrato con la empresa y a los ocho días otra empresa me dio el trabajo de la Facultad».
El contacto con el mundo académico le llamó la atención y está estudiando la carrera de Derecho. «Como yo había estudiado ingeniería y había vacantes lo pregunté y empecé a estudiar». En su rutina diaria está el comedor social de las Hermanas de la Caridad, en donde se relaciona con muchas personas que también han sufrido el infierno de transitar la calle y no tener un asidero. Una amiga suya explica que ella vivió temporalmente en la calle en una época en la que la vida se le torció. Ahora cuenta con una vivienda familiar y no tiene ayuda, pero está tranquila. «Solita y bien».
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