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Eustaquio Redondo en su taller de taxidermista con varios ejemplares que él reconoce que son de la Junta. :: Jorge Rey
La Junta exige a un taxidermista 170 piezas que se niega a devolver gratis

La Junta exige a un taxidermista 170 piezas que se niega a devolver gratis

Las obras, que quieren colocar en un nuevo centro de interpretación de Monfragüe, están en dos locales de Cáceres

Sergio Lorenzo

Cáceres

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Jueves, 1 de enero 1970

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«Llevo 15 años con los animales, cuidándolos, gastándome dinero en ellos y pagando el alquiler de una nave en donde tengo que tenerlos, porque no me caben todos en casa, y ahora me los quieren quitar sin darme nada a cambio, y además con amenazas», afirma Eustaquio Redondo en su vivienda de Cáceres, en el barrio de San Marquino. Habla sentado en su silla de ruedas, mientras parece que le miran atentamente un águila imperial, un águila perdicera y una lechuza.

Los animales son 170 pájaros y pequeños mamíferos, que están muertos, pero gracias a su arte como taxidermista parece que en cualquier momento van a volar o a correr. En su casa, en su taller, tiene varios ejemplares, pero en un local adosado a su vivienda hay más de cien, entre los que destacan impresionantes buitres leonados, milanos, búhos reales, una jineta, un gato montés, una cigüeña...

Al cacereño Eustaquio Redondo le cambió la vida el año 1975, al tener un grave accidente que ha hecho que desde entonces necesite una silla de ruedas para desplazarse. Cuando estaba en el hospital ingresado decidió convertirse en taxidermista, oficio que aprendió en el Instituto Jungla de Madrid.

En 1997 presentó un proyecto de naturalización de animales muertos en el Parque Nacional de Monfragüe. Se trataba de aprovechar la gran cantidad de animales muertos que se encontraban en el Parque, la mayoría por tendidos eléctricos, alambradas, envenenados o por caza furtiva. El proyecto buscaba fines educativos, ecológicos y científicos.

El proyecto gustó y la Junta de Extremadura contrató a partir de 1998 a Eustaquio Redondo. «Me contrataron con la idea de naturalizar estos animales para hacer un museo con ellos; pero un lugar que tenían para hacerlo se cedió para otra cosa, pasaba el tiempo y no había un lugar para que estuvieran las obras bien guardadas».

La Junta le contrato a través de Cocemfe (Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica). Asegura que el primer contrato se lo hicieron el 10 de julio de 1998, con carácter de subvención y con una duración de seis meses, percibiendo unos 600 euros al mes. Estuvo trabajando para el Parque Nacional de Monfragüe hasta el año 2006.

De esta forma naturalizó alrededor de 190 animales. Asegura que unos 20 se perdieron, «por decirlo de alguna manera», en Monfragüe. En septiembre del año 2008 examinó las piezas que quedaban, diagnosticando que el 90% estaban infectadas con polillas y ácaros. Ya no tenía relación con el Parque y afirma que trabajó sin sueldo asignado para que no se perdieran sus obras. También señala que hizo exposiciones con los animales por encargo del Parque Nacional, como la que se hizo en el Embarcadero de Cáceres o en la Feria Internacional de Turismo Ornitológico, en la que dice que hubo un récord de visitantes: 17.000 personas. Asegura que él recuperó piezas perdidas, como un buitre leonado, una cigüeña, un milano real y una avutarda que se había cedido a la Diputación de Cáceres y estaban en precarias condiciones, y una garduña y un tejón que estaba en la casa particular de un guarda.

Explica que, visto que la colección se iba a perder al no cuidarla, la Junta le concedió un permiso para tenerla, haciendo conjuntamente una ficha de todos los animales que están guardados en su casa y en un local, con el visto bueno también de la Guardia Civil.

Ahora la Junta le reclama los animales para el nuevo Centro de Interpretación de Animales Naturalizados que se ha construido en Villarreal de San Carlos.

El Diario HOY ha preguntado a la Junta de Extremadura por esta polémica. Ha respondido que fue en el año 2012 cuando autorizó a Redondo la custodia de la colección zoológica de animales naturalizados hasta tener un espacio expositivo adecuado, y se le ha requerido, «de manera legal y transparente la devolución de los animales».

La Junta quiere dejar claro que esta colección es de su propiedad y que para su adquisición, «ya se formalizaron y abonaron los correspondientes convenios para la realización de los trabajos de naturalización».

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