La Junta arreglará la ermita cacereña del Vaquero para acabar con las humedades
Cultura invertirá casi 150.000 euros en la rehabilitación, que se ejecutará el año que viene
«La ermita presenta un estado de deterioro elevado, con una patología de humedad que afecta a todos los sistemas constructivos de la misma e, incluso, a los bienes muebles que allí se albergan». La descripción incluida en la memoria del proyecto de restauración de la ermita del Vaquero no deja lugar a dudas. El templo de la calle Caleros está tocado por los problemas generados por las filtraciones de agua.
Pero parece que estos problemas tienen los meses contados porque la Junta de Extremadura, a través de la Consejería de Cultura y Turismo y Deportes, prevé rehabilitarla el año que viene. Antes, en el último trimestre de este año, licitará la obra con un presupuesto de 143.927 euros para ser ejecutada en 2022.
El proyecto, que incluye todas las actuaciones que se deben llevar a cabo en la construcción, ya está hecho. Lo firma el estudio cacereño Cruz&Rueda e incluye novedosos trabajos de digitalización de la ermita hechos en colaboración con el laboratorio TAD3 Lab de la Universidad de Extremadura.
El paquete de intervenciones previstas en la ermita de la calle Caleros incluye el desmontaje y traslado del retablo del camarín para ser restaurado. «La humedad ha afectado muy negativamente a los retablos de estilo barroco del siglo XVII, pues con la humedad han perdido parte de las pinturas y la madera sufre ataques de xilófagos. Destacamos la gravedad y el pésimo estado de conservación del retablo del camarín», detalla el informe.
Está previsto, además, el cambio de cubiertas, la restauración de muros interiores, el arreglo de la fachada (incluida la restauración de los esgrafiados) y la búsqueda de una solución a todos los problemas de humedades existentes en el encuentro de la ermita con la muralla. La construcción conserva en su patio interior un tramo del lienzo almohade, pendiente de restauración. La ermita linda, además, con el jardín de una vivienda anexa, la casa del ermitaño.
«Ambos jardines carecen de canalización y evacuación de las aguas de lluvia y de la que mana por la base de la muralla a través de mechinales, que suministra continuamente humedad al terreno e interior del inmueble, afectando no solo a los paramentos interiores de los muros, sino también a la cúpula que cubre el camarín», se describe en la memoria. Las obras reconducirán toda el agua que se recoge a través del jardín de la casa del ermitaño y de la muralla.
Esta ermita se levanta sobre el solar que se cree que albergó en su día la casa de Gil Cordero, el pastor al que, según la tradición, se le apareció la Virgen de Guadalupe. El origen de la construcción de la ermita se remonta a comienzos del siglo XVII. «En esta época la casa se había convertido en una suerte de prostíbulo y los vecinos se quejaron. En vista de la situación, por decoro y por la importancia simbólica del lugar, el corregidor dio cuenta al Ayuntamiento, que comenzó los trámites para adquirir el inmueble y edificar aquí una ermita», recoge la memoria.
La intervención de la Junta en el templo se ha hecho a propuestas de la Delegación de Patrimonio de la Diócesis.