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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Parte de los alumnos que están haciendo un curso de alfabetización tecnológica. :: jorge rey
Jubilados, pero no desconectados

Jubilados, pero no desconectados

El nuevo centro del conocimiento de Aldea Moret acerca la tecnología a distintos colectivos para acortar la brecha digital

CRISTINA NÚÑEZ

CÁCERES.

Domingo, 5 de mayo 2019, 09:15

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Elena Sánchez Paredes es médica y se jubiló hace una década. «Yo no sabía nada del mundo digital, lo hacía todo a mano en el trabajo y lo poco que sé es porque mis hijos me han enseñado a hacer la cosas que yo quería aprender». Los teléfonos inteligentes han roto barreras tecnológicas, pero son muchos los que sienten que hay una brecha generacional que les pone trabas a la hora de relacionarse con las máquinas y aprovecharse de sus ventajas. No son nativos digitales y los saben, pero aprenden rápido y les sobra el entusiasmo.

«El curso me parece fantástico y él es un crack». Ese crack al que se refiere Elena Sánchez se llama José Manuel Rayo y está a punto de cumplir dos décadas conectando a personas alejadas de la tecnología con el mundo digital. Dice que ha ejercitado la paciencia, pero viéndole cómo trata a sus alumnos, también el cariño y el humor, para que el aprendizaje no se haga tan arduo. Trabaja en el nuevo centro del conocimiento de Aldea Moret, dentro del Plan de Alfabetización Tecnológica de Extremadura.

Un 49,1% de los ciudadanos de entre 65 y 74 años de edad utilizó Internet en los tres meses anteriores a la realización de una encuesta que hizo el INE en 2018 sobre el uso de la tecnología en los mayores. La cifra ha aumentado poderosamente en los últimos años, pero denota que la mitad de la población en esa franja aún está aislada, una cifra que aumenta en el medio rural. «Vienen muy contentos, algunos se desplazan y quieren continuar», explica José Manuel Rayo, que cuenta que este curso dura 30 horas, y que se imparte los lunes y los miércoles de 12 a 14 horas. «Móvil tiene todo el mundo, pero también se les enseña a utilizar otros dispositivos como el ordenador de mesa, portátil y tablets». Abordan cuestiones básicas que sin embargo algunos de ellos desconocen, como abrirse una cuenta de correo electrónico o el almacenamiento de archivos. «Trabajaremos el almacenamiento en la nube, el dropbox». Para practicar, se irán de excursión a la parte antigua y harán un pequeño rallie fotográfico para abordar estas cuestiones. Una impresora 3-D está presente en el aula. «Haremos también un pequeño taller de piezas con el programa tinkercad, que aunque lo parezca, no es el nombre de un mueble de Ikea», bromea Rayo. Quiere introducirles en la cultura 'maker', muy en boga actualmente.

TESTIMONIOSJosé Flores 63 años «Tengo que desplazarme para este curso, pero me gusta»Elena Sánchez 72 años «Yo no sabía nada del mundo digital, lo hacía todo a mano»Marifé Tomé 54 años «Tengo portátil desde hace 10 años, pero no lo sabía usar»

Liberar espacio

Otra cuestión que también se aborda en estas jornadas es la del acercamiento a la administración electrónica. «La posibilidad de pedir cita y hacer trámites burocráticos, lo cual les viene muy bien». Rayo destaca que lo importante es también responder a sus inquietudes y hacerles útil el acceso al mundo digital.

El grupo al que Rayo enseña a acercarse a los ordenadores sin miedo procede de la Universidad de Mayores y muchos de ellos han despempeñado trabajos cualificados, lo cual supone también una ventaja, aunque en muchos casos solamente utilizaban los programas necesarios para desempeñar sus puestos. José Flores tiene 63 años y está jubilado de director de oficina bancaria. «Solamente movía el tema bancario, tenía correo electrónico pero me lo daban ya hecho, yo no sabía abrirlo, lo he aprendido aquí». Está al día en cuanto a trámites bancarios, citas médicas y ve muy útil el poder almacenar todas las fotografías que va haciendo con móvil y tablet, para que los recuerdos no se dispersen. «Vivimos en Valdefuentes y nos tenemos que desplazar, pero nos gusta, nos parece muy interesante».

Marifé Tomé está también prejubilada, con 54 años. Reconoce que este curso le ha ayudado a resolver dudas. «Yo tengo el portátil desde hace por lo menos 10 o 12 años, pero como no sabía utilizarlo no le daba uso, pero ahora ya los trámites del banco ya los hago de manera tecnológica. Yo esto lo comparo con antiguamente, cuando la gente que no sabía ni leer ni escribir se quedaba fuera», indica esta mujer, que no quiere perder el tren tecnológico.

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