¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?
Jose Gómez González en una foto de archivo en 2013. HOY

Jose, el camarero de Cáceres que se vio en la calle «por una mala decisión»

Trabajó en varios restaurantes de la Plaza Mayor, pero el alcoholismo y problemas familiares le abocaron a la indigencia y a morir solo

Cristina Núñez

Cáceres

Miércoles, 29 de enero 2025, 20:23

Quien sea cacereño o lleve muchos años en la ciudad y haya frecuentado la Plaza Mayor reconocerá en la foto que acompaña esta información a ... Jose, así sin tilde, como se le conocía. Es José Gómez González, al que durante muchos años pudo vérsele con su camisa blanca como camarero de bares de la parte baja de la Plaza Mayor como Los Portales o los Arcos. En esos tiempos, hasta 2010, su aspecto era parecido al de la imagen, tomada en el centro Vida de Cáritas en 2013, a donde acudió tras arruinarse por su adicción al alcohol, según él mismo contó en una entrevista en este medio.

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La muerte de Jose sacudió el domingo la Plaza Mayor, su ecosistema, el lugar en el que trabajó y que fue testigo de su desmoronamiento vital. Su único hijo, José Arsenio Gómez Peñas (tenía además dos hijastros), agradece todo lo que se ha hecho por su padre, tanto en los últimos días como después de su muerte. Este miércoles fue a los bares de la zona, dio las gracias y recorrió ese territorio tan ligado a la vida de Jose, natural de Trujillo de 66 años.

A él le avisaron ya desde el hospital para comunicarle el fallecimiento de su padre, al que se le trasladó en ambulancia desde los soportales de la Plaza Mayor el sábado hasta el centro sanitario, en donde murió el domingo. «Tardaron mucho en localizarme», explica este joven de 30 años. El contacto con su padre había sido, en los últimos años, muy puntual, porque la calle es como una especie de sumidero que va arrebatando la normalidad. José hijo cuenta que rechazaba el contacto y la ayuda. En la calle llevaba al menos ocho años.

¿Cómo llegó este hombre a esa situación? Su hijo da a entender que los problemas familiares y la separación de su madre iniciaron una espiral destructiva que avivaba el alcohol. Tomó un camino erróneo, «una mala decisión», explica. Tras conseguir recuperarse volvió a caer y poco a poco fue despegándose de lo que todos entendemos como «vida normal». Y de atender las mesas de las terrazas de la Plaza pasó a vivir gracias a las ayudas de algunos hosteleros y a dormir en la calle o en locales o almacenes.

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Entierro

Este hombre sumido en el desamparo fue enterrado este miércoles en el cementerio de Cáceres, en el espacio de nichos que tiene reservado el Ayuntamiento para personas desposeídas. El IMAS destina una cantidad para las pompas fúnebres.

Más allá del estigma, a su hijo le apetece proclamar, días después de su pérdida, la dignidad de su padre. «Era un buen hombre, un padrazo y supercurrante», cuenta expresando su disconformidad con que a su padre le defina la palabra indigente. La vida, dice, a veces se complica y nadie está libre de tener un final como el de Jose.

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«No nos gusta lo de indigente, él era una buena persona y supercurrante», reivindica su hijo

«Se le podría haber declarado incapacitado para tener más atención», señala el responsable de la asociación de sintechos

El hostelero de la Plaza Mayor Emilio Rey, el Pato, también apuntala la idea de que Jose era un buen hombre apisonado por circunstancias adversas que no supo manejar. «A mí me ayudó mucho durante la pandemia», cuenta este veterano hostelero. Le echaba una mano con las mesas de la terraza, colocándolas. Él también le tendía un cable, le cedía un lugar donde dormir y le daba de comer, pero Jose se deterioraba visiblemente. El alcohol le acompañaba, pero el mal comer, la falta de higiene y estar a la intemperie iban también augurando lo peor, explica Emilio Rey. «Yo creo que ya no quería vivir», explica. A veces se enfadaba con él esperando que la reprimenda sirviera de revulsivo que pudiera activar algún cambio, pero eso nunca sucedió.

El protocolo 'Ola de frío' que atiende a personas que viven en la calle le tenía en el radar, y tal y como explicaba el martes Hugo Alonso, el coordinador de DYA social, le habían ofrecido de maneara constante ser trasladado al centro de emergencia social, algo a lo que él se negaba en rotundo. Los voluntarios tienen que respetar esa decisión porque todo el mundo tiene derecho a ejercer su libertad individual.

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La pregunta que late debajo de este drama es si se pudo hacer algo más. Luis Ángel Hoya es el fundador de la nueva asociación 'Nadie sin techo' de Cáceres, que trata de reivindicar los derechos de las personas que no tienen hogar en la ciudad y que cifra en unas 40 en total. Él cree que se podría haber tomado la decisión de declararle «incapacitado» para poder ayudarle «en urgencias o en donde fuera», pero para eso, precisa, «tiene que actuar el juzgado».

Luis Ángel coincidió con Jose en la asociación de alcohólicos nominativos. Ahora lamenta que su amigo no pudiera recuperarse de esta adicción. «Era un buen camarero, en esa época él tomaba sus cañitas pero nada del otro mundo».

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La enfermedad de la que murió Jose no ha trascendido, pero algunos de los que estuvieron a su lado en los últimos momentos aseguran que tenía las piernas engangrenadas. Hoya insiste en que la calle quita a las personas derechos básicos, como tener acceso a servicios médicos, al no tener documentación ni domicilio. Un limbo que a veces llega a ser mortal.

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