El cacereño Francisco Cerro, nombrado por el Papa arzobispo de Toledo
La Santa Sede despejó al mediodía de ayer la incógnita de lo que desde hacía meses era un secreto a voces
Arropado por la curia diocesana (los sacerdotes que colaboran estrechamente con él), por el personal del Palacio Episcopal, los miembros del colegio de consultores de la diócesis y por sus familiares más cercanos -su hermana, su hermano y dos sobrinos-, el obispo de la diócesis Coria-Cáceres, monseñor Francisco Cerro Chaves, intervenía ayer en rueda de prensa para confirmar lo que era ya un secreto a voces: su nombramiento como arzobispo de la archidiócesis de Toledo, una de las más importantes de España, en sustitución de monseñor Braulio Rodríguez Plaza, que renuncia al cargo al superar en las próximas semanas la edad que establece el derecho canónico, los 75 años.
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A las 12 de la mañana la Santa Sede hacía público el relevante cargo que ocupará en unos meses el malpartideño, quien, mientras se cierra la fecha en la que se celebrará la toma de posesión, se mantendrá como administrador apostólico de la diócesis cacereña.
FECHAS DESTACADAS PARA MONSEÑOR CERRO
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2007 Obispo. El 21 de junio de hace 12 años Cerro fue designado el obispo 118 de la diócesis por Benedicto XVI.
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2007 Arzobispo
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2019 Ayer, 27 de diciembre, día de San Juan Apóstol, la Santa Sede anunciaba su nuevo nombramiento.
«Entiendo que es voluntad de Dios y la acepto con alegría. Aunque siento dejar la diócesis de Coria-Cáceres en la que he sido tan feliz», manifestaba Francisco Cerro al inicio de su intervención, añadiendo seguidamente que «el Señor me envía a una iglesia llena de historia, de vida y de frutos de santidad, con una gran tradición cristiana, con sacerdotes, religiosos y religiosas verdaderamente entregados a su vocación y laicos que trabajan con alegría e ilusión en la misión de la Iglesia».
Cerro continuará como administrador apostólico de la diócesis cacereña hasta que tome posesión
Estas fueron sus primeras palabras como arzobispo electo en una comparecencia en la que estuvo flanqueado por el vicario general de la diócesis cacereña, Diego Zambrano, y la delegada de medios de comunicación, Lorena Jorna. En su alocución saludó a los obispos, sacerdotes y fieles de la que será su nueva casa, y agradeció a aquellos que en estos 12 años han colaborado con el prelado. «Es un momento agridulce -admitió- pues es humano sentir nostalgia y pena por abandonar un lugar en el que se ha vivido y compartido tantos años», reconoció, al tiempo que deseaba poder desempeñar «sabiamente» la tarea a la que se enfrenta «con una confiada esperanza».
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La convocatoria a medios, que se recibió pasadas las 21 de la noche del jueves, se ciñó estrictamente al guión marcado desde Roma, aunque no faltaron los aplausos espontáneos, las numerosas muestras de afecto y todas las felicitaciones personales al término del acto con la prensa. A la misma hora, en Toledo, el arzobispo Braulio Rodríguez ofrecía otra conferencia de prensa para comunicar su marcha y revelar el nombre de su sustituto. Cerro, sin embargo, no pudo avanzar quien ocupará su sillón en la diócesis extremeña. Ahora se abre un proceso de consulta para presentar al nuncio del Vaticano en España, Bernardito Auza, las candidaturas.
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Nuevo obispo
La elección del nuevo obispo, que puede ser un sacerdote, vicario u otro prelado, puede prolongarse meses. Antes de que Cerro se ordenara como obispo un 2 de septiembre de 2007 en la catedral de Coria para suceder a monseñor Ciriaco Benavente, el párroco de San Juan, Ceferino Martín Calvarro, ejerció de administrador diocesano casi un año. Según lo establecido, los obispos tienen hasta tres meses para tomar posesión del cargo en su nuevo destino. Mientras se despeja el nombre del sucesor de Cerro, la máxima autoridad en Coria-Cáceres será, o designada por la Santa Sede, en cuyo caso nombrará a un obispo como administrador apostólico, o elegida por el colegio de consultores entre los sacerdotes de la diócesis.
De su trabajo al frente de esta diócesis durante casi 13 años, en junio de 2020 los habría cumplido, Cerro lo calificó de «altamente positivo», señalando especialmente a las personas con las que ha trabajado. En el plano de proyectos en la comunidad eclesiástica de la provincia, destacó como uno de los «grandes momentos» el Sínodo Diocesano celebrado en 2017, que convocó a más de 4.000 personas. «Yo creo que incluso ha sido un modelo para muchas diócesis de España», subrayó.
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Respecto del patrimonio eclesiástico, resaltó las intervenciones en la catedral de Coria. La última, según avanzó, concluirá en mayo. También se refirió a la obra de la concatedral de Santa María de Cáceres y a la renovación del seminario diocesano, del que dijo que está siendo «un foco de actividad».
«Lo acepto con alegría aunque siento dejar la diócesis Coria-Cáceres en la que he sido feliz»
«Trabajar con Don Francisco ha sido muy cómodo y fácil, es un hombre muy conciliador»
Diego Zambrano Vicario general de Cáceres
Igualmente, remarcó la creación de nuevas delegaciones episcopales, entre ellas, la de la mujer. Y no se olvidó de la declaración de Interés Turístico Internacional de la Semana Santa cacereña y de la potenciación de las cofradías. También quiso incidir en el portal de transparencia. «Creemos que es importante en nuestra sociedad que se sepa claramente todos los medios y lo que la iglesia tiene», dijo el arzobispo, que reiteró nuevamente su agradecimiento a la gente con la que ha contado. «Ha sido una labor de equipo, de muchos sacerdotes, de muchos religiosos, de muchos laicos... que tampoco ha sido propiamente algo mío. Don Ciriaco ya trabajó con muchos laicos e hizo que la realidad de los laicos en la diócesis sea también buena», concluyó.
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Quienes han trabajado estos años junto al obispo, como Lorena Jorna, delegada de Comunicación de la diócesis, o el vicario general, Diego Zambrano, resaltan su trato cordial, su humildad y su carácter conciliador. La periodista cacereña apunta que en la cercanía residen las claves de su «éxito» en la comunicación. «Siempre ha sido muy cercano con los periodistas y con el trabajo de los medios de comunicación. En aquellos temas más desconocidos para él ha demostrado además, humildad, dejándose asesorar por los responsables indicados», valora Jorna.
Para Zambrano, trabajar con Cerro ha sido «muy cómodo y fácil». «Es un hombre de paz. Con una gran capacidad de trabajo y hacer trabajar en comunión. Un hombre muy optimista y alegre que hace que los problemas se conviertan en oportunidades».
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Rasgos que, sin duda, ayudarán a Francisco Cerro, ahora primado de España, a enfrentarse a los retos actuales que se le plantean a la Iglesia católica, entre los que el propio religioso destacó la evangelización. «Lograr que el mensaje de Jesús llegue a todos, a los niños, a los jóvenes. Transmitir la fe, vivir la caridad con los más pobres, seguir haciendo creíble el evangelio en esta sociedad que vivimos hoy pluralista y amplia». Esa es la tarea que emprenderá el cacereño desde el imponente Palacio Arzobispal de la capital toledana.
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