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Manuel M. Núñez
Cáceres
Sábado, 15 de febrero 2020, 08:40
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Cuando el cementerio municipal se amplió con una inversión de 1,5 millones de euros en 2011 era difícil imaginar que menos de una década después se podría dar una situación como la actual. El Ayuntamiento está abriendo nichos que tienen más de 100 años por falta espacio en el camposanto municipal. La paralización de las obras que estaban en marcha con una partida de 297.000 euros ha provocado un serio contratiempo, hasta el punto de que en el equipo de Gobierno municipal admiten que se busca la fórmula para «dar cuanto antes una solución a este problema». A todo ello se suman las quejas de ciudadanos que han denunciado el estado de las instalaciones en las que han debido depositar los restos mortales de sus seres queridos, con paredes desconchadas, grietas y falta de limpieza en la parte vieja.
La situación se ha agravado después de que el Ayuntamiento haya reconocido su incapacidad para resolver el contrato adjudicado para la tercera fase de la ampliación. La adjudicataria, Grupo Orizontia, subcontrató esas obras con otra mercantil, Aguaema. Los trabajos arrancaron en julio pero el contrato se había firmado ocho meses antes, en noviembre de 2018. El Ayuntamiento ya barajó la posibilidad de rescindir el contrato incluso antes de comenzar la intervención por ese retraso.
Ahora, consumado el parón y ante el problema suscitado, se encomienda a la Comisión Jurídica de Extremadura, que puede tardar hasta tres meses en pronunciarse, admitió ayer el portavoz municipal Andrés Licerán. El pliego permite esa subcontratación de la obra pero a su vez refleja que ello no exime de responsabilidad directa del contratista (Orizontia) ante la administración. El artículo 211 de la Ley de Contratos del Sector Público recoge como causa de disolución «la demora en el cumplimiento de los plazos por parte del contratista». La obra tiene un plazo de ejecución de seis meses, con lo que debían haber concluido ya.
El proyecto incluye 216 nuevos nichos y 60 osarios. Al no estar listos aún, el Consistorio se ve obligado a recuperar viejos sepulcros de hace más de 100 años por falta de espacio. Se trata, dijo ayer Licerán, de medidas «puntuales» que permitan seguir afrontando los enterramientos. El portavoz también reconoció que la falta de ingresos por la gestión del PP y Cs, vino a decir, ha impedido dotar presupuestariamente de ninguna partida al cementerio en las cuentas de 2020. El Ayuntamiento ha estado informando a las familias, pero algunas han denunciado públicamente la situación.
«Ayer enterramos a mi suegra (...). Cuando nos llevaron al lugar donde se depositó el ataúd nos llevamos esta desagradable impresión: paredes desconchadas, escalones rotos... Peor que una película de terror», relató Guadalupe Domínguez en una red social. Ciudadanos se hizo eco del problema con la denuncia de Tomás Bejarano. Califica como «inadmisible» que se cobre una tasa a los cacereños y la conservación del camposanto no sea la adecuada. De momento se ha enviado a la brigada de obras a la espera de una nueva ampliación para la que no hay fondos y que se estima en 1,2 millones.
«Este equipo de Gobierno está volcado en buscar fórmulas sobre cómo acometer o financiar esa obra», sugirió Andrés Licerán ayer. Reconoce que la solución se hace «urgente».
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