Borrar
Pedro Burgos Barrantes. Jorge Rey
El España, el cine que marcó a un pueblo

El España, el cine que marcó a un pueblo

Pedro Burgos recrea en un documental la historia de su abuelo, que llevó la gran pantalla a Albalá | La cinta, que ya se ha proyectado en varios festivales, se presentó hace unos días en las filmotecas de Cáceres y Badajoz

Cristina Núñez

Cáceres

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Lunes, 4 de marzo 2019, 08:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuenta Pedro Burgos Barrantes (Cáceres, 1974) que evocar a su abuelo le hace pensar en una especie de juego de espejos. «Nos llamamos igual, Pedro, y el murió de un infarto estando los dos solos, cuando yo tenía 13 años, fue un poco como un relevo, porque yo heredé su ilusión por el cine». Pedro cuenta la historia del España, el cine que avivó la imaginación de los vecinos de Albalá a partir del año 1950, cuando la población se multiplicó por el inicio de una mina de uranio. «Llegaron un montón de familias y tenían buenos sueldos porque el trabajo era muy duro, y mi abuelo vio la posibilidad de abrir este negocio que duró hasta 1975». La decisión de Pedro Barrantes proporcionaría horas y horas de ilusión a los vecinos de la localidad y del entorno, en una etapa en el que las historias en pantalla grande eran de los pocos entretenimientos con que contaba la gente. «Llegaba gente de muchos pueblos, hasta con burros», cuenta Pedro. 25 años resumidos en el documental 'Historia Antigua del cine España', que ofrecen una instantánea de cómo era el país a través de lo que pasaba en Albalá en aquellas tardes de oscuridad y celuloide. «Es una metáfora del régimen, el pueblo no se ve, da sensación de claustrofobia, tiene un componente político y cinematográfico».

A lo largo de los 79 minutos de metraje los testimonios vivos dan cuenta de qué significó este recinto, hoy en ruinas, en su vida. Cuenta con la presencia de la propia familia, de espectadores y de trabajadores. «Está la señora que hizo la pantalla, y el constructor, gente de más de 90 años». El documental recoge la conmoción de personas que hacía décadas que no habían estado en esa estancia. «La gente se echaba a llorar, entraban en el cine y se le venían encima todos los recuerdos». Además, Pedro logró rescatar una entrevista en audio que se le hizo a su abuelo. Es él mismo el que interpreta el papel de su abuelo y hace un playback. El juego de espejos.

El proceso de elaboración ha sido lento por la posproducción, el rodaje duró solo 10 días. «Hemos tardado tres o cuatro años en terminarlo, lo difícil es encontrar la fórmula para que todo tenga una unidad formal». El edificio se convierte en un personaje más. Los escombros, el silencio (tiempos muertos para reflexionar) y las palabras. «No es el típico documental de busto parlante, la gente entraba en el cine y yo no les tenía que hacer una entrevista formal, se ponían a hablar solos, les salía».

La reflexión de fondo, reconoce Pedro Burgos, es ese cambio en los hábitos de ocio y lo que representaba el cine en ese momento. «La gente se emocionaba en el cine, se lo creía, lo vivía, era una experiencia compartida». Los filmes oscilaban entre «la españolada y la pandereta, las películas del régimen y las producciones americanas».

Protagonistas. Los espectadores, trabajadores y la familia de Pedro forman parte de esta película que recoge la historia sentimental durante la dictadura. Abajo a la izquierda, Pedro Barrantes junto a su familia y a la derecha, edificio donde se ha rodado el documental.
Imagen principal - Protagonistas. Los espectadores, trabajadores y la familia de Pedro forman parte de esta película que recoge la historia sentimental durante la dictadura. Abajo a la izquierda, Pedro Barrantes junto a su familia y a la derecha, edificio donde se ha rodado el documental.
Imagen secundaria 1 - Protagonistas. Los espectadores, trabajadores y la familia de Pedro forman parte de esta película que recoge la historia sentimental durante la dictadura. Abajo a la izquierda, Pedro Barrantes junto a su familia y a la derecha, edificio donde se ha rodado el documental.
Imagen secundaria 2 - Protagonistas. Los espectadores, trabajadores y la familia de Pedro forman parte de esta película que recoge la historia sentimental durante la dictadura. Abajo a la izquierda, Pedro Barrantes junto a su familia y a la derecha, edificio donde se ha rodado el documental.

El hecho de que el España estuviera en un remoto pueblo de Extremadura no le restaba a Pedro Barrantes pundonor para tener una cartelera digna de cualquier capital, cuenta su nieto. «Se iba en Vespa a Madrid, a la Gran Vía para traer películas en exclusiva, intentaba estrenar antes que en Cáceres incluso, porque eso te garantizaba un taquillón y que viniera mucha gente». En la entrevista que guarda los recuerdos de este empresario de cine rural, contaba que rompió todas sus previsiones 'El último cuplé', de Sara Montiel. «La puerta del cine estaba llena de burros». No era raro en aquella época que en poblaciones pequeñas hubiera una sala. «No había televisión y era un ocio barato, costaba al equivalente de menos de un euro actual». Eso sí, la estratificación social se dejaba ver en función de donde se sentara cada cual. Palcos para ricos, gallineros para pobres.

Reconoce que contar una historia personal, en la que su familia es la principal protagonista, cuesta. «La figura de mi abuela era muy complicada mostrarla, hay que llegar a un punto de poner la distancia adecuada, como por ejemplo en el tema de la política». También preocupa especialmente las opiniones de los más cercanos.

El estreno oficial de este trabajo tuvo lugar en Madrid en el mes de diciembre, en la Cineteca del Matadero, con tres días de debates. Hubo también una muestra en el propio dirigida a todos los que habían participado en la cinta. Tras su paso por diversos festivales (Alcances, de Cádiz y otros más pequeños) y el estreno en Extremadura (viernes 22 en la Filmoteca de Cáceres y domingo 24 en la de Badajoz) la idea es que pueda entrar en plataformas digitales.

La emigración, el cierre de la mina y la televisión pusieron fin al España, pero su historia está ya viva, preservada del olvido del tiempo.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios