Borrar

Epidermis

Plaza Mayor ·

José Manuel martín Cisneros

Jueves, 10 de octubre 2019, 10:51

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Han dicho, me temo que lo han creído, que Cáceres es una ciudad sin río. Verán, en la piel más profunda de nuestra ciudad, los nombres populares acuñados durante generaciones, tienen rango de Ley. Desde la colina de la Peña Redonda se precipitan corrientes de agua de lluvia y manantiales que originan importantes caudales, que llegan a ser tan agresivos que fue necesario trazar puentes para salvarlos. Uno de ellos, conservado su nombre fue el de la calle Ríos Verdes, hoy soterrado, sobre el que la Congregación Dominicana debió levantar un puente que permitiera a los frailes el paso de una a otra parte de la calle por las que discurrían las aguas de Ríos Verdes.

Recogiendo corrientes con el mismo origen un arroyo precipitaba sus aguas en cascada por el desnivel entre la hoy Avenida de la Virgen de la Montaña y la calle de Aperadores desde donde recogiendo otras corrientes como la que bajaba por la calle de Clavellinas debía salvarse por el Puente de Santo Domingo el Soriano. A partir de ahí y por Camino Llano se llegaba a un punto en que se reunían diversos caudales, tan grandes a veces que se levantó un puente llamado de San Francisco por que fueron los franciscanos los promotores. Hoy lo seguimos viendo, mutilado, y lejos del servicio para el que fue concebido. Estas aguas se unen a la Ribera del Rey, denominada así desde los Reyes Católicos. Empieza en el Marco ( una medida de terreno), manantial que siempre tiene caudal, aún en el estío. Pasará bajo el Puente del Concejo y recibirá también las aguas del Arroyo de los Arroyos (o de San Blas) que tenía también puente y el conocido Arroyo de las Aguas Vivas. Como verán hemos gastado mucho tiempo y dinero para salvar ríos que no tenemos.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios