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Miércoles, 6 de febrero 2019, 07:54
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Es una de las calles más transitadas por los que vienen de visita a la ciudad, porque conecta el centro histórico con el parking de Obispo Galarza. Alzapiernas vive la remodelación más potente de su historia, ideada para mejorar su accesibilidad a través de una escalera instalada desde la mitad de esta vía. Desde el pasado lunes no es posible atravesarla porque las obras ya están a pleno rendimiento. La alcaldesa de Cáceres, Elena Nevado, visitó ayer las obras que en paralelo se están efectuando en la calle Sánchez Varona y Zurbarán y repitió que el compromiso es que puedan terminarse antes del periodo de Semana Santa. «El 1 de abril tiene que estar la escalera colocada y después industria lo que tarde en ponerlas en marcha», indicó Nevado.
Sin embargo, el propio proyecto marca un plazo de seis meses para su ejecución, lo que haría imposible que éstas pudieran estar completamente terminadas para antes de Pascua, que este año arranca el 14 de abril (domingo de Ramos). Lo que sí indica el pliego relativo a esas obras es que hay que «evitar la incidencia de las actuaciones durante las fechas más exigentes de la actividad ciudadana y turística en Cáceres, fechas que se sitúan en la Semana Santa». El proyecto tiene una inversión de 414.000 euros y está cofinanciado por el Ayuntamiento y Fondos Europeos. La empresa adjudicataria, GC10, de grupo Tiedro, se encargará del mantenimiento de la escalera durante 72 meses y del importe del consumo eléctrico durante un año.
José María Pérez es el jefe de obra de esta empresa. Indicó ayer que por ahora se va dentro de plazo, pero que será «complicado» que puedan terminarse estas actuaciones para la Semana Santa. «Ahí estamos, vamos a intentar acelerarlo todo lo máximo posible para intentar acortar el 'planning' de trabajo».
Adelanta que ya se han llevado a cabo las tareas de demolición y que a partir de hoy o mañana se iniciarán las tareas de canalizaciones, red de saneamiento, abastecimiento y electricidad con la intención de «ir adelantando todo lo posible para hacer el foso para que se pueda hacer la escalera».
El principal problema de esta obra es la estrechez de la vía. «Lo que más nos limita es el espacio, hay que trabajar con máquinas pequeñas, que tienen escaso rendimiento, mucho trabajo de demolición manual», explicó Pérez, que también señaló que hay que tener cuidado con las cercanas casas, con cimentaciones antiguas. «Hay que hacerlo todo con vehículos pequeños y eso conlleva unos retrasos, pero lo intentaremos solventar metiendo más recursos para intentar llegar a los plazos marcados». Actualmente hay tres trabajadores en Sánchez Varona, dos en Zurbarán y otros dos en la calle Alzapiernas.
La alcaldesa de Cáceres pidió disculpas a los hosteleros y comerciantes de la zona que tienen que sufrir las penalidades de la actuación. «Las obras son incomodísimas y molestan muchísimo, hasta cuando las hacemos en casa es un verdadero incordio, pero se trata de mejorar, y a esas personas que sufren las obras les pido que detrás de cada obra pública hay un puesto de trabajo y una oportunidad para un sector que ha sufrido mucho la crisis».
La tapería 'La Esencia Extremeña' ha quedado literalmente encajonada en la parte superior de Alzapiernas. Un cartel colocado de forma muy visible en la calle Parras indica que el local está abierto, para invitar a los que transiten la zona a entrar. Su dueño, Juan Manuel Fragoso vaticinaba en el inicio de estas obras pérdidas económicas seguras y manifestaba su deseo de que en la Semana Santa ya estuviera todo recompuesto.
Inés Márquez es la dueña de la tienda de productos de la tierra 'Los Ibéricos', con acceso desde Plaza de la Concepción pero con escaparate a Alzapiernas. Inés no se cuestiona «la obra en sí», que prefiere no comentar, pero sí la duración de la misma y la falta de información que les han dado. En una semana de obras, esta comerciante se ha visto obligada a mantener sus puertas cerradas. «Aquí vendemos alimentos, no podemos permitir que entre polvo, y durante el día lógicamente están picando». Hacia las siete de la tarde, ya con los obreros retirados esperaba el momento en el que entraran clientes a su establecimiento, un histórico de la zona, con 50 años de antigüedad. «A nosotros nos hace polvo que esta obra no se vaya a terminar hasta al menos mediados de abril», reconocía Inés Márquez. Ella cree en lugar de dos obreros trabajando en esta zona debería haber cuatro, y trabajar a pleno rendimiento para acortar los plazos, ya que les va mucho en la normalización de la calle a los que tienen allí sus negocios. La ferretería y bazar Mateos-Rebollo también tiene una situación parecida, y han tenido que tapar sus grandes escaparates a Alzapiernas, en donde mostraban una buena parte de su singular stock de objetos curiosos.
Como efectos colaterales de la mejora de la zona se pretende reactivar el entorno. La calle Moret es una de las más castigadas por el declive del comercio tradicional, y muchas de las tiendas de toda la vida se han ido al traste en los últimos tiempos. Elena Nevado confía en que las acciones que se están llevando a cabo logren reactivar esta calle. «La idea es seguir haciendo actuaciones que mejoren el entorno y que mejoren la movilidad y las vamos a complementar con actividades del comercio y dinamización para que las 900.000 personas que a lo largo de 2018 visitaron la ciudad coman y compren en la zona».
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