¿Quién echó herbicida en la cacereña Fuente del Corcho?
Incógnita ·
La investigación del uso de un producto químico que ha abrasado plantaciones en el paraje recuperado por los vecinos de San Marquino no revela quien aplicó el tratamientoHace poco más de un mes que los vecinos de San Marquino, el popular barrio de casitas bajas de la subida a la Montaña, dieron la voz de alarma al cerciorarse de que el jardín natural que llevan cuidando desde hace años había sido dañado. Se trata del paraje de la Fuente del Corcho, quizá una de las menos conocidas por los cacereños, dentro de la antigua red de manantiales de los que se abastecía la ciudad y en la que se afanaban por blanquear las sábanas las famosas lavanderas. De hecho, en la zona permanece una pila de lavado, rodeada de hierbas silvestres que sus cuidadores no han desbrozado todavía.
Los vecinos se llevaron las manos a la cabeza al descubrir que este espacio, que llegaron a adecentar con dos bancos y merenderos, había sido fumigado con herbicida, un compuesto químico que actúa contra las malas hierbas. Sospechan en concreto que se ha esparcido glifosato, uno de los productos más utilizados en jardinería para acabar con la maleza.
El problema está, según critican y lamentan quienes han dedicado parte de su tiempo, esfuerzo y también dinero a mantener este entorno en condiciones, en que este líquido tóxico fue aplicado sin cuidado alguno, salpicando y acabando con las especies arbustivas y aromáticas que habían plantado. Las afectadas son plantaciones recientes de poleo, madroños y unos pequeños ejemplares de acebuches puestos recientemente.
Los árboles grandes son los únicos que se han salvado del poder abrasivo de esta fórmula, como los almendros del camino, –sobre el que se ha actuado–, un membrillo, un manzano y algunos otros. También se ha librado un rosal situado junto a la propia fuente, así como un plantón de higuera protegido con plásticos.
«Lo han echado a diestro y siniestro, indiscriminadamente, cuando allí no tiene casi sentido aplicarlo porque es un entorno natural que no tiene por qué estar estrictamente despejado de hierbas, como puede suceder en las zonas ajardinadas del centro de la ciudad», cuenta indignado un vecino, que apunta que el uso de herbicida está prohibido en las proximidades de los cursos de agua, «y aquí hay un regato que baja de la Montaña y que está permanentemente húmedo».
La idea de recuperar la Fuente del Corcho partió hace casi una década de un grupo de trabajadores del barrio, empleados de la construcción o la hostelería, entre otros sectores, en aquel momento algunos en paro, que llegaron a dejar una hucha en el bar de San Marquino (hoy cerrado) para ayudar a pagar la gasolina de la máquina desbrozadora con la que cortan la hierba y arreglan este recoleto rincón natural.
Fulgencio Borrella, conocido popularmente como 'Fidi', se ha criado en esta barriada con vistas de excepción a la silueta de la Ciudad Monumental y es uno de los que se involucró desde el principio en la recuperación de un lugar que, según indica, se encontraba en estado de abandono.
«Esto estaba todo cubierto de zarzas y decidimos levantar las paredes, que estaban caída, y todavía nos queda este tramo. Además, esto es absurdo porque lo desbrozamos nosotros todos los años con máquinas. Nos hemos sentido desolados y tristes, entre otras cosas porque aquí vienen las personas mayores con sus perrinos y los ancianos a sentarse en el banco», relata.
Él y el resto del vecindario han lamentado lo que consideran un destrozo, por el empeño y trabajo de todos pero, en su caso, especialmente por los recuerdos que guarda de su infancia y juventud. «Muchas veces en primavera veníamos del Madruelo directamente, porque muchas madres estaban haciendo aquí el puchero, ya que entonces no tenían lavadora y venían a lavar y nosotros las ayudábamos a llevar la colada a casa», rememora Fidi, que ha conservado los posos del café del establecimiento que regenta en la calle Rodríguez Moñino para esparcirlos en la parcela como abono, con la esperanza de que se vaya regenerando la tierra.
Patrulla verde
La Asociación Amigos de la Ribera del Marco y Ciudadanos trasladaron la queja al Ayuntamiento. La portavoz del equipo de Gobierno, María José Pulido, anunció que la patrulla verde de la Policía Local se encargaría de investigar lo ocurrido, ya que descartó que hubieran sido trabajadores municipales o de Talher, la concesionaria de los jardines, los responsables de echar el herbicida. El Consistorio indicó la semana pasada a este diario que no se ha descubierto nada, con lo que sigue sin despejarse la incógnita de quien fumigó. Al margen de esta denuncia vecinal, la Policía Local ha disuelto aquí varios botellones de grupos de jóvenes.
Mientras, los Amigos de la Ribera del Marco van a solicitar una reunión con el alcalde, Luis Salaya, quien tiene asumidas las competencias de Medio Ambiente, para abordar este tema y presentarle una propuesta dirigida a reducir el impacto de la Ronda Sureste sobre este entorno natural, con la plantación de árboles.
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