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Profesores y antiguos alumnos en el 'Aula Zen' del colegio. :: armando méndez
Cuatro décadas de integración educativa en Aldea Moret

Cuatro décadas de integración educativa en Aldea Moret

El colegio Gabriel y Galán cumple 40 años fomentando la innovación en sus aulas

LAURA ALCÁZAR

CÁCERES.

Domingo, 7 de abril 2019, 09:30

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Entre 1931 y 1934 el alcalde Antonio Canales fundaba en Aldea Moret uno de los primeros grupos escolares de la ciudad, hoy el colegio público Gabriel y Galán. Las clases estaban repartidas por distintos edificios de la barriada, configurada entonces como una pequeña ciudad con Ayuntamiento propio. Una de las niñas que asistía a aquellas 'clases portátiles' tiene hoy 49 años y se llama Nati Zancada. Ella fue una de las primeras alumnas en estrenar el edificio del nuevo colegio que se inauguró en septiembre de 1978. «Cuando vinimos al colegio nuestros padres tuvieron que poner una cuota para tener calefacción», recuerda con cariño esta cacereña que sigue viviendo en el barrio. «Era como un ritual venir al colegio -rememora- algo maravilloso, pasar de una clase pequeña a un colegio inmenso».

El centro llegó a contar en su mejor momento con más de 800 alumnos y unos 50 profesores. El descenso de la natalidad y la construcción de los bloques de viviendas sociales para erradicar el chabolismo en el barrio afectaron de manera drástica a las matriculaciones. Hoy el 90% de sus 170 alumnos de Infantil y Primaria pertenecen a la comunidad gitana, y la plantilla de profesores asciende a 27.

Hace seis años que su actual director, Francisco Tello, llegó al Gabriel y Galán desde el colegio Santa Marina de Cañaveral, donde tiene plaza fija. Este entusiasta maestro, que por ahora no tiene ninguna intención de dejar el colegio, sí enfatiza las dificultades a las que se enfrentan en su trabajo los profesores de centros de atención educativa preferente como el que dirige. «El tipo de alumnado en nuestro colegio es diferente, tenemos el problema del absentismo, las familias tienen otra cultura y otros valores, y para ellas la educación ocupa otro puesto», señalaba. No obstante, el director reconoce que dar clases en este centro fue un «reto» para él. «Una de mis motivaciones -resalta- es el compañerismo, se trabaja de forma coordinada y las relaciones interpersonales son muy buenas».

El colegio imparte clases de 'mindfulness' en un aula 'Zen' para trabajar las emociones

«Estamos continuamente innovando y cambiando de estrategias»

Francisco Tello, Director

«Era como un ritual venir al colegio, algo maravilloso»

Nati Zancadam Antigua Alumna

Su compañera Raquel Barrantes opina lo mismo. Ella lleva en el centro tres años, da clase a niños de quinto de Primaria y coordina el proyecto 'MUS-E' de integración desde el arte y teatro. «Me gusta mucho trabajar aquí, tienes que estar muy pendiente de los alumnos, motivándoles y haciéndoles ver que ellos valen», apuntaba.

Ana María Peromingo es la más veterana, lleva 14 años dando clases en el colegio y es tutora de segundo de Primaria. Coordina también uno de los proyectos punteros del centro, el programa de inteligencia emocional. «Para mí es una satisfacción trabajar aquí -admite-, tenemos muchos padres que no saben leer ni escribir y vas viendo lo que los niños aprenden gracias al trabajo que hacemos». Esta profesora, que cuenta con puntos suficientes para solicitar plaza en cualquier otro centro de la ciudad, tampoco piensa de momento dejar las aulas de la escuela.

Innovación en el aula

El elevado absentismo escolar en los alumnos y las singularidades de la comunidad gitana han llevado a los profesores del Gabriel y Galán a diseñar nuevas técnicas de estudio para motivar a los escolares. «Tenemos que estar continuamente innovando, cambiando de estrategias y al día de los nuevos planteamientos pedagógicos», comentaba el director. Este desarrollo de nuevas estrategias educativas se traduce en el uso en clase de recursos innovadores como el 'Programa de Inteligencia Emocional'. El colegio dispone de un aula 'Zen' donde la profesora Ana María Peromingo imparte clases de 'mindfulness' para que los niños aprendan a controlar sus impulsos. «En esta clase trabajamos las emociones para aprender a controlarlas y usamos técnicas de relajación», cuenta. El aula 'Zen' es un espacio dedicado también a la mediación, en el que han puesto en marcha un novedoso programa de 'Alumnos Mediadores', para la resolución pacífica de conflictos.

Además, el centro cuenta en su exterior con un huerto escolar ecológico que implantó en el curso 2017-2018. En este espacio verde, alumnos y profesores cultivan hortalizas, tienen plantas aromáticas, realizan siembras o podan sus árboles. Por otra parte, su biblioteca es una referencia entre la comunidad educativa. Ha obtenido el primer Premio de Fomento de la Lectura en Extremadura y un segundo Premio de Buenas Prácticas Educativas a nivel nacional. La pasión del profesorado se refleja en la creatividad desbordante que decora los pasillos y aulas del colegio. Las puertas de las clases rebosan fantasía y color gracias al proyecto 'Embellezco mi centro' que llevan a cabo. Cabe reseñar también el lado solidario de un centro escolar situado en una de las barriadas más humildes de la ciudad. El colegio colabora con la parroquia de San Eugenio en el programa de Cáritas 'Mayo con Perú' para becar a niños de un colegio peruano.

Convivencia

Por otra parte, en 2015 el centro integró en el 'Observatorio para la convivencia del C.E.I.P. Gabriel y Galán' creado en 2007, a distintos agentes sociales, instituciones y colectivos del barrio para favorecer la integración de la comunidad gitana y mejorar la convivencia entre vecinos fomentando valores de respecto. Uno de las asociaciones vinculadas al observatorio es la de vecinos, Santa Lucía. Nati Zancada, es su representante en el observatorio. Acude a las reuniones bimensuales que celebran para marcar los objetivos de trabajo. «Siempre voy a defender a mi barrio y trabajaré todo lo que pueda por él», recalca.

Desde el colegio piden más implicación municipal en el mantenimiento del centro y demandan el cambio de las antiguas ventanas y puertas para protegerles del frío y mejorar la eficiencia energética en el edificio. El centro ha sufrido algunas reformas a lo largo de los últimos años pero lo ciertos es que aún conserva baños del 78 que pierden agua.

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