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Jornada de bienvenida en el Cefot de Cáceres este lunes. JORGE REY

El Cefot de Cáceres sigue aumentando el número de alumnos pese a la bajada de solicitudes

Un total de 1.592 aspirantes a soldado empiezan este lunes su vida militar en Cáceres, de los cuales el 209 son mujeres, lo que representa un nuevo récord en la tasa femenina

Cristina Núñez

Cáceres

Lunes, 3 de noviembre 2025, 14:15

Nervios, ruidos de maleta, ojeras por el madrugón y familias preocupadas en la entrada marcan jornadas como la de este lunes en el Cefot, ... en donde un total de 1.592 aspirantes a soldado han iniciado su vida militar. Se trata del segundo ciclo de 2025 para la incorporación de soldados a la Escala de Tropa del Ejército de Tierra. Es un número considerablemente superior al del anterior reemplazo, del que han salido un total de 1.109 soldados. «Podríamos decir que es el ciclo más numeroso si no el que más», afina el Brigada Rafael Medinabeitia Domínguez, responsable de comunicación. Este incremento ha hecho necesario aumentar el número de docentes y serán 150. «Necesitamos un poco más de apoyo de las unidades a las que van destinados».

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Este flujo imparable parece mostrar robustez en el Ejército Español, pero según el último informe del Observatorio de la Vida Militar (OVM) ha aumentado la apatía de los jóvenes por acceder a las Fuerzas Armadas. En concreto y respecto a la tropa y marinería, según este informe, hay 4,2 aspirantes por cada plaza, un número muy inferior al de 2013, cuando se rozaban los 28 por cada puesto. Según este informe esto puede hacer que se baje el listón de exigencia para acceder al Ejército.

Es un problema, o una situación, que no se percibe en todo lo que se vivía este lunes en el Cefot, un no parar de recibimientos, órdenes e instrucciones. «Nosotros no tenemos datos sobre la demanda», apunta Medinabeitia, «pero este es un ciclo muy numeroso». Los nuevos, muchos ya con el pelo cortado al cero desde casa, afrontan ahora dos semanas de adaptación y acogida al centro y continuarán con las ocho semanas de fase de formación militar general que culminarán con la jura de bandera el 24 de enero. En febrero tiene lugar la fase de formación específica, que son otras 10 semanas y media.

Desde las ocho de la mañana de este lunes empezaron a llegar los jóvenes hasta un recinto militar puesto a punto después de la salida del último reemplazo hace unos días. Sigue la tendencia del incremento de las mujeres. Ya son un 13% en total, lo que ha implicado que en esta ocasión se las haya cambiado de edificio para poder darles cabida a todas.

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Aproximadamente el 10% de los alumnos no terminarán este ciclo. «El choque de estas dos primeras semanas es un poco brusco, nosotros intentamos ayudar y les decimos que este es un choque muy profundo pero que al final a todo te adaptas», apunta Medinabeitia. Porque de la comodidad y los horarios libres de cualquier casa pasan a la austeridad y la rigidez del cuartel.

Colocando las sábanas en sus camas de 80 centímetros estaban varias jovenes aspirantes a soldados en su nuevo edificio. Aurora Arroyo tiene 24 años y llega desde Córdoba. «Siempre me ha gustado desde chiquitita, supongo que es lo que siempre se dice pero es la verdad, me ha gustado siempre y es un sueño que al final lo estoy cumpliendo». Ella ha sacado plaza en la Unidad de la Reina número 2 de Córdoba, lo que significa que una vez que termine la formación tendrá plaza en Infantería, ese será su destino. «Primero me quiero formar como soldado, empezar desde lo más bajo para ver lo que se siente pero luego quiero ascender a suboficial, a sargento, y a partir de ahí ir subiendo». Le gustaría pisar terreno. «Uno se mete al Ejército sabiendo a lo que se mete, con mente abierta, y sí me gustaría ir a una misión», destaca.

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Recibiendo sus sábanas y menaje está Claudia Quintanilla Ruiz, de 21 años, que aprende a marchas forzadas a tratar de usted a todo el mundo y a aprenderse las jerarquías. «Habrá que cogerle el truco y saber llevarlo». Cuenta que durmió en Cáceres la última noche, pero que los nervios apenas le dejaron hacerlo. «Estoy muy contenta, es algo que me gusta de siempre, a ver si tengo suerte», cuenta Claudia, a la que le gustaría incorporarse después al cuerpo de la Guardia Civil.

No lejos de allí está Alejandro Muñoz, de 23 años. «Siempre he tenido vocación, mis familiares son militares y a mí se me ha pegado», explica. «He conseguido entrar a la primera». Caballería y vehículos armados son su objetivo.

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