Campúa en Extremadura en la Guerra Civil y la fusilada resucitada
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En esta última semana Salvador Guinea ha combinado su dolor en el trasero, por la tremenda patada que le dio el difunto Sanjosé, con su investigación sobre el fotógrafo Campúa hijo, el que hizo la foto de Alfonso XIIIdesnudo en el río de Los Ángeles, en Las Hurdes, en 1922.
Guinea se sorprendió al ver que Campúa hijo era de los fotógrafos relacionados con la pintura, teniendo de maestro a, nada más y nada menos, que Joaquín Sorolla, que era tan amigo de él que llevó su ataúd al hombro cuando el pintor se murió en 1923. Vio las fotos de Campúa hijo en la Guerra de Marruecos, las imágenes costumbristas del Madrid de los años 50; fotos de Franco en sus monterías, del rey emérito cuando era príncipe, de él con Hemingway en Cuba en 1954, o de una hermosa Sofía Loren fotografiada a su llegada a Madrid en 1956. Recorrió casi toda la obra del fotógrafo, hasta su muerte en 1975, con 74 años. No se cansaba de ver sus fotos, hasta que dio con una personal suya que le llamó mucho la atención.
–¡Venid a ver esta foto! – nos dijo, mientras no pudo disimular un gesto de dolor al mover su culo dolorido sobre el cojín inflable que tiene en el asiento – Está Campúa de uniforme, sentado con otro militar, y un hombre con sombrero y corbata. y debajo de la imagen Campúa escribió: «1937. Badajoz en abril o mayo».
–No sé en qué parte de Badajoz será – comenté yo –, pero en la parte superior de la foto está la base de la palabra 'restaurante' y las sillas son de mimbre, como de una terraza.
–La verdad es que Campúa da miedito, parece que va vestido de falangista. Igual era algo fachilla el hombre – comentó Guinea.
–No, si te parece iba a ir vestido de la CNT – metió baza Manuel Caridad –. Además de ver los santos hay que leer sobre la vida de la gente. Esa foto es de 1937, de abril o mayo; bueno, pues en septiembre de 1936, ya en plena Guerra Civil, a Campúa padre le metieron preso en la checa de Fomento, y unos milicianos le asesinaron por ser amigo de Alfonso XIII, saquearon su casa y destrozaron su archivo fotográfico. A Campúa hijo también le detuvieron, pero gracias a unos amigos pudo huir a Alicante a principios de 1937, incorporándose al bando franquista como corresponsal de guerra.
A Guinea se le abrió entonces un mundo, al preguntarse si habría fotos de Campúa hijo de la Guerra Civil en Extremadura. Le vimos cruzar la avenida del periódico hacia la Biblioteca, caminando como un pato, con las piernas abiertas. Regresó con el libro y documental 'Héroes sin armas', dedicado a los Robert Capa españoles: Alfonso, Marín, Díaz Casariego y Campúa hijo. Allí vio una fotografía que este último hizo en Mérida el 20 de octubre de 1937, en la que Franco recibe a los Flechas Negras de Italia.
Indagando en la Biblioteca Nacional, supo que había sobres del Ministerio del Interior, de la época de la Dictadura, en los que figuraba que había fotos de Campúa. En uno de esos sobres había una fechada en Cáceres el 11 de abril de 1938 que podía ser suya. Detrás de la foto está escrito: «Jefes y oficiales de las baterías motorizadas con el cura Aristeo del Rey Palomero». Buscando en internet quién era ese cura, vimos que se había muerto en Salamanca en 1983, a los 72 años. Encontró fotos que podían ser de Campúa hijo, de ruinas en Carrascalejo, en Villanueva de la Serena y en Don Benito tras el bombardeo del 2 de junio de 1937. De Don Benito había varias fotografías de una mujer herida, que había sobrevivido a un fusilamiento. Escrito a máquina en el reverso de una de esas fotos, se dice que esa señora era Josefa Cortés Correa, de 65 años. Cuenta que cuando las tropas de Franco llegaron a Don Benito, los milicianos huyeron a La Haba, llevándose prisioneros a 50 hombres y 21 mujeres, una de ellas la señora Josefa por tener dos hijos luchando en el bando contrario. Al llegar a La Haba fusilaron a varios y siguieron con el resto de prisioneros a Campanario. Entre los fusilados estaba esta mujer, que no murió: una bala se llevó parte de la piel de la frente, y otra le alcanzó el brazo derecho rompiéndole el húmero. Le dieron por muerta, pero cuando se fueron los milicianos ella se levantó, y recorrió andando los ocho kilómetros y medio hacia Don Benito, en donde le hicieron las fotos.
De Campúa hijo son, con toda seguridad, otras fotos del 27 de julio de 1938, de tropas de Franco avanzando para ocupar Villanueva de la Serena, y del Auxilio Social repartiendo latas y pan en Don Benito.
Supo el compañero Guinea que Campúa hijo no era tan fachilla como suponía, porque Franco le procesó en 1942 por haber estado afiliado en 1928 en la logia masónica 'La Unión'.
El compañero hacía todas estas averiguaciones aguantando como podía el dolor. Yo le escuchaba maldecir en voz baja, mientras se le escapaba algún quejido al mover el trasero sobre el cojín rojo:
–Esta me la va a pagar el joío Sanjosé – le oí decir entre dientes – Esta me la paga. A mí el que me busca... me encuentra. Se va a arrepentir.
–Ten cuidado con lo que piensas hacer – le dije – que el difunto tiene muy mala leche.
–¿Quién? ¿Yo? No voy a hacer nada – dijo con una sonrisa aviesa, sin duda... mintiendo.
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