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Cola en el recibidor del convento de las Jerónimas para comprar dulces a través del torno. :: jorge rey
Los cacereños se vuelcan con las Jerónimas

Los cacereños se vuelcan con las Jerónimas

Un llamamiento realizado por WhatsApp alerta de los pocos recursos de las monjas y anima a comprar sus dulces

MARÍA JOSÉ TORREJÓN

CÁCERES.

Miércoles, 15 de noviembre 2017, 07:34

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Son las doce y media de la mañana y en el recibidor del convento de las Jerónimas, situado en la calle Olmos (en las traseras del Parador), hay cola para comprar dulces artesanales a través del torno que separa la clausura del resto del mundo. La estampa no es habitual.

José Luis Alvarado, Eugenio Molano y Víctor Guerra dejan atrás el convento con varias bolsas en las manos. Llevan polvorones, nevaditos, pastas... «Hemos venido a poner nuestro granito de arena», cuenta Eugenio Molano. A su móvil llegó un mensaje de WhatsApp que alertaba de los pocos recursos económicos con los que contaban las monjas e invitaba a los cacereños a ayudarlas comprando los productos que elaboran. Dicho y hecho. Eugenio llamó ayer a sus amigos y pusieron rumbo a la Ciudad Monumental. No fueron los únicos.

El mensaje, lanzado por un ciudadano particular, se ha difundido de grupo en grupo, de móvil en móvil. «Las monjas Jerónimas de Santa María de Jesús están bastante necesitadas (...)Parece que no tienen ni para pagar la luz. Y los dulces son muy ricos. Echad un cable y pasadlo a los grupos. Gracias», reza el texto, que se acompaña de un listado que contiene todos los dulces que las religiosas elaboran, el horario de venta al público y los teléfonos para hacer encargos.

«Teniendo trabajo podemos pagar las facturas», asegura sor Jacinta, la superiora

Dentro de este convento viven en la actualidad diez monjas. Tres son españolas, cuatro proceden de India y tres son originarias de Kenia. Sor Jacinta es la superiora. «Nosotras vivimos con nuestro trabajo. Estamos deseando vender dulces. No hemos pedido nada. Teniendo trabajo, podemos pagar las facturas», se limita a decir a este diario. También aclara que, de momento, no han dejado ninguna factura sin pagar. «Los cacereños nos protegen muy bien», agrega la religiosa al tiempo que señala que ellas no pueden solicitar donativos, aunque tampoco los rechazan si alguien desea hacerlo de forma voluntaria. Sor Jacinta atendió ayer varias llamadas telefónicas de ciudadanos que, tras haber recibido el mensaje, se mostraban preocupados por su situación.

Los ingresos del convento dependen, por tanto, de las ventas de los dulces. A pesar de estar en pleno casco histórico, la calle Olmos está poco transitada por los turistas. Y, además, esta congregación ha conocido otros tiempos en los que su volumen de negocio era mucho mayor. El Cefot, el Centro de Formación de Tropa, fue su principal cliente durante años. También han elaborado mantecados para Carrefour. En la actualidad, viven principalmente de la venta directa a través del torno, aunque también suministran repostería al Parador de Cáceres y a alguna tienda de Madrid.

«Es cierto que están bastante apuradas. Los militares ya no les compran y cadenas como Carrefour no hacen pedidos tan grandes como antes. Creo que necesitan ayuda porque ellas ayudan a todos los que llaman a su puerta», comenta a este diario una persona vinculada a la Diócesis de Coria-Cáceres. Las monjas Jerónimas reciben comida del Banco de Alimentos de Cáceres. Y también donativos periódicos de cofradías como el Cristo Negro y Batallas, que guardan sus enseres en el interior del convento.

Tras recibir el mensaje de WhatsApp a través de su grupo de oración de la parroquia de Fátima, una señora se apresuró ayer por la mañana a comprar dulces y dar un donativo a las Jerónimas. No fue la única. Los cacereños se han volcado con las religiosas, que habitan en el convento del siglo XVII desde la década de los setenta.

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