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Los bebés 'superhéroes' cacereños de 1928

Desde la Moto de Papel ·

Sergio Lorenzo

Cáceres

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Domingo, 17 de marzo 2019, 08:53

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Algunos andamos algo mohínos, algo tristes y disgustados. Yo no quiero ver ni en pintura al difunto Sanjosé, por el susto que me dio cuando se me apareció con dos ángeles malos de Talaván; y el fotógrafo Salvador Guinea no se habla con el compañero del HOY Digital, con Manuel Caridad, porque sospecha que él es el responsable de que no aparezcan los libros de Iker Jiménez sobre misterios de Extremadura, que le tenían como loco.

Menos mal que es cierto que no hay mal que cien años dure, y el fotógrafo no es rencoroso. Guinea y Caridad, sin hablarse entre ellos, me acompañaron el otro día a dar una conferencia en el acto del patrón de la Facultad de Enfermería y Terapia Ocupacional.

El arte, la belleza, tiene poderes curativos para algunos, que se olvidan de todo lo malo que les rodea ante un cuadro, al leer una poesía… o al ver una foto. Eso es lo que le pasó a Guinea cuando vio en los pasillos de la Facultad una exposición de fotos antiguas relacionadas con la sanidad en Cáceres. Sé paró boquiabierto ante una fotografía de seis bebés desnudos, haciendo un corro cogidos de la mano, y a sus pies, sobre una toalla, un bebé tendido que aún no se sostenía en pie. Añadía cierto misterio a la imagen, el que ante tanta blancura de los suelos, de las paredes, de los cuerpecitos desnudos... todos los pequeños llevaran un antifaz negro.

–¡Qué foto más buena! ¡Qué bien juega el autor con los espacios para dar esta imagen tan tierna de niños agarrados, sosteniéndose unos a otros! ¿Pero por qué llevarán todos un antifaz, como si fueran pequeños superhéroes? – preguntó en voz alta Guinea

–Son bebés que están en una sesión de helioterapia, una técnica que usa los rayos solares para curar; pero aquí, en vez de el Sol utilizan grandes focos. En la foto se ven dos pero seguro que los niños están rodeados de más – Le contestó Caridad, temiendo que el compañero recordara el enfado y le mandara a freír espárragos.

–¿Dónde está hecha? ¿Quién es ese Javier que firma la foto? –Insistió el chispacero.

–Los niños estaban en la Casa Cuna, que formaba parte del Hospital Provincial de Cáceres, lo que ahora es el Hospital Nuestra Señora de La Montaña. Las fotos están hechas en 1928 por Javier García Téllez, un fotógrafo muy interesante. Si quieres te enseño fotografías hechas por él. – Se ofreció Caridad.

–Pues sí. Me gustaría saber más de este Javier.

Ya estaba. Así de sencillo: Ya volvían a ser amigos.

En los días siguientes los dos no pararon de hablar maravillas de Javier García Téllez. Así supinos que nació en Cáceres el 3 de diciembre de 1888 y que era de los fotógrafos que primero se acercaron al mundo de la pintura. Recibió clases de dibujo en la Sociedad Artístico-Fotográfica de Cáceres que fundaron Gustavo Hurtado y Julián Perate. Javier se quedó huérfano de padre a los 15 años, y el fotógrafo Perate hizo de segundo padre, contratándole para retocar los positivos y negativos en su estudio de fotografía que tenía en la Puerta de Mérida.

Cuando cumplió 30 años, en 1919, se fue a perfeccionar sus conocimientos en Madrid, en donde estuvo dos años. Poco después de volver, en 1921, con 32 años, se instaló como fotógrafo con estudio en el número 12 de la calle Pintores. Una tienda peculiar, que siempre ha estado allí mientras la calle fue cambiando sucesivamente de nombre: Llegó a ser calle de Alfonso XIII, de Pablo Iglesias y del Generalísimo Franco, hasta que volvió a llamarse otra vez calle Pintores.

Con 40 años llegó a obtener cierta fama nacional, ya que ganó una medalla en la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929. El premio fue por fotografías de monumentos de Cáceres, Trujillo y Plasencia.

Era un hombre respetado y querido en Cáceres. Fue concejal del Ayuntamiento en los años 40 y miembro de la directiva de la Cámara de Comercio de Cáceres. Con su esfuerzo logró que aquí hubiera una Escuela de Maestría Industrial, que luego sería el Instituto Politécnico de Formación Profesional, que en 1982 pasaría a llevar el nombre del fotógrafo. Ahora es el Instituto de Enseñanza Secundaria Javier García Téllez, que está en la avenida de Cervantes. Igual que a él le ayudaron de joven, también ayudó a artistas en sus inicios, entre ellos: a Narbón, a Jaime de Jaraíz o a Martínez Terrón. Murió el 6 de julio de 1963, con 74 años.

Manuel Caridad sorprendió a Guinea con buenas fotos de Javier. Le gustaron muchas que estaban en un reportaje que le encargó la Diputación en 1928, sobre sus establecimientos de beneficencia. Además de la de los bebés 'superhéroes', estaban otras fotos increíbles de la Casa Cuna, como una de unas 25 nodrizas contratadas por la Diputación para amamantar a bebés de abandonados o huérfanos. También había imágenes de monjas del Hospital Provincial en 'La Gota de Leche', envasando leche que daban a madres que no podían dar de mamar a sus hijos.

Toda la vida de Cáceres pasaba ante las cámaras de Javier. Hay fotos de León Leal en 1929 haciendo homenajes a los ancianos desvalidos, o del alcalde Antonio Canales en 1933 en la Imprenta Moderna. También fotografió a la famosa Orquesta del Maestro Pola. Suya es la famosa instantánea del mitin que José Antonio Primo de Rivera dio el 19 de enero de 1936 en el Cine Norba. También suya es la foto de falangistas con el brazo en alto en la inauguración de la Plaza de Italia el 28 de mayo de 1939.

En sus investigaciones, el chispacero y Caridad dieron con el origen de cierta tristeza que tenía Javier en la mirada. Resulta que en 1936, con 17 años, murió en la Guerra Civil su hijo mayor, Javier. Su segundo hijo fue el reconocido fotógrafo y cineasta Valentín Javier, casado con la actriz y directora de cine Ana Mariscal. Su tercer hijo fue Antonio, que tuvo que irse de España. El cuarto, Pedro y el más pequeño, Nicolás.

Los otra vez amigos, Guinea y Caridad, siguen investigando la obra del fotógrafo de ojos tristes.

¿Sobre mí enfado con Sanjosé? Eso va para largo... yo soy más rencoroso. Es que lo del difunto fue muy fuerte.

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