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Antonio Gutiérrez señala uno de los huecos por los que salen las ratas en la calle Cristu Bendito. :: j. rey

El barrio de Las Trescientas de Cáceres exige soluciones contra una plaga de ratas

La asociación vecinal recoge firmas para pedir al Ayuntamiento que elimine los jardines, donde creen que está el foco del problema

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Domingo, 11 de noviembre 2018, 09:25

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La asociación de vecinos del barrio de Las Trescientas acaba de poner en marcha una recogida de firmas para pedir al Ayuntamiento que ponga solución a su problema: las ratas. Antonio Gutiérrez, presidente vecinal, denuncia la existencia de una plaga de roedores, principalmente en la Plaza del Madroño y en la calle Cristo Benditu.

El origen de la presencia de las ratas, explica Gutiérrez, está en las zonas verdes, que carecen de mantenimiento periódico, señala el presidente. Los roedores, describe, han creado una serie de galerías subterráneas en los jardines. Y, a diario, salen a la superficie para susto y disgusto de los residentes. Gutiérrez cree que la solución más eficaz es acabar con las zonas ajardinadas y hormigonarlas, al igual que se ha hecho con el resto de áreas verdes que había en el barrio.

De momento, indica el presidente vecinal, un centenar de vecinos han respaldado la iniciativa con su rúbrica. El punto de recogida de firmas, que se harán llegar al Consistorio previsiblemente la próxima semana, se ha instalado en la multitienda que hay en la Plaza del Madroño. Juliana González atiende este establecimiento. «El otro día vino una rata corriendo y si no cerramos la puerta, se nos mete en la tienda», relata. «Son grandes como conejos. Esto es un sinvivir», apostilla la residente. «Si no nos quitan los jardines, que los cuiden. Están llenos de suciedad y las ratas encuentran ahí su comida», zanja la propietaria del local.

Recuerda Antonio Gutiérrez que hace un tiempo los jardines para los que ahora reclaman hormigón también estaban cubiertos con cemento. Hace unos años el Ayuntamiento decidió levantar el suelo para volver a plantar setos naturales, tal y como estaba originalmente esta zona residencial cuando se fundó en 1966. La falta de mantenimiento, insiste, está en el origen de la plaga de ratas.

Gráfico.
Gráfico.

«Tenemos un problema bastante grave. Habitualmente se dice que las ratas salen por los desagües, pero aquí salen de los jardines, donde tienen hechas una serie de galerías. Mis vecinos están luchando todos los días para que no salgan tapando agujeros», describe el presidente vecinal.

El problema lo padece en primera persona Juana Fuentes, que vive en el número 43 de la calle Cristu Bendito. En la puerta de su casa hay una zona de arena en la que, a simple vista, se puede apreciar un agujero que suele estar tapado por un baldosín para evitar la salida de roedores. A pocos metros hay otro hueco, cegado en este caso con canicas. Pero estos remedios caseros parecen que no están dando buenos resultados. Las ratas siguen en el barrio, apunta Juana.

«Enfrente de mi casa hay un nido de ratas», afirma rotunda la vecina, que ya ha hecho llegar sus quejas por escrito hasta el Ayuntamiento. «Aparecen a mediodía, por la tarde... a cualquier hora. Uno de mis nietos mató una. Pero yo me pongo descompuesta. Las vemos todos los días. Una vez mi marido se encontró una en el capó del coche», relata Juana Fuentes.

Esta vecina ha llamado en varias ocasiones a Conyser, la empresa adjudicataria del servicio de limpieza, para trasladare la situación. «Vienen y echan las bolsas de veneno. Pero las ratas siguen. Creo que se hacen inmunes», ilustra.

Ya se han recogido un centenar de firmas en el barrio.
Ya se han recogido un centenar de firmas en el barrio. Jorge Rey

Al presidente de Las Trescientas le inquieta otra cuestión. «Hay bastantes niños en el barrio y la mayoría de nuestras calles son peatonales. Las ratas también son un peligro para los menores», resalta. Las Trescientas, un barrio promovido hace medio siglo por el gobierno central para familias humildes, cuenta en la actualidad con 755 vecinos empadronados, según el último dato disponible del padrón municipal, a fecha 1 de enero de 2018.

Felipe González comparte calle con Juana Fuentes. «Vemos ratas cada dos por tres. El otro día estábamos sentados en la Plaza del Madroño y me saltó una por encima de la pierna. Muchas salen por las tarjeas. Las vemos a plena luz del día. Se suben hasta por las palmeras», apostilla González.

Hace dos años se constituyó en el barrio la asociación vecinal que preside Antonio Gutiérrez, Las Trescientas II. Antes existía otra, pero se quedó sin actividad. Desde entonces, recuerda el presidente, ha hablado sobre el problema de las ratas con la alcaldesa, Elena Nevado, y con diferentes concejales del gobierno y de la oposición. De momento, sus peticiones no han tenido respuesta. Por eso, ha decidido emprender la recogida de firmas y dejar constancia por escrito de su solicitud.

Juan Pedro Olaya es el responsable del control de plagas de Conyser. Para impedir que los roedores invadan la ciudad, explica, existe un plan de actuación por todos los barrios. Según este protocolo, se actúa en cada zona cada tres meses. Primero se inspecciona, después se colocan cebos y, en el caso de que se detecte la presencia de ratas, se interviene. Al margen de estas batidas periódicas, Conyser también atiende avisos de particulares. Entonces, la actuación es inmediata. «Agradecemos cuando la gente nos llama», resume Olaya. En total, el responsable del control de plagas calcula que al año atienden en torno a 150 avisos por la aparición de roedores. En Las Trescientas, confirma, se ha intervenido.

Los cebos se suelen colocar en pequeños paquetes en alcantarillas y en el exterior, donde van perfectamente identificados con su composición, antídoto e información toxicológica. Los cebos actuales no son venenos propiamente dichos, sino productos químicos que originan reacciones en el animal. Los más usados son los anticoagulantes, que causan hemorragias internas. Las ratas no mueren en el acto, por lo que ahuyentan a otras ratas.

«Tenemos un problema bastante grave; las ratas tienen hechas galerías en los jardines».

«Las ratas son grandes como conejos; esto es un sinvivir».

«Enfrente de mi casa hay un nido de ratas; las vemos todos los días».

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