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Banderas envenenadas en Cáceres

PLAZA MAYOR ·

DAVID BARCENILLA

Martes, 26 de mayo 2020, 07:37

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El enaltecimiento del 'espíritu nacional' que asola muchas ciudades de España, no iba a pasar inadvertida en una ciudad como Cáceres, que nunca dejó de ser un cómodo pesebre para algunos herederos de la dictadura. La bancada conservadora del Ayuntamiento de Cáceres, que a mi juicio es cabal, competente y respetuosa, nada tiene que ver con los desbarres e incongruencias de su partido nacional, y mucho menos con los exaltados que piden libertad añorando al dictador, pero está perdiendo terreno frente a la revuelta extremista encabezada por 'desoficiadas' personalidades, escasas de compromiso social, y sin ninguna preparación política o de gestión, a decir de sus 'brillantes' currículums, y cuyos grotescos y trasnochados eslóganes del mitin sobre ruedas del pasado sábado 23 de mayo, sobre las calles de nuestra ciudad, ahora marcan el paso de la oposición. Durante el confinamiento en la castigada área de salud de Cáceres, muchos ciudadanos se han contagiado redoblando su esfuerzo laboral para cuidarnos, para curarnos, para que nada nos faltase, y para conseguir doblar la curva de la pandemia, cuyo peligro sigue existiendo. Muchos de nosotros aún no podemos darle un beso a nuestra madre o a nuestros abuelos, y seguimos teniendo el máximo cuidado. Éste es el panorama con el que nos vamos a desayunar durante un tiempo, y quienes en Cáceres nada tenemos que ver con el esperpento que podría colapsar de nuevo el sistema de salud, seguiremos mostrando el mayor de los respetos por nuestros sanitarios, seguiremos queriendo a nuestros mayores y luchando por todos ellos, por nuestras cajeras, nuestros carteros, nuestros policías... Quedan casi cuatro años importantes para que las personas cabales de esta ciudad, que son muchas, se unan sin fisuras, y pedagógicamente expliquen a los ciudadanos, qué hay detrás de ese pastel envenenado de banderas y odio, y el peligro que supone para nuestra convivencia.

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