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¿Qué ha pasado hoy, 18 de abril, en Extremadura?
Marcelino Mayoral y Cayetano Barneto, ante la sede del Real Aeroclub de Badajoz. :: C.MORENO
Un vuelo con 52 años de historia

Un vuelo con 52 años de historia

La sede del Real Aeroclub de Badajoz cierra tras más de medio siglo de vida

e.f.v.

Jueves, 1 de enero 1970

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El Real Aeroclub de Badajoz, una de las asociaciones privadas con más tradición de la ciudad, echa el cierre a sus instalaciones. La clausura del restaurante que funciona en una de las alas del local que ocupa en la avenida de Colón le priva de los fondos que necesita para seguir abonando el alquiler que paga al Ministerio de Defensa. Por este motivo, sus 79 socios actuales han decidido buscar una sede más económica. Se pone así fin a una aventura iniciada en 1966 para ofrecer a los extremeños la posibilidad de acceder al título de piloto privado en una escuela que siempre contó con instructores de élite ligados a la Base Aérea de Talavera.

Los generales de aviación Julio Canales, Alfonso del Río, Luis Gragera, Herminio Fuentes y Fulgencio Soriano fueron los primeros presidentes de este club y aún hoy muchos de sus socios son militares retirados y viudas del personal de aviación que trabajó en Talavera.

Ellos eran los principales usuarios del club social que ha funcionado durante medio siglo en la avenida Ramón y Cajal, donde se reunían a diario para jugar al dominó, tomar un café o marcharse cenados a casa. Sus bingos de los domingos y los campeonatos de mus todavía permanecen en la memoria de quienes acostumbraban a participar.

Escuela de pilotos, club social y restaurante de referencia, sus socios han decidido abandonar el local ante la dificultad de hacer frente al alquiler

Pero aunque la sede social era importante, la cara más conocida del Aeroclub era el restaurante que ocupaba la esquina de la avenida de Colón, frecuentado por personal de los juzgados, policías y sindicalistas que tienen sus centros de trabajo en varios edificios próximos.

El último responsable del restaurante ha sido Marcelino Mayoral Solís, que ahora inicia una nueva aventura en la calle República de Argentina, donde se hará cargo del antiguo restaurante Martín Fierro. «El sábado por la noche salió gente llorando de aquí, porque el Aeroclub es su casa. Aquí entraban algunos socios a las cinco de la tarde y se iban cenados a las diez de la noche. La verdad es que da mucha pena porque este local es parte de Badajoz».

José María Feijoo, coronel retirado, confirmaba la importancia que ha tenido este club para quienes aman el mundo de la aviación. Cayetano Barneto, presidente del Aeroclub desde hace sólo unos días, explica que el cierre de este local estaba anunciado puesto que el edificio es del Instituto de Vivienda, Infraestructuras y Equipamientos de la Defensa (Invied), una entidad creada por el Ministerio de Defensa para gestionar sus propiedades.

El objetivo es crear un aeródromo en la ciudad de Badajoz

El Aeroclub de Badajoz afronta una etapa difícil. La clausura del club social marcará un antes y un después, pero Cayetano Barneto no pierde la ilusión y confía en mantener la escuela de pilotos, que posee un Tomahawk PA-38 para la formación de los alumnos. Ese avión biplaza es alquilado a los socios del Real Aeroclub a un precio más reducido.

El objetivo del nuevo presidente es dar continuidad a la escuela, que está reconocida con la máxima categoría para formar a los pilotos incluso en vuelo nocturno y el manejo de drones.

También se ha marcado como meta crear un centro de vuelo en Badajoz donde convivirían los globos aerostáticos, el aeromodelismo, los drones, los paramotores y los ultraligeros. «El estudio está hecho para unos terrenos privados y estamos pendientes de solicitar los permisos del Ayuntamiento de Badajoz y a los estamentos militares».

Cuando el Real Aeroclub era presidido por los generales de aviación y los oficiales ocupaban las viviendas que hay justo encima, el local era frecuentado a diario por personas relacionadas con el mundo de la aviación. Pero en los últimos años el Ministerio de Defensa les comunicó que el alquiler antiguo que pagaban desaparecería y que tendrían que abonar una renta más alta. Además, el restaurante sólo podía seguir funcionando hasta mediados del próximo año y a partir de ese momento sería obligado el cierre.

En una asamblea celebrada este mes se planteó a los socios la posibilidad de comprar el local. Pero el Aeroclub carece de fondos –la cuota de los socios es de 10 euros– y se optó por alquilar una pequeña oficina en un edificio cercano para trasladar la escuela de pilotos.

Desaparece el club social y esta semana ha comenzado a ser desmontada la decoración, que incluye las hélices que durante décadas han despertado la curiosidad de quienes visitaban el Aeroclub. «Estamos tratando de conservar estas piezas porque son parte de la historia», concluye Barneto. Ahora, lo probable es que el local sea puesto en venta.

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