El virus amenaza el futuro de 4.000 negocios de hostelería en la provincia de Badajoz

En este restaurante familiar trabajan Ernesto, su esposa María José Durán, su hijo y dos hermanos, todos ellos incluidos en un ERTE (expediente de regulación temporal de empleo). «Nosotros hemos cobrado el mes de marzo, pero ahora nos estamos comiendo el pequeño remanente que siempre se guarda para las vacaciones».

Cada mes cerrado les supone alrededor de 20.000 euros, cantidad que se multiplicará si el estado de alarma se prolonga. «Yo confiaba en que podríamos reabrir para la Feria de San Juan, ahora me temo que hasta julio o agosto no podremos; nuestra situación es difícil, pero se rumorea que hay locales que no reabrirán».

El coronavirus también se podría llevar por delante a algunos de sus proveedores, puesto que hay negocios que tienen en la hostelería su principal negocio. «Nuestro pescadero lo está notando mucho porque le suministraba mercancía a muchos restaurantes y a las guarderías de la Junta, que ahora no funcionan».

Ernesto confía en que el ERTE de su restaurante sea aceptado y que en mayo comience a pagarles el Estado, pero el momento actual le da miedo. «Los clientes tal vez estén reacios a las aglomeraciones y tarden un poco en volver, nosotros ya estamos dándole vueltas a la cabeza para garantizar la seguridad».

El cierre también ha cogido por sorpresa a Joao Paulo, que en fechas recientes había abierto en la avenida Sinforiano Madroñero Casa de Pasto, su segundo restaurante en Badajoz. Tras el éxito A casa de Joao, que está en Huerta Rosales, afrontó la reforma de un local en el que ha invertido casi 60.000 euros. «Yo tengo la ilusión de que dentro de pocos días levantaremos la persiana de nuevo, la gente está deseando ir a los bares y los locales».

«Ahora mismo estoy en negativo en todas mis cuentas porque el crédito ICO que he solicitado está siendo tramitado –explicaba a mediados de semana–. En mi caso hice un ERTE, pero a comienzos de marzo tuve que pagar las nóminas y todos los impuestos y en abril me vendrán los de la primera quincena de marzo».

Joao sabe que la vuelta al trabajo no resultará fácil, puesto que el cierre le cogió con nueve empleados. «Empezaré más lentamente, pero con las ganas que tenía antes; vamos a continuar luchando».

A estas alturas da por hecho que mayo será un mes perdido, pero confía en que el 1 de junio, que es lunes, la restauración vuelva a la normalidad. «Felizmente las personas a las que tengo alquilados los locales me han dicho que no me preocupe, pero la deuda está ahí, nunca se habló de pagar sólo la mitad o un cuarto; lo comprendo porque ellos también tienen sus gastos».

Joao se refiere al 1 de junio como fecha esperada para la reapertura, un plazo optimista si se compara con lo expresado por Jesús Clemente, director del Hotel AC Badajoz. Este negocio cerró el 15 de marzo y desde ese día en la capital de provincia sólo funciona el Hotel Río, que atiende al personal sanitario y a profesionales que necesitan alojamiento en esta situación de alarma.

Los hoteles han planteado expedientes de regulación de empleo para sus trabajadores y hasta que se levante la alarma sanitaria no volverán a sus empleos. «El problema es que nosotros estamos en una ciudad donde el turismo no es un sector fuerte, por lo que cuando arranquemos todo va a ir más lento. La demanda será paupérrima y los costes importantes».

Clemente avanza que cuando finalice el ERTE que se ha solicitado lo probable es que se presente uno nuevo por productividad, por lo que una parte de los trabajadores no podrá reincorporarse hasta que se detecte un volumen de negocio suficiente. «Igual en un inicio la ocupación es del 5% o el 10%, es lo que se prevé para los próximos meses, con eso no se puede mantener la estructura que teníamos».

«En Badajoz los clientes suelen ser personas que viajan por motivo de trabajo. Cuando comiencen a funcionar las empresas volverán a demandar nuestros servicios, pero también recibimos grupos de turistas que en un primer momento no van a volver porque el tránsito de personas estará limitado», alerta.

«Tal vez el turismo nacional comience a reactivarse en Badajoz después del verano, porque los meses de julio y agosto son muy flojos aquí, pero los turistas asiáticos que últimamente visitaban Extremadura seguramente no vuelvan hasta 2021; ya estamos trabajando con la idea de comenzar a recuperar negocio en 2021 porque 2020 va a ser un año perdido».

De la importancia de la hostelería para el PIB regional hablan los últimos datos publicados el año pasado, en los que se confirma que el 4,3% del PIB regional es generado por este sector. En total, 1.342 millones de euros en el año 2018.

A comienzos de ese año la restauración regional sumaba 6.271 negocios: 5.154 establecimientos de bebidas, 834 de comidas y 283 de comida preparada. A eso hay que sumar 286 hoteles, 368 apartamentos y casas rurales y unos 30 campings.

Las últimas estadísticas del Ministerio de Trabajo confirmaban que en el sector había 7.922 autónomos. El resto, hasta llegar a los 22.825 ocupados, eran empleados que, al igual que sus jefes, se han visto afectados en su gran mayoría por expedientes de regulación de empleo que les garantizarán una parte de los ingresos hasta que se recupere la actividad.

La portavoz de la nueva Plataforma de Hosteleros de Badajoz, Laura García Lara, considera estos días que sólo en la ciudad de Badajoz hay unos 650 o 700 locales que dan trabajo a unas 6.000 o 7.000 personas.

En su opinión, es fundamental que las administraciones adopten medidas rápidas para que la reactivación del sector se acelere. Propone, por ejemplo, que se amplíen las terrazas por ser el lugar que, en un primer momento, ofrecerán más seguridad a los clientes, y que se concedan ayudas directas por cada trabajador y ayudas al alquiler.

La Confederación Extremeña del Turismo y la Hostelería (Cetex) también ha exteriorizado la preocupación del sector y pide apoyo público para que las empresas puedan soportar la paralización actual y retomar la actividad cuando sea posible.

El presidente de los hosteleros de la región, Manuel Moreno, ve necesario un plan de choque de varios meses de duración en el que se impliquen las administraciones estatal y regional, así como los ayuntamientos. «Necesitamos ayudas directas, exenciones, reducción de impuestos... Va a hacer mucha falta el apoyo para que el virus no acabe con este sector productivo».