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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Dos personas salen del edificio okupado en la calle Gómez de Villafranca. :: HOY
Los vecinos de San Roque denuncian otro edificio okupado en su barrio

Los vecinos de San Roque denuncian otro edificio okupado en su barrio

Hace cuatro meses quitaron los ladrillos que tapiaban la puerta en la calle Gómez de Villafranca y se instalaron 16 familias

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Viernes, 10 de mayo 2019, 21:26

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«Hola. Buenas. Somos las familias que hemos habitado este techo que llevaba cerrado 8 años». Con esta frase empieza la carta que recibieron algunos vecinos de San Roque hace cuatro meses después de que 16 familias okupasen ilegalmente un bloque de pisos vacío. Este viernes estos residentes hicieron pública su situación tras leer en HOY que se ha okupado otro inmueble similar en San Fernando.

En el caso de San Roque el edificio está en la calle Gómez de Villafranca, muy cerca de Santo Cristo de la Paz (carretera de Sevilla). La propiedad quedó sellada hace unos años debido a un problema legal que aún no se ha resuelto. Hay residentes de la zona, por ejemplo, que compraron plazas de garaje en esta promoción y no saben cuándo podrán tomar posesión de ellas. Ante el conflicto legal, el inmueble se cerró con ladrillos. «Hace un tiempo ya intentaron meterse unas personas, pero la policía logró impedirlo y así quedó», recuerda una vecina.

El segundo intento llegó en Carnaval. El día del Entierro de la Sardina, los vecinos de las calles cercanas observaron cómo unas personas eliminaban los ladrillos de la puerta de este bloque y pensaron que se había resuelto la situación legal, aunque les extrañó que se realizase una obra en festivo. Días después, recibieron cartas en sus buzones.

Misiva de los okupas

La misiva, tras la primera frase, continúa así: «Lo encontramos abierto y somos 16 familias con niños que la mayoría no tienen medios para pagar su alquiler. Solo queremos una casa digna. Con esto os queremos decir que no molestaremos. Haremos vida normal como vecinos normales, como personas que somos. Si tienen alguna queja, se puede hablar para que no vuelva a pasar. Esperamos que todos los vecinos estén tranquilos. Un cordial saludo y perdonen las molestias».

Los testigos con los que ha consultado HOY confirman que la convivencia no es mala, aunque están molestos por los enganches a la luz y el agua y porque no se desbloquee la situación del edificio. A este respecto, hace unos días Aqualia llevó a cabo una obra en la calle para eliminar el enganche irregular que tenía el edificio a la red. La empresa concesionaria del agua confirmó este viernes que realizaron esta gestión al detectar un enlace ilegal. La Policía Nacional acompañó a los técnicos a realizar esta operación.

Aqualia, con la supervisión de la Policía Nacional, ha eliminado un enganche irregular a la red de agua

Los testigos también niegan tajantemente que el edificio estuviese abierto cuando se instalaron los okupas. Hasta hace cuatro meses, insisten, estaba sellado con ladrillos. De hecho, en las imágenes de Google Maps se puede ver la puerta clausurada tal y como relatan los residente de la zona.

HOY trató de hablar con los okupas sin éxito y posteriormente uno de ellos increpó, persiguió y empujó a un fotógrafo del periódico, que tuvo que solicitar la ayuda de unos vecinos y de la Policía Local.

También en conversaciones con los vecinos, los okupas les han pedido en varias ocasiones que no llamen a la policía para alertar sobre su situación. Los afectados relatan que solo lo hicieron al principio, cuando se dieron cuenta de que el inmueble estaba habitado. Actualmente hay cierto miedo a represalias y a que la situación empeore con el paso del tiempo.

«Piden un alquiler social»

Los residentes cercanos aseguran que no ha habido incidentes muy graves, salvo algunas discusiones, la mayoría entre las propias familias que comparten la propiedad. Algunos vecinos incluso han hablado con ellos sobre su situación. Relatan que piden un alquiler social. Es decir, poder pagar una renta barata por continuar en el edificio. «Yo entiendo su situación, pero esa casa no tiene ni los permisos, ni la célula de habitabilidad. La obra terminó, pero no se entregó», relata un propietario de una plaza de garaje en este inmueble que nunca ha podido hacer uso de la misma.

Hace unos meses se dio una situación de este tipo en Suerte de Saavedra. En ese caso fueron diez familias las que entraron en un bloque de viviendas en la calle Eduardo Naranjo. Tras varias protestas, lograron en febrero el compromiso de la Junta de Extremadura para adquirir y ofrecer como alquiler social estas casas.

La diferencia fundamental es que los pisos que okuparon en Suerte de Saavedra eran públicos. Los bloques se hicieron en su día para familias de guardias civiles y actualmente pertenecen al Ministerio del Interior, con el que la administración regional ha acordado dar una salida a esta situación.

Sin embargo, el edificio de San Roque es privado y además está en medio de un proceso judicial, según algunos propietarios afectados que esperan que la situación se resuelva lo antes posible.

Para llevar a cabo el desalojo de los okupas, por tanto, el proceso tendría que ser similar al de San Fernando, donde se ha okupado un bloque entero entre la calle Torres Naharro y la avenida Carolina Coronado. El propietario debe presentar una denuncia y pedir un desahucio de precario, es decir, de las personas que habitan en el edificio sin el título correspondiente y sin pagar renta. Las gestiones pueden alargarse más de un año.

Bloque ocupado en San Fernando:: C.M.

En San Fernando reclaman mayor presencia policial

En San Fernando hay otro edificio completo okupado ilegalmente tal y como desveló HOY. Se trata de un bloque de pisos entre la avenida Carolina Coronado y la calle Torres Naharro. Este viernes varios vecinos pidieron que se incremente la presencia policial en la zona hasta que se resuelva el desalojo de este edificio.

Los residentes relacionan un robo en un trastero con la okupación de este inmueble. Está en un garaje que comparte espacio con el bloque donde se instalaron los okupas hace solo unos días.

«Hay miedo en el barrio porque la sensación es de inseguridad. Hay muchos coches siempre aparcando y gente entrando y saliendo y parece que cada día se instalan más. No queremos que estas calles, que son muy tranquilas, tengan conflictos», se lamentó un residente que no quiso desvelar su identidad. «Porque no sabemos qué tipo de personas se han instalado. Todo da mucho miedo», concluyó.

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