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El juego del tubo de calimocho, ayer, en Santa María de la Cabeza. :: casimiro moreno

Los vecinos piden que se acabe con los botellones en Santa María de la Cabeza

Desde el domingo, debido a las novatadas, hay fiesta tanto de día como de noche y los residentes exigen que actúe la Policía Local

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Jueves, 14 de septiembre 2017, 07:25

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El juego del tubo de calimocho. Se llena una cañería flexible de la mezcla de vino y refresco de cola. Dos personas se colocan a los lados y soplan. Gana el que tenga más fuerza y consiga que el líquido empape a su contrincante. Ayer un centenar de universitarios estuvo jugando a este entretenimiento toda la mañana en la plaza de Santa María de la Cabeza ante la mirada de sus vecinos.

Los universitarios han desembarcado en Badajoz y con ellos las quejas por las fiestas. Desde el domingo la Plaza de Santa María de la Cabeza, en pleno centro de la ciudad, se ha convertido en su refugio. A pesar de que está prohibido, celebran botellones de día y de noche con motivo de las novatadas. Hay ruido, basura e incluso un cuarto de luces del parque que se ha convertido en un baño improvisado. Los vecinos no pueden más y exigen que intervenga la Policía Local.

El domingo se dejaron ver los primeros universitarios en la Plaza de Santa María de la Cabeza. Fue a mediodía. «En cuanto vimos un grupo con la cara pintada, dijimos: 'las novatadas', y te echas a temblar», recuerda Francisco Delgado, vecino de la zona. En su caso no escucha el ruido, porque sus ventanas dan a otra calle, «pero me levanto por la mañana y para recoger el coche tengo que oler la basura, las vomitonas, pisar las botellas rotas y de todo», se lamenta.

El problema también se repite en la Plaza de Conquistadores, en Santa Marta y en Nicolás de Velasco

Desde el domingo los universitarios han acudido a esta plaza a diario. Suele haber concentraciones por la mañana y también al atardecer hasta altas horas de la noche. Un vecina, que no quiere dar su nombre, explica que el botellón se suele alargar desde las ocho de la tarde hasta la una de la madrugada.

Jesús Rincón, otro vecino, está harto. «Cada año igual. Ruidos de botellas rotas, cantan, corren y se persiguen. No se puede vivir así. Y además un lunes, un martes. Les da igual el día». Este vecino, como otros, piden que la Policía Local intervenga lo antes posible para acabar con estos botellones ilegales.

La Asociación de Vecinos de Santa Marina ha luchado durante años para acabar con este tipo de practicas que tienen lugar tanto en la Plaza de Santa María de la Cabeza como en la Plaza de Santa Marta, más conocida como el 'Pirulo'. Además de las molestias puntuales, el ruido y la suciedad, estas concentraciones ha dañado ambas zonas. Un ejemplo es la fuente que antes había en Santa María de la Cabeza y que ya no funciona. Los vecinos también teme que se dañe el cuadro eléctrico. Se trata de una habitación pequeña que está abierta y que los jóvenes están utilizando como baño estos días.

José Manuel Garófano, de la agrupación vecinal de Santa Marina, indica que el problema se tranquiliza durante los meses de verano, pero que ha vuelto con fuerza debido al retorno de los universitarios, «hasta que los controlen la policía», se lamenta.

Se extiende por el barrio

Garófano señala que el botellón no solo se limita a Santa María de la Cabeza. «También están en Santa Marta, en los aparcamientos de Nicolás Velasco, en otras calles se meten entre los coches y también en el parque nuevo, en Conquistadores», explica este representante vecinal. Este último caso es especialmente grave porque solo hace unas semanas que el parking Conquistadores, y el jardín que hay encima, fueron inaugurados, y ya se utilizan como zona de botellón.

Ante esto José Manuel Garófano pide a la Policía Local que intervengan lo antes posible para cortar este fenómeno. Tradicionalmente este tipo de fiestas se extienden hasta el mes de octubre y los vecinos advierten: «No vamos a poder aguantarlo. Nadie se merece oler a meado al salir de casa y andar entre gente borracha en pleno día», concluye Paco Delgado.

En Badajoz, hasta el año pasado, había tres zonas autorizadas para el botellón. Los alrededores del Nuevo Vivero, el Paseo Fluvial y el ferial de Caya. Desde hace un año solo esta última ubicación es legal. Esto ha provocado un problema porque los jóvenes se resisten a acudir hasta la frontera. Los universitarios, que solían moverse por el centro, normalmente por el río, han optado por dividirse por las plazas de Santa Marina en las novatadas en lugar de ir al ferial.

El problema se ha intensificado con el desembarco de los universitarios, pero no es nuevo. Desde la primavera, con el buen tiempo, muchos barrios de la ciudad han denunciado botellones ilegales. Al no poder acudir al Paseo Fluvial, han optado por beber en Puerta Trinidad, el aparcamiento de El Campillo, la Alcazaba, Ronda Norte e incluso algún parque de Las Vaguadas. Las quejas de los vecinos se han disparado.

Recientemente la Policía Local ha anunciado que ha intensificado la vigilancia contra los botellones fuera de la única zona autorizada. En concreto el lunes comenzó una operación de controles «exhaustivos y contundentes» en las zonas no autorizadas, según aseguró el cuerpo municipal que recordó que las multas pueden ser hasta de 300 euros.

Sin embargo, los vecinos de Santa Marina aseguran que los agentes no han conseguido cortar las fiestas que se celebran día y noche en las plazas de su barrio.

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