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Los alumnos del instituto de Gévora realizan un ejércicio pintando con la boca. :: c. moreno
Tareas para perder los prejuicios

Tareas para perder los prejuicios

El objetivo de la iniciativa es luchar por la normalización y que las personas con discapacidad no sean apartadas Alumnos del colegio de la Luz dan charlas en otros centros para hablar de discapacidad

NATALIA REIGADAS

BADAJOZ.

Sábado, 22 de septiembre 2018, 09:30

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«Me llamo Alfredo. En el colegio estudiamos matemáticas, lengua, informática y a veces hacemos excursiones. En casa, cuando no tengo actividades, me gusta mirar el móvil y jugar a la consola. También quedar con los amigos. De mayor quiero ser psicólogo». Así se presentó ayer Alfredo Guerrero, de 16 años, a los alumnos del instituto Colonos de Gévora, que no es su centro escolar. Estudia en el colegio Nuestra Señora de la Luz y tiene discapacidad intelectual. Su visita de ayer fue para demostrar a gente de su edad que no son tan distintos, apenas nada.

«En estas charlas los estudiantes descubren que tienen enfrente a otros estudiantes igual que ellos, que van a clase, que tienen sus mismos gustos y que en el futuro quieren tener un trabajo para ganarse la vida», dice Elena González, técnico del programa de normalización del Nuestra Señora de la Luz. Este tipo de iniciativas, destaca esta experta, son necesarias porque aún quedan muchos prejuicios por romper. «No sabemos tratar a las personas con discapacidad, no vemos lo válidos que son y los hacemos sentir como a parte del resto de la sociedad».

El programa de normalización del colegio de la Luz dura seis meses cada curso y sus organizadores acuden a centros de salud, empresas y también a centros educativos. El IESO Colonos ha sido el primero este año, pero antes de Navidad acudirán a otras cuatro escuelas al menos, tanto de Primaria como de Secundaria. Incluso esperan colaborar con la universidad.

Cada sesión está dividida en dos partes. En la primera se explica de forma sencilla qué es la discapacidad. «Son chavales como vosotros ¿Hay diferencia? Estudian, tienen amigos, los mismos gustos. Solo necesitan algo más de tiempo para hacer algunas cosas, pero seguro que vosotros tenéis alguna asignatura en la que necesitáis un poco más de tiempo ¿a qué si?», les dijeron mientras los estudiantes asentían en sus pupitres.

A la actividad de ayer acudieron siete usuarios del Nuestra Señora de la Luz, dos de ellos estudiantes de su colegio y el resto participantes en el centro especial de empleo que les contaron, por ejemplo, cómo fabrican belenes o manualidades para encontrar una salida laboral. Además de Alfredo, el otro estudiante fue Óscar, que además es de Gévora, así que pudo contarle a sus paisanos que suele salir por el poblado con sus amigos, o que, como a ellos, le encanta el 'Fortnite'. Los estudiantes le dieron la razón.

Sentir la discapacidad

La segunda parte de la actividad fue práctica. Ya en el patio del colegio, y divididos por grupos, los escolares fueron experimentando lo que es sufrir algún tipo de discapacidad. Por ejemplo, completaron un recorrido con los ojos vendados, pintaron su nombre utilizando un pincel sujeto con la boca o fueron empujados en silla de ruedas por un circuito para luego tratar de encestar en la canasta sin levantarse. «Me ha parecido divertido, aunque es difícil», dijo Marta Hermoso , del 12 años. «Pintar con la boca, no sé. Mejor repasarlo con la mano», opinó su compañera de clase, Laura Amador.

La iniciativa se celebró en Gévora a iniciativa del departamento de Orientación del instituto. Una de las orientadoras, Eva Monroy, detalló ayer que en primero han entrado alumnos con necesidades educativas especiales y que quieren trabajar para lograr su integración.

Este también es el deseo de Elena González, la coordinadora del proyecto. «Que se normalice la situación y que la sociedad les vea como personas tan válidas como cualquier otra».

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