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Lunes, 31 de agosto 2020, 08:25
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Un F-5 tiene pedales. Un Eurofighter también. Como los de cualquier vehículo. Solo que no sirven para acelerar o frenar. Su utilidad, cuando el avión está en tierra, es realizar los giros. Hacen, si vale la comparativa, la función del volante en un coche. «Mueven el timón de cola en los reactores», explica con más precisión Nacho Cano, el informático que está detrás de Skydronex.
Uno de los últimos proyectos de esta empresa, alojada en el Parque Científico y Tecnológico de Badajoz y especializada en drones, es un simulador de vuelo que ha llegado al Ministerio de Defensa. En la base aérea de Talavera se va a utilizar para formar a los alumnos de la Academia General del Aire, que ya han llegado a Extremadura para afrontar su último curso de la modalidad de caza y ataque y que saldrán siendo pilotos de combate del Ejército del Aire. «Utilizamos la realidad virtual para completar la formación y ampliar las horas de vuelo», exponen desde la base, que creen que este tipo de iniciativas sirven para estar al mismo nivel formativo que ejércitos como el estadounidense.
El desarrollo de Skydronex «simula y emula la realidad», comenta Cano, que insiste en la sensación realista que tiene su simulador, como la tensión que transmiten los pedales o el movimiento de los mandos. «Esos sistemas de simulación sirven para proyectos de aprendizaje, porque abaratan costes y ahorran tiempo», destaca Antonio Rodríguez, director comercial de Skydronex. Desaparece, entre otras cosas, el gasto de combustible que necesita un reactor para volar a más de 1.200 kilómetros por hora en una práctica.
Nacho Cano | CEO de Skydronex
El simulador está formado por varios dispositivos. Además de los pedales, está el mando de dirección y la palanca de gases, que sirve para dar potencia a la aeronave. Todos estos elementos reaccionan igual que los de un avión en movimiento y su uso se refleja en las pantallas y en las gafas de realidad virtual que se coloca la persona que maneje el sistema.
Los instructores pueden seguir las evoluciones de los alumnos por las pantallas, pero también disponen de la información de cada vuelo que queda recogida en el ordenador.
Otro de los aspectos que tiene gran importancia para la formación es que los pilotos ven en el simulador un entorno físico real. Despegan de Talavera, sobrevuelan la Alcazaba, cruzan el Guadiana... Para ello, Cano, que se formó en el campus de Cáceres de la Universidad de Extremadura, ha tenido que incluir en su programa todos los detalles. «Voy a tener que añadir las placas solares que se han instalado hace poco en las proximidades de Badajoz, porque nos dicen desde la base de Talavera que les son de gran utilidad a los pilotos para ubicarse cuando vuelan orientándose por lo que ven desde el avión, lo que ellos llaman volar por referencia», afirma este informático.
En la simulación se pueden cargar misiones en las que varios aviones vuelen juntos, y se vean los unos a los otros, o las condiciones meteorológicas en tiempo real. Esto tiene dos ventajas. Por un lado, los alumnos pueden continuar con su formación un día que la lluvia, la niebla o cualquier otra incidencia no permita mover los reactores. También, facilita que los pilotos practiquen en situaciones en las que volar supondría un riesgo inasumible para una sesión de formación, como puede ser una tormenta. «Se puede llevar el aprendizaje al límite de la seguridad sin que los pilotos corran peligro ni los aviones se dañen», cita entre sus ventajas Rodríguez cuando todas las pantallas funden a rojo y se deja de ver el horizonte simulado. «Esto sucede porque el sistema detecta que los movimientos bruscos realizados harían que, debido a la fuerza G, el piloto pudiera llegar a perder la conciencia», remarca Cano.
Por supuesto, esos parámetros se pueden ajustar. «El departamento médico de la base de Talavera puede pedirnos las modificaciones que considere oportunas», señala el CEO de la empresa pacense, que anuncia que uno de los objetivos que se marcan para el futuro es que los alumnos sientan la gravedad mientras utilizan el simulador.
Los siguientes pasos que van a dar desde la empresa irán en esa dirección. La idea es acercarse todavía más a las sensaciones de pilotar un avión a reacción. Ahora, sirve para entrenar a los alumnos en las rutinas previas al vuelo, como las comprobaciones en el exterior de la aeronave que realizan los pilotos antes de entrar en la cabina o la activación de los diferentes equipos ya sentados frente a los mandos. Esto último lo hacen con el puntero del ratón del ordenador, pero la idea es diseñar un guante que sirva para que este proceso se haga también mediante realidad virtual. «También queremos contar con un asiento lo más parecido posible al de un avión real», añade Rodríguez.
Todos estos detalles son los que han llamado la atención del Ejército español, cuyos responsables vieron el simulador por primera vez a principio de año. «Realmente es un motivo de orgullo que sea un desarrollo extremeño», afirma Javier Vidal, coronel jefe de la base de Talavera.
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