El robo de 400.000 euros en Olivenza, a juicio

Cuando la Guardia Civil arrestó a los presuntos autores ya dejó claro que habían hecho un seguimiento a la familia para asegurarse de que todos estaban fuera. Este martes, en el juicio, de nuevo se habló de esa circunstancia. «Desde el primer momento pensé que había sido Vicente», dijo el hijo del matrimonio que sufrió el robo.

Ese joven fue el último en declarar en una mañana en la que se aclaró parcialmente el asunto cuando dos de los cuatro acusados reconocieron su participación. Se trata de César A. G. R. y Francisco J. G. D., que confesaron el robo pero evitaron responder a las preguntas que iban a plantearles la acusación y el fiscal.

Distinta fue la posición de los otros dos acusados: Vicente F. B., con antecedentes penales por estafa, y su hijo Vicente F. C. Ambos se negaron a responder a las acusaciones pero no tuvieron inconveniente en contestar a las preguntas de Francisco Conde, el abogado que los representa.

El padre reconoció haber contactado unos 15 días antes con el empresario oliventino para comprarle un caballo, quedando finalmente con el hijo para ver uno de sus animales el día del robo.

Tras concertar la cita, Vicente F. B. se desplazó a Olivenza en compañía de su hijo y otro de los acusados. Los tres fueron vistos en el Bar La Marina. Más tarde, a las 13.25 horas, Vicente F. B. llegó a la finca para ver el caballo y en torno a las 14.30 horas, cuando ya se había marchado, telefoneó al hijo del empresario para pedirle una foto del animal.

El hijo del empresario explicó ayer que mientras le estuvo enseñando el caballo Vicente F. B. recibió multitud de llamadas a las que no respondió. Le extrañó esa circunstancia y también que no lo acompañara su hijo, puesto que le había dicho que el caballo era para él. También le chocó que a las 14.30 horas le pidiera esa foto, puesto que el día anterior le había enviado un vídeo del caballo. Esos tres detalles, unidos al hecho de que pocos días antes su padre había visto a Vicente F. B. en las proximidades de la finca en la que tenía los equinos, hicieron que sospechase del comprador, quien también sabía que el matrimonio iba a ir ese día a Portugal porque el propio empresario se lo había dicho esa mañana.

La Guardia Civil también ratificó en el juzgado que cuando registraron la casa de Vicente F. B. encontraron 140.000 euros, una llave de la casa en la que se produjo el robo, las tuercas de uno de los pares de pendientes robados y una funda de almohada similar a la que utilizaba el empresario para guardar el dinero. Además, el dinero apareció en fajos de 10.000 sujetos por gomas, tal y como los describió el empresario cuando dio cuenta del robo.

Vicente F. B. justificó que ese dinero estuviera en su casa porque se dedica a la venta de aceite de oliva a granel y acostumbra a guardar importantes cantidades de dinero en casa porque los proveedores le hacen un descuento del 7% si paga en efectivo. En lo referido a la llave —la Guardia Civil confirma que es idéntica a la de la puerta de acceso de la casa en la que robaron– Vicente F. B. asegura que abría una puerta de su casa de campo. Además, justificó la aparición de las tuercas de los pendientes en el hecho de que la nave en la que se halló el dinero era utilizada por varios de sus hermanos para guardar enseres. «Yo no he entrado en la casa de ese señor, vivo suficientemente bien para no tener que robarle a nadie».

Tras él intervino su hijo, que solo respondió a las preguntas de su abogado. En su caso, reconoció ser amigo de los dos jóvenes que confesaron el robo, pero negó su participación.

El guardia civil que coordinó la investigación dijo que no tiene dudas de que el padre y el hijo participaron en el robo y detalló que los teléfonos de todos los acusados fueron ubicados ese día en el acceso a la finca a la que se desplazó Vicente F. B. a ver el caballo. El juicio continuará hoy en la audiencia Provincial de Badajoz.