Borrar

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

A estas alturas de abril prácticamente todo pacense tiene algún conocido en alguna lista de algún partido. Seguramente este paso adelante, como se dice para transmitir compromiso en la jerga política, ya se barruntaba en las cenas navideñas al primer gin tonic. Ahora la decisión es firme y pública. No hay paso atrás y decenas de concejales en potencia ya guardan en sus maleteros pins, pulseras, bolígrafos y pegatinas con su logo. Su primera misión, hablar bien de sus posibles diputados nacionales como entrenamiento previo. La segunda, decir que su 'jefe' ganó el debate anoche aunque no se lo crea. La tercera, sonreír aunque no apetezca.

A las elecciones municipales del 26 de mayo concurren más de media docena de formaciones políticas. Son unos 160 aspirantes de los que apenas una cuarta parte tienen posibilidades de pisar despacho, aunque sea compartido. Al final, son poco más de 40 candidatos con opciones de ocupar los 27 escaños que tiene el salón de plenos del ayuntamiento de Badajoz. En realidad son menos porque en la oposición hace frío. Solo la mitad más uno gobernará, unas catorce personas de las que, en teoría, la mitad seguirá con su trabajo y la otra mitad será liberada, presuntamente por el bien de la ciudad.

Esos seis u ocho hombres y mujeres se sentirán tocados por el destino y sentirán las cosquillas del poder municipal. Ya saben, un secretario, hacer esperar, señalar en un catálogo un tipo de farola con el dedo y que ese diseño brote en un parque de la ciudad, guasapear con el alcalde, no preocuparse por las entradas de Bertín Osborne o Juanito Makandé y saber que en cada paseo oficial habrá fotógrafos alrededor que borran tus fotos si sales masticando.

Unos se han aventurado a entrar en política impulsados por una auténtica vocación de servicio público, otros por darle emoción a su vida; los habrá que ya tienen su plan para trepar hasta el Senado y quienes dijeron que sí más por odio al adversario que por convicción en el programa que ahora deben defender, aun rechazándolo en la intimidad.

Hay tantas razones por las que tienen mi admiración que cada vez es más complicado elegir quién prefiero que me administre.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios